miércoles, 8 de diciembre de 2010

Excelente discurso de Vargas Llosa


He aquí algunos fragmentos del discurso de Vargas Llosa en la recepcion del Premio Nobel. Destacan sus cariñosas referencias al teatro:

El paraíso de la infancia no es para mí un mito literario sino una realidad que viví y gocé en la gran casa familiar de tres patios, en Cochabamba, donde con mis primas y compañeros de colegio podíamos reproducir las historias de Tarzán y de Salgari, y en la Prefectura de Piura, en cuyos entretechos anidaban los murciélagos, sombras silentes que llenaban de misterio las noches estrelladas de esa tierra caliente. En esos años, escribir fue jugar un juego que me celebraba la familia, una gracia que me merecía aplausos, a mí, el nieto, el sobrino, el hijo sin papá, porque mi padre había muerto y estaba en el cielo. Era un señor alto y buen mozo, de uniforme de marino, cuya foto engalanaba mi velador y a la que yo rezaba y besaba antes de dormir. Una mañana piurana, de la que todavía no creo haberme recobrado, mi madre me reveló que aquel caballero, en verdad, estaba vivo. Y que ese mismo día nos iríamos a vivir con él, a Lima. Yo tenía once años y, desde entonces, todo cambió. Perdí la inocencia y descubrí la soledad, la autoridad, la vida adulta y el miedo. Mi salvación fue

jueves, 25 de noviembre de 2010

ANA MARÍA MATUTE, PREMIO CERVANTES


"La vida es mágica; escribir, también"

Éstos son algunos recuerdos de Ana María Matute acerca de su pasión por la literatura. Como cuando hacía con cinco años bajo la cama o encerrada dentro de un armario, Matute sigue leyendo como una posesa: "Más de media vida larga me la he pasado leyendo; es importantísimo; por eso pude escribir Pequeño teatro con 17 años: esos sentimientos los conocía porque los había leído en Dickens y Dostoievski". Los escritores rusos "son lo máximo: mi amor por los cuentos es culpa de Chéjov, cuyos relatos me parecen mejor que su teatro".

Devoradora ahora de una novela negra que ha redescubierto ("con Denis Lehane y Michael Connelly me cae la baba; lástima que no tenga yo capacidad para ese género: ¡ahí cabe todo!"), sigue pensado que su mejor obra es Olvidado rey Gudú, quizá porque salió tras casi 20 años de silencio. "Sufrí mucho; la depresión, sobre todo si no sabes de qué viene, es muy dura; la vida pasa factura, ¿sabes? Pero bueno, quizá de perder todo aquello salió todo esto". Pues bien empleado.

jueves, 7 de octubre de 2010

Premio Nobel para Vargas Llosa


Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, escritor y académico de origen peruano y nacionalizado español en 1993, es uno de los innovadores de la novela realista. También ha cultivado el periodismo y la crítica de cine y arte, con un trabajo distinguido con los máximos premios hispanos: Príncipe de Asturias de las Letras (1986, compartido con Rafael Lapesa), Planeta (1993 por Lituma en los Andes) y Cervantes (1994).

Nació el 28 de marzo de 1936 en Arequipa (Perú). Hijo único, sus padres se acababan de separar en el momento de su nacimiento. Su infancia transcurrió al lado de la familia materna, lejos del país.

Cuando apenas tenía un año se trasladó con su madre a Cochabamba (Bolivia), a donde su abuelo había sido enviado como cónsul.

miércoles, 2 de junio de 2010

"Caperucita y el lobo machista" de Pérez Reverte


Ahora que habéis leído "El capitán Alatriste", no os perdáis este divertido artículo sobre el lenguaje políticamente correcto que defienden algunos políticos.


Hoy me he levantado con talante. Como después de haber publicado El pequeñohoplita -un cuento sobre un niño en las Termópilas, que tanto debe a su magnífico ilustrador, Fernando Vicente- le tomé el gusto a la narrativainfantil, he decidido echar un cable. Ayudar a que nuestra ministra deIgualdad y Paridad, Bibiana Aído, rubia joya de la corona, haga realidad subonito proyecto de conseguir que los cuentos tradicionales para pequeñoscabroncetes sean desterrados de escuelas y hogares, y dejen de ser unreducto machista, sexista y antifeminista. O que, expurgados y reconvertidosa lo social y políticamente correcto, contribuyan, ellos también, a laformación de futuras generaciones de ciudadanos y ciudadanas ejemplares yejemplaras. Como está mandado. Al principio pensaba hacerlo con el cuento de Blancanieves y las sietepersonas de crecimiento inadecuado; que, como sostiene Bibiana, requiere,título aparte, una remodelación general urgente. Pero ciertos indicios deintolerable violencia machista en la casita del bosque, como que sea unamujer quien cargue con todas las labores del hogar, o que no haya paridad desexos en el número de individuos que trabajan en la mina -su número imparcomplica además el asunto-, me decidieron a dejarlo para más adelante. Lointenté luego con La soldadita de plomo y ploma; y no es por echarme flores,pero lo tenía casi resuelto. Una soldadita de plomo de la ULFF -UnidadLegionaria Femenina Feroz-, terror de los talibanes afganos y de los piratasdel Índico, impedida en su extremidad locomotriz por haber caído poco metalen el molde cuando la fundían. O sea, incompleta física de una pierna, paraentendernos. O no. Lo que antes se decía, en jerga fascista, coja. Y que,desde su repisa en el cuarto de juegos de una niña, se enamora de unbailarín de ballet de papel maché que está enfrente, puesto tal que así, depuntillas, y que tiene una bonita lentejuela de plata en el prepucio. Se loleí a mi hija por teléfono, a ver qué tal iba la cosa; pero al llegar a lode la lentejuela me aconsejó dejarlo. Te van a malinterpretar, dijo. Así queal final me decidí por un clásico inobjetable: Caperucita Roja. Y está feoque lo diga, pero la verdad es que lo he bordado. Creo. Caperucita Roja camina por el bosque, como suele. Va muy contenta, dandosaltitos con su cesta al brazo, porque, gracias a que está en paro y esmujer, emigrante rumana sin papeles, magrebí pero tirando a afroamericana decolor, musulmana con hiyab, lesbiana y madre soltera, acaban de concederleplaza en un colegio a su hijo. Va a casa de su abuelita, que vive sola desdeque su marido, el abuelito, le dio una colleja a Caperucita porque no sebebía el colacao, ésta lo denunció por maltrato infantil, y la Guardia Civilse llevó al viejo al penal de El Puerto de Santa María, donde en espera dejuicio paga su culpa sodomizado en las duchas, un día sí y otro no, porrobustos albanokosovares. Que también tienen sus necesidades y sus derechos,córcholis. El caso es que Caperucita va por el bosque, como digo, y en éstasaparece el lobo: hirsuto, sobrado, chulo, con una sonrisa machista que ledescubre los colmillos superiores. Facha que te rilas: peinado hacia atráscon fijador reluciente y una pegatina de la bandera franquista, la de lagallina, en la correa del reloj. Y le pregunta: «¿Dónde vas, Caperucita?». Alo que ella responde, muy desenvuelta: «Donde me sale del mapa delclítoris», y sigue su camino, impasible. «Vaya corte», comenta el lobo,boquiabierto. Luego decide vengarse y corre a la casa de la abuelita, dondeejerce sobre la anciana una intolerable violencia doméstica de género ygénera. O sea, que se la zampa, o deglute. Y encima se fuma un pitillo. Elfascista. Cuando llega Caperucita se lo encuentra metido en la cama, con lacofia puesta. «Que sistema dental tan desproporcionado tienes, yaya», ledice. «Qué apéndice nasal tan fuera de lo común.» Etcétera. Entonces el lobole da las suyas y las de un bombero: la deglute también, y se echa a dormirla siesta. Llegan en ésas un cazador y una cazadora, y cuando el cazador vaa pegarle al lobo un plomazo de postas del doce, la cazadora contiene a sucompañero. «No irás a ejercer la violencia -dice- contra un animal de labiosfera azul. Y además, con plomo contaminante y antiecológico. Es mejorafearle su conducta.» Se la afean, incluido lo de fumar. Malandrín,etcétera. Entonces el lobo, conmovido, ve la luz, se abre la cremallera que,como es sabido, todos los lobos llevan en la tripa, y libera a Caperucita ya su provecta. Todos ríen y se abrazan, felices. Incluido el lobo, que dejael tabaco, se hace antitaurino y funda la oenegé Lobos y Lobas sinFronteras, subvencionada por el Instituto de la Mujer. Fin.

sábado, 1 de mayo de 2010

Los géneros chicos



Cuando se estudia la época realista, se profundiza en la novela, pero se pasa casi de puntillas por el teatro; como mucho, se le dedica un tiempo a la alta comedia, o al posromanticismo. Pocas veces se presta atención al género chico, a pesar de la importancia que tuvo en su momento.
Llamamos género chico a un enorme corpus de piezas teatrales breves, más de cinco mil, representadas todas entre 1870 y 1910. La duración del género hace que participen en su elaboración escritores de dos generaciones: la del 68 y la del 98. La denominación de chico proviene de su extensión, nunca mayor de una hora, pero con el tiempo fue aplicada a su calidad.
La precipitación en la valoración ha hecho, además, que se juzgue como un todo un conjunto tan amplio, en el que, como veremos más adelante, es necesario distinguir al menos seis subgéneros, tan diferentes entre sí como la parodia o el sainete. No habría que hablar, pues, de género, sino de géneros chicos.
La desatención hacia el género chico no es nueva, y en sus orígenes está relacionada con la valoración negativa que merece toda la época de la Restauración; no en vano fue Valle Inclán, el más vanguardista de la generación del 98, quien llamó a Galdós “don Benito el Garbancero”. Durante la época franquista se utilizó este teatro, al igual que la zarzuela grande, la tonadilla, y otros géneros más o menos folclóricos, como símbolo de las eternas esencias de la España nacional. De ahí que, desde un falso progresismo se ha visto durante décadas con desdén este teatro. Por otro lado, no ha de olvidarse el prurito seudocultista de menospreciar todo aquello que se acerque a lo popular. Así, F. Ruiz Ramón, en la única página que dedica al género en su Historia del teatro español, afirma que significa un achabacanamiento de la escena y una vulgar limitación de la realidad y de los medios expresivos dramáticos. En parecidas y escuetas interpretaciones abunda, por ejemplo, J. I. Ferrera2, como suele suceder en los manuales de historia de la literatura, incluso en las historias del teatro español, tal vez debido, también, a ser, algunos de ellos, géneros centáuricos, dada su mezcla de música y texto, y quedar por tanto su estudio en terreno de nadie.

viernes, 30 de abril de 2010

LOS DOBLETES EN LA LENGUA


Me parece un artículo interesante. El doblete es una herramienta útil para dar expresividad al lenguaje y para ahorrarnos la creación de neologismos. Pero si se recurre a los dobletes con demasiada reiteración, el discurso puede resultar cansino.



Amando de Miguel.

Recuerdo el principio de economía del lenguaje. Para comunicarnos empleamos el menor esfuerzo posible en signos, palabras y frases. Muchas voces son polisémicas, esto es, pueden significar varias cosas según el sentido de la frase. Pero luego interviene el principio contrario de la expresividad. No solo nos comunicamos, sino que, a través de las palabras, manifestamos sentimientos. Ahí entra el barroquismo de la expresión. Una combinación de los dos principios es el de los que podríamos llamar «dobletes». Consisten en juntar dos sustantivos, de tal forma que el resultado es un nuevo concepto. En lugar de inventar una palabra nueva, la formamos con dos sustantivos conocidos. Por ejemplo, «idea fuerza» o «chalet piloto». Esta fórmula quizá provenga del inglés, donde los dobletes se hacen con toda facilidad. La razón es que, al anteponer un sustantivo a otro, el primero hace de adjetivo. Por ejemplo, death penalty (= pena de muerte). En español no podemos decir «muerte pena», como quizá diría un niño o una persona que estuviera aprendiendo el español como lengua extranjera.

En el origen del lenguaje, primero llegaron los sustantivos y algunos verbos. En último término aparecieron los adjetivos, que son las cualidades de los sustantivos. Ese proceso se percibe muy bien en el modo que tiene un niño de ir aprendiendo la lengua materna. Por eso mismo, los dobletes de dos sustantivos juntos remedan un poco el lenguaje infantil. Veamos ya algunos ejemplos de dobletes. Han aparecido hace poco tiempo; muchos forman parte de la jerga coloquial pero con ínfulas técnicas. Hay algunos más clásicos, como «ciudad jardín», «guerra relámpago» o «libro homenaje». Hay otros casos en los que el doblete, más que expresar una nueva idea, representa más bien el doble uso que se da a la cosa. Por ejemplo, «salón comedor», «sofá cama», «falda pantalón» o «conferencia coloquio».

El mundo del transporte es propicio a la formación de dobletes: «carril bici», «camión cisterna», «barco nodriza», «bono bus», «bus vao», «tractor oruga».

Hay veces en las que el doblete se emplea para acuñar un nuevo concepto con un aire un tanto despectivo o por lo menos que rebaja la calidad de la primera palabra. Ejemplos: «juez estrella», «salario base», «comida basura», «coche bomba», «mujer objeto», «tren botijo».

El doblete es una herramienta útil para dar expresividad al lenguaje y para ahorrarnos la creación de neologismos. Pero si se recurre a los dobletes con demasiada reiteración, el discurso puede resultar cansino. El idioma español (frente al inglés, por ejemplo) tolera mal las repeticiones de palabras, las cacofonías (sonidos parecidos cercanos), incluso las rimas en la prosa.

viernes, 26 de marzo de 2010

Neanderthal: un sofisticado sistema de comunicación oral



Los hombres de Neandertal tenían un sistema de comunicación oral muy «eficiente» y «rápido», y disponían de «un conjunto de adaptaciones anatómicas» relacionadas con el lenguaje, según sostienen los prestigiosos paleontólogos Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez.

El codirector del equipo de investigaciones del yacimiento de Atapuerca Juan Luis Arsuaga y el profesor titular de la Universidad de Alcalá de Henares Ignacio Martínez defienden esta tesis en un artículo publicado en el último número de la reconocida revista científica vasca «Munibe», recogido hoy por EFE.

En esta publicación, ambos científicos mantienen que el linaje neandertal presenta características «relacionadas con una alta eficiencia en la comunicación oral» como su «elevada encefalización» y un desarrollo de las áreas de Broca y Wernicke (vinculadas con la producción y comprensión del lenguaje) «comparable» a las nuestras.

Además, han constatado la presencia en el ADN neandertal de la variante humana del gen «FOXP2», «estrechamente relacionado con los procesos mentales involucrados en la producción del lenguaje».

Han comprobado asimismo que en los neandertales la distancia entre los huesos vómer y occipital —relacionados con el habla— es «acortada» como en los homo sapiens, y que el hioides también corresponde al «tipo humano moderno, tanto métrica como morfológicamente», todo ello unido a un «patrón auditivo» similar al nuestro y que «permite un elevado flujo de información acústica».

El conjunto de estos indicios relacionados con la capacidad de hablar puede ser explicado, según Arsuaga y Martínez, «recurriendo a diferentes hipótesis para cada uno de ellos» pero, a su juicio, resulta «más sencillo» admitir que tanto el hombre de neandertal como su predecesor, el homo heidelbergensis, «disponían de un sistema muy eficiente de comunicación oral».

El hombre de Neandertal, que habitó Europa durante unos 300.000 años, coincidió en este continente con nuestra especie en un intervalo de unos 10.000 años hasta que finalmente se extinguió hace cerca de 30.000. Entre otros aspectos, esta especie se diferenciaba de nosotros por su menor talla y mayor corpulencia, además de poseer un cráneo muy característico en forma de balón de rugby con ausencia de mentón y un arco óseo sobre los ojos muy marcado.

viernes, 12 de marzo de 2010

MUERE MIGUEL DELIBES


Recordemos a Delibes en sus textos y en sus opiniones. Es la mejor manera de homenajearlo.

Miguel Delibes El disputado voto del señor Cayo

" La voz de Rafa se fue haciendo, progresivamente, más cálida, hasta alcanzar un tono mitinesco: -Ahora es un problema de opciones, ¿me entiende? Hay partidos para todos y usted debe votar la opción que más le convenza. Nosotros, por ejemplo. Nosotros aspiramos a redimir el proletariado, al campesino. Mis amigos son los candidatos de una opción, la opción del pueblo, la opción de los pobres, así de fácil. El señor Cayo le observaba con concentrada atención, como si asistiera a un espectáculo, con una chispita de perplejidad en la mirada. Dijo tímidamente: -Pero yo no soy pobre. "


Miguel Delibes El camino
Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto. Él creía saber cuanto puede saber un hombre. Leía de corrido, escribía para entenderse y conocía y sabía aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas cosas más cabían en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, según decían, de siete años y, después los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos años, por lo menos. ¿Podría existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce años de esfuerzo, tres más de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo -pensaba el Mochuelo- y, a fin de cuentas, habrá quién, al cabo de catorce años de estudio no acierte a distinguir un rendajo de un jilguero o una boñiga de un cagajón. La vida era así de rara, absurda y caprichosa. "

UNA DE LAS ÚLTIMAS ENTREVISTAS CONCEDIDAS POR DELIBES

Imagínese ante una estantería de sus propios libros, y usted no es el autor, sino Miguel Delibes, un lector. ¿Por qué libro empezaría?
No es fácil imaginarse una situación así, pero yo, como lector, suelo iniciarme con un autor por lo más corto que encuentre: en mi caso personal empezaría por Viejas historias de Castilla la Vieja. Y si me gustase, iría aumentando el volumen de mis lecturas respetando la cronología, aunque sin ningún rigor.

Hay una obra de soledad, 'Cinco horas con Mario'. ¿Cómo nace? Don Miguel, ¿la soledad se combate? ¿Sale uno victorioso, o la soledad ya es una vestimenta, va con nosotros a las fiestas y a las despedidas?
Por de pronto, no hay que confundir la soledad con la falta de compañía. La primera la padezco como viudo fiel que he sido, pero no la segunda, ya que me siento muy arropado. Mis hijos están conmigo. Los vecinos me paran en la calle para preguntarme por la salud, el Ayuntamiento de mi ciudad pone mi nombre a lugares culturales notables. Mi familia y amigos se desviven por atenderme, me abastecen de la compañía que necesito. ¿Puedo quejarme yo de soledad?

¿Y qué hace la literatura para ayudarnos, la creación artística? ¿O cuando hay dolor ya se acabó todo, no nos ayuda ni Dios?
A veces, Dios ayuda. Ayuda a mucha gente que lo reconoce así. Los evangelios de Cristo son estimulantes a este respecto. Cuando murió mi mujer, Dios me ayudó, sin duda. Tuve esta sensación durante varios años, hasta que logré salir del pozo.

¿Cómo cambia Dios, Delibes, a medida que pasa el tiempo? ¿Qué va siendo la fe? ¿Cambia Dios o cambian los creyentes su concepto de Dios?
A un jesuita no le gustó nada cuando le dije que echaba en falta mi ciega fe de niño. Él prefería una fe más razonada y adulta. Mi opinión es que en este punto no nos es dado elegir. El ateo listo no menciona a Dios apenas, pero cuando lo hace es con un sutilísimo deje de superioridad, algo así como el del españolísimo desplante del Rey a Chávez, que me hizo reír tanto.

Usted escribió en 'Señora de rojo sobre fondo gris': "¿Más de media docena de personas en el mundo que merezcan ser amadas?". ¿Las hay, don Miguel? ¿Qué nos hace amar a la gente?
Las hay, seguramente más. Y ¿por qué nos amamos? El tirón, tanto en el amor como en la amistad, es para mí un misterio.

Ése es un libro extraordinario, como una herida que se va abriendo a medida que avanza. Y hay un paralelismo entre su vida con su mujer, Ángeles, y las cosas que cuenta en la novela. ¿Es lícito que pensemos que la identidad es, salvo detalles narrativos, prácticamente total?
En cierto sentido, porque total, lo que se dice total, no puede ser la identidad en un caso como éste.

Escribe usted en ese libro: "Entonces dije esa gran verdad de que, con su sola presencia, aligeraba la pesadumbre del vivir". Y usted se preguntaba: "¿Puede decirse de alguien algo más hermoso?". En la vida real, cuando recogió el Cervantes, dijo algo similar de Ángeles. Un recuerdo impresionante. ¿Cómo lo vivió, cómo lo vive?
Esa bella frase sobre mi mujer no es mía. Es de Julián Marías, que la dijo por primera vez en mi recepción en la Real Academia. Me dejó con un nudo en la garganta pensando: "Exactamente eso era ella".

Han aparecido sus obras completas, y en la portada aparecen ustedes dos, su novia y usted. ¿Qué memoria viene primero a su mente cuando vuelve a verse en unas fotografías así?
De la foto de Ángeles quinceañera que abre mis obras completas volví a enamorarme cada vez que la veía. Así pasó este verano. Esperando que amaneciera para mirar su fotografía. Siempre fue bella, pero, cuando la conocí, era tan bonita, inteligente y atractiva que tenía alrededor un centenar de moscones. Yo tenía un par de años más que ella, pero nos enamoramos, en el 46 nos casamos y en el 73 la perdí. Eso duró mi historia sentimental.

Ella, en el libro, en la vida, era incapaz de rencores. Y cuenta que en la pareja (de la novela) ella hacía un gesto: se colocaba un hilo blanco en el dedo meñique para marcar sus enfados. ¿Era así? ¿Fue así en la vida real? ¿Cómo era esa relación, don Miguel?
Lo del hilo en el dedo es rigurosamente cierto. Si el hilo se caía, olvidaba sus motivos de enojo. Me absolvía. Era todo cariño, tan lejos del rencor, que a veces no recordaba por qué se había atado el hilo en el dedo.

¿Qué nos hace querer a la gente?
Su encanto, su entrega, su disponibilidad. ¡Sabe Dios! Después, cuando una persona entra en uno, se hace indispensable y no es fácil olvidarla.

Ese libro es también una narración sobre lo que el dolor o la incertidumbre hacen sobre el artista. La infelicidad lo interrumpe. ¿Le pasó a usted? ¿Cómo pudo dominar el dolor hasta volver a crear de nuevo, después de la muerte de Ángeles?
El artista no sabe quién le empuja, cuál es su referencia, por qué escribe o por qué pinta, por qué razón dejaría de hacerlo. En mi caso estaba bastante claro. Yo escribía para ella. Y cuando faltó su juicio, me faltó la referencia. Dejé de hacerlo, dejé de escribir, y esta situación duró años. En ese tiempo pensé a veces que todo se había terminado.
Hace usted ahí una reflexión muy poderosa, que nos compete a todos: "Es algo que suele suceder con las muertes: lamentar no haberles dicho a tiempo cuánto las amabas, lo necesarios que te eran".
Es un sentimiento de pérdida muy hondo. Como si el olvido fuera imposible. El amor llega a ser una costumbre y no reparamos en sus efectos. Por eso yo lamentaba no haberle dicho a tiempo cuánto la amaba y cuánto la necesitaba. Era un sentimiento de pérdida tan hondo que no me consolaba de haberlo silenciado.

En esta novela hay una insinuación sobre el carácter del ser humano, "sobre todo si es artista", demasiado pendiente de sí. Habrá visto muchos así. ¿Los tiene en la cabeza? ¿Cómo se ha relacionado usted con esa vanidad que cita?
Siempre existe la vanidad en el artista, creo. A veces se muestra agresiva, absorbente. Nunca fue mi caso. La mía fue normalmente asimilada, controlada. Fuera del Premio Nadal, que me prendió fuerte, no recuerdo haber perdido pie por esta causa. Fui asimilando mi obra poco a poco.

No poderse replantear el pasado "es una de las limitaciones más crueles de la condición humana". De todos modos, uno se lo replantea. ¿Qué tacharía?
No conduce a nada. Es una pregunta normal en las entrevistas, pero creo que no conduce a nada. Tachar, enmendar mentalmente ... ¿Para qué? Mis correcciones cuando he tenido que hacerlas han sido pequeñas, superficiales. A menudo, por mi gusto, habría vuelto a escribir la pieza entera. Pero eso no vale. Uno se queda a gusto o se queda frustrado. Es igual. El bien o el mal ya están hechos.

"La veía en el cuadro bella, grácil, desenvuelta...". Ahora está en el cuadro, y en esa novela. ¿Cómo la ve en la memoria?
Muy próxima.
Ella decía: "En el peor de los casos, yo he sido feliz 48 años; hay quien no logra serlo 48 horas en toda una vida". Leonardo Sciascia decía que la felicidad era un instante. Hay un momento en que la felicidad es un recuerdo. ¿Qué recuerdo hay de la felicidad? La opinión de Sciascia no es una novedad. El estado de felicidad no existe en el hombre. Existen atisbos, instantes, aproximaciones, pero la felicidad termina en el momento en que empieza a manifestarse. Nunca llega a ser una situación continuada. Cuando no tienes nada, necesitas; cuando tienes algo, temes. Siempre es así. Total, que nunca se consigue.

Pesimista fue siempre: sobre la Tierra, sobre la naturaleza. ¿Se muere la Tierra, o simplemente está herida?
Desgraciadamente, herida de gravedad. Su destino no podemos preverlo. Creo que aún está en nuestras manos salvarla, pero ¿nos vamos a poner de acuerdo para hacerlo? Estamos tan bien instalados en la abundancia que no es fácil convencer al vecino de que se sacrifique seriamente para impedir el calentamiento del planeta y hacerlo invisible para millones de personas. El momento es crucial para que el hombre nos dé la medida de su sensibilidad.

Me decía Emilio Lledó, cuando le conté que le iba a entrevistar: "Menciónale la palabra Fraga". ¿Le sigue soliviantando la palabra Fraga?
Emilio vivía entonces [finales de los 60] en Valladolid [donde Delibes dirigía El Norte de Castilla], y conocía mis rifirrafes con Fraga, quien se obstinaba en proclamar que el pueblo en España era libre cuando nadie ignoraba que estábamos maniatados. Él y Juan Aparicio, maestro de censores, fueron para mí las nubes más negras de la negra etapa de la censura en España. Mis más penosos recuerdos de esta época fueron ellos: su persecución sistemática, su dureza... A los mayores tiranos siempre les gustó tener fama de liberadores.
Periodismo, un gran elemento de su biografía. ¿Cómo lo ve evolucionar? ¿Se sentiría cómodo en el periodismo que se hace hoy?
Mire usted, yo estaba acostumbrado al mío, el periodismo de la linotipia, la teja y el chibalete, y el nuevo ha venido tan rápido que no me ha dado tiempo de asimilarlo. Lo veo como un invento reciente, y el mío, como una curiosidad medieval.

Hace treinta y pico de años pudo haber sido el director de EL PAÍS. ¿Se vio en algún momento haciéndolo?
Así es, pero acabó prevaleciendo el buen sentido. Mi cabeza no asimilaba unos proyectos tan ambiciosos. Yo me conformaba con algo más abarcable, más pequeño, más familiar, que lo que Ortega me ofrecía tan generosamente. De manera que no acepté. Pero nunca tuve la sensación de haberme equivocado.
"No deseo más tiempo. Doy mi vida por vivida". Hay un momento en que dijo esto. ¿Cuándo lo sintió? ¿Cuándo piensa uno que lo ha hecho todo?
No digo esto porque crea que ya lo he hecho todo en la vida, sino por el convencimiento de que ya no puedo hacer más. Se me ha saltado la cuerda como a los coches de los niños pequeños.

Hay un libro suyo de perfiles de contemporáneos suyos, 'Muerte y resurrección de la novela'¿Cuál sería su autorretrato, literario y vital, don Miguel?
No saldría bien. Carecería de relieve o yo no acertaría a encontrarlo. Sería un retrato frío, aburrido, impersonal. Me cansa pensarme.

Ahora está rabioso, su salud es mala, el otoño se le ha echado encima como una mano que acelera la artritis. ¿Algo le alivia, le ayuda a sobrellevar la evidencia del dolor?
Los potingues de farmacia, mis hijos, amigos, el deseo de anteponer la dignidad a la pura queja.

lunes, 22 de febrero de 2010

POEMA DE MÍO CID


Éstos son, en la versión original, los primeros versos del poema. El Cid y Alfonso VI se han enemistado y aquél debe abandonar Castilla. Rodrigo Díaz de Vivar es un héroe, pero también un hombre. El comienzo abrupto otorga un valor de tremenda fuerza plástica.



De los sos oios tan fuertemientre llorando,

tornava la cabeça e estábalos catando;

vio puertas abiertas e uços sin cañados,

alcándaras vazías sin pielles e sin mantos

e sin falcones e sin adtores mudados.

Sospiró Mío Cid, ca mucho avíe grandes cuidados;

fabló Mío Cid bien e tan mesurado:

"Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto!"

"Esto me an buelto mios enemigos malos".

miércoles, 20 de enero de 2010

Fernando Savater, "El regreso de Mecenas"


Me parece un artículo muy interesante.

No sé si será prudente recordar este dictamen recién acabado el año Darwin, sin embargo, lo cierto es que el conde de Gobinau -de infausto renombre político y ocasionalmente grata relectura- señaló como a su juicio improbable que el hombre descendiese del mono, pero consideraba fuera de duda que muchos avanzan hacia él a toda máquina. Supongo que exageraba en lo biológico aunque, considerando otros campos menos graves, ciertos indicios parecen anunciar el retorno de expedientes sociopolíticos que uno tenía ya por definitivamente arrumbados. En Cataluña, por ejemplo, hace poco algunos han propuesto un decálogo para reinventar los reinos de taifas como futuro progresista del actual Estado de derecho español. Puede que ni los monos de Gobinau ni estos taifas renovados sean idénticos a los de antaño, pero como líneas evolutivas no dejan de resultar inquietantes.

Si prospera el gratis total facilitado por Internet vamos a volver al antiguo régimen
Algo semejante puede vislumbrarse si prospera la iniciativa propiciada con fervor mesiánico por algunos internautas a favor de la libertad total -es decir, gratis total, porque la libertad es otra cosa- de descargas culturales en la Red. En este caso lo que va a recobrarse, si los dioses virtuales no lo remedian, es la figura de los mecenas artísticos y literarios. Gayo Mecenas fue un distinguido caballero de origen etrusco que ejerció como consejero personal y hombre de confianza del emperador Augusto, aunque seguimos conservando su apellido en nuestro léxico para conmemorar su empeño como patrocinador de escritores: Virgilio, Horacio, Propercio, Vario y otros varios fueron beneficiarios de su munificencia. Algunos le debieron su independencia creadora, como Virgilio (al cual sugirió según dicen el tema de sus Geórgicas), y otros posesiones nada desdeñables, como la granja sabina de Horacio. Claro que tanta generosidad fue voluntariosamente agradecida por los poetas, que le devolvieron el favor en forma de loores al régimen imperial...

Mecenas murió ocho años antes del comienzo de la era cristiana (tras perder el favor de Augusto y de introducir en Roma las piscinas de agua caliente, otra demostración de buen gusto), pero el mecenazgo continuó a lo largo de los siglos. Pintores, escultores y literatos tuvieron que buscar el amparo de los reyes, de la Iglesia, de la nobleza con ansias de grandeza o de simples burgueses enriquecidos. En cualquier caso, vivían dependiendo de los caprichos e intemperancias de quienes financiaban sus obras y su misma subsistencia. Produjeron logros sublimes, desde luego, pero nunca dejaron de saberse -hay testimonios abundantes de ello, algunos amargos- empleados en el mejor de los casos y criados distinguidos en el peor. Así fue hasta que socialmente nació un público que apreciara y retribuyera su trabajo, independizándoles al menos en parte de las directrices ideológicas impuestas y de la interesada tutela de los poderosos.

Ahora parece que gracias al "gratis total" facilitado por Internet vamos a volver al antiguo régimen. Desde luego los mecenas de mañana serán distintos, más corporativos y multinacionales, pero volverán a reservarse la exclusiva de los artistas empujados a su protección por la necesidad. Y no lo duden, también impondrán sus condiciones a los productos que van a financiar. ¡Otra retroconquista! Un adagio latino decía que si los tontos volasen, oscurecerían la luz del sol. Para comprobar su actualidad, basta con pasearse por ciertos sitios de la Red... Por no hablar, claro, de Rodríguez Ibarra.



martes, 12 de enero de 2010

Centenario de Edgar Allan Poe


Poe celebra 200 años como maestro del terror

Edgar Allan Poe (1809-1849), autor de narraciones que destilan un horror atemporal, mantiene su influjo dos siglos después, como prueban varios actos conmemorativos y la publicación en España de tres antologías de sus relatos y una nueva biografía a cargo del británico Peter Ackroyd.

Coinciden en las librerías las recopilaciones Cuentos completos (Edhasa), Todos los cuentos (Galaxia Gutenberg) y Cuentos completos. Edición comentada (Páginas de Espuma), que incluye 69 introducciones -una por cada relato- escritas por otros tantos autores españoles y latinoamericanos, entre ellos el mexicano Carlos Fuentes y el peruano Mario Vargas Llosa. Mención especial merece la biografía que ha escrito el crítico británico Peter Ackroyd, Poe. Una vida truncada (Edhasa), en la que se adentra en la existencia atormentada del autor de El gato negro. A la conmemoración se suman el álbum ilustrado Annabel Lee (Sins Entido), basado en el poema homónimo de Poe, y la ópera rock Legado de una tragedia, compuesta por miembros de bandas españolas de heavy.

Poe nació el 19 de enero de 1809 en Boston y se quedó huérfano a temprana edad. Fue adoptado y se crió en la casa de Frances y John Allan, una familia rica de Richmond, en Virginia. Tras un breve paso por la Universidad de Virginia y otro, igualmente corto, por la academia militar de West Point, Poe inició su carrera literaria a los 18 años con la publicación de Tamerlane y otros poemas. En los veintidós años siguientes, destacó como poeta, crítico, periodista romántico y fue uno de los primeros escritores de Estados Unidos, y sobre todo maestro mundial del relato corto. Tras esos inicios titubeantes con la poesía, Poe colaboró durante varios años en periódicos y diarios, en los que ejerció la crítica literaria. Con ello se hizo un nombre entre los lectores. Fue una ocupación que le llevó a trasladarse entre Baltimore, Filadelfia y Nueva York. Y fue en Baltimore donde se casó con su prima Virginia Clemm, de 13 años, en 1835.

El éxito le llegó diez años después con el poema El cuervo (1845), un poema narrativo que recrea una atmósfera sobrenatural dominada por el ave que le da nombre. El prestigio literario, sin embargo, no acabó con la existencia atormentada de Poe. Dos años después su mujer murió de tuberculosis. Poe consideró la poesía la forma de creación literaria más elevada y formuló las reglas que debía cumplir el cuento. Destacó, sin duda, en la escritura de relatos. Suyos son algunos de los que han configurado una antología del miedo atemporal, como El corazón delator (1843), El pozo y el péndulo (1842) y El barril de amontillado (1846). Otros de sus cuentos pusieron los cimientos de la narrativa detectivesca, como Los crímenes de la rue Morgue (1841), en el que deslumbró la destreza deductiva de Auguste Dupin, o La carta robada, y algunos más propusieron agudas reflexiones sobre la masificada sociedad contemporánea, como el citado El hombre de la multitud (1840).

El 7 de octubre de 1849, Poe murió en Baltimore, ciudad que en la que esta semana se inicia casi un año de conmemoraciones que incluyen visitas guiadas a la última residencia del escritor, en el 203 de la Calle Amity, que ahora alberga un museo abierto en temporada. Los homenajes culminarán el 10 de octubre, con una representación de su funeral, coincidiendo con el 160 aniversario de la muerte del escritor. Casi de acuerdo con la obra característica de Poe -que incluye cuentos de terror, relatos detectivescos, situaciones macabras y misterio, mucho misterio-, la causa de su muerte nunca se aclaró. Las especulaciones incluyen alcoholismo, congestión cerebral, abuso de drogas, cólera, fallo cardiaco, suicidio, tuberculosis y hasta hidrofobia.

La influencia de Poe, cuyas exploraciones intelectuales incluyeron asuntos como la criptografía y la cosmología, alcanzó a escritores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y H. P. Lovecraft. Los relatos de Poe se han multiplicado en adaptaciones cinematográficas, en cómics, y en la televisión (como algunos episodios de la serie española Historias para no dormir) y en las series de dibujos animados, como Los Simpson, en la que se ha recreado el poema El cuervo. Durante la conmemoración del 199 cumpleaños de Poe, el año pasado, más de 150 personas se congregaron fuera del cementerio de la Iglesia Presbiteriana Westminster.