jueves, 28 de enero de 2016

TEMA 5: EL NOVECENTISMO Y LAS VANGUARDIAS.


1. CONTEXTO HISTÓRICO

España, pese a su neutralidad, sufrirá hondos cambios a partir de la Primera Guerra Mundial. La crisis de 1917 trae conflictos sociales, el fin de los partidos turnantes y el creciente protagonismo de las masas obreras. La decadencia de la Monarquía llevaría al golpe de estado de Miguel Primo Rivera en 1923. El cambio fue aceptado en un principio por los intelectuales, aunque después se opondrán al convertirse en una dictadura que prohíbe los partidos y pone fin al parlamentarismo. Tras el paréntesis de la dictadura (1923-1930), las nuevas fuerzas políticas propiciarán el advenimiento de la Segunda República (1931), aunque la pugna entre estas nuevas fuerzas y el viejo bloque dominante explicará los avatares de la República y el desencadenamiento de la Guerra Civil (1936-1939).

Históricamente la literatura de Vanguardia es la que corresponde a la posguerra que siguió a 1918.  Durante 10 años el viejo continente disfruta de una de una visible prosperidad y reina el optimismo: se siente el deseo de olvidar los horrores de la guerra y se practica una literatura de “evasión”, momento que Ortega llamó “la deshumanización del arte”. El clima es semejante en España. Sin embargo, esta situación dura aproximadamente hasta 1930: la depresión económica de Occidente, producto del Crack del 29, coincide con una honda crisis espiritual en la que naufragan el optimismo y los ideales que se habían forjado en la década anterior.

2. LA GENERACIÓN DEL 14.
Fue Eugenio D'Ors quien acuñó el término Novecentismo. Los autores novecentistas configuran la segunda generación literaria del siglo XX, inmediatamente posterior a la Generación del 98 y que convive con el Vanguardismo.  Son intelectuales. El 1910 se fundan el Centro de Estudios Histórico y la Residencia de Estudiantes, encaminadas a la formación de una minoría preparada para el ejercicio de su misión rectora.

Ideología del Novecentismo.

En lo político, la mayoría procedía de reformismo burgués. Hombres como Ortega, Azaña o Marañón defendieron los ideales republicanos.

En lo cultural, aparece un nuevo tipo de intelectual: se imponen la pulcritud (VS bohemia modernista), una sólida formación universitaria (VS el autodidactismo noventayochista) y un examen objetivo, de los problemas: (VS posturas irracionalistas o exaltadas). Muchos tuvieron una vocación magistral. Reaccionaron contra actitudes decimonónicas (antirrealismo y antirromanticismo) y se sintieron europeístas, atendiendo a lo universal (VS casticismo), lo que también les llevó a una preferencia por lo urbano frente a lo rural.

El problema de España sigue patente, pero con tintes menos patéticos. Son temas frecuentes la idea de la revolución desde el poder (heredera del regeneracionismo) y el elitismo.

 Estética del Novecentismo.

Supone una superación tanto del Modernismo como de la Generación del 98 y un rechazo al Romanticismo y al Realismo trivial: se huye del sentimentalismo (se refrena lo dionisíaco y se potencia lo apolíneo). Tres principios presiden la labor creadora: pulcritud, distanciamiento y equilibrio. Da como resultado una literatura para minorías, y se impone el intelectualismo para evitar lo sentimental. Todo conduce a un arte puro, que es mero placer estético.. Este arte ha de liberarse de las contaminaciones demasiado humanas y ser intrascendente, fuente de goce intelectual, sin otra función social o redentora.

 Géneros literarios.

1. El ensayo.

Los ensayistas ocupan un lugar prioritario en esta generación. Destacaremos, entre todos:

Ortega y Gasset. Guía y maestro de la generación, funda en 1913 la “Liga para la Educación Política”, en 1915 la revista “España” y en 1923 la “Revista de Occidente”, que recoge las nuevas corrientes europeas y españolas de todos los ámbitos del pensamiento y la creación.

Máxima figura de la filosofía española del siglo XX, recogió en la España invertebrada su postura europeísta y su denuncia del aislamiento de nuestro país. Sus ideas estéticas están expuestas en La deshumanización del arte en el que analiza y defiende el arte nuevo, deshumanizado, que sólo entiende una minoría ya que es un arte puro. En Ideas sobre la novela lleva a cabo un análisis del género narrativo, mientras que Meditaciones del Quijote es un ensayo sobre los géneros literarios.

Eugenio D'Ors. definió a la nueva generación como europeísta, antibohemia, universitaria y laica. Obras: Glosario (anotaciones breves); Tres horas en el Museo del Prado y Lo barroco, que le dieron autoridad como crítico de arte; Oceanografía del tedio es la cima de su prosa, cuidada, limpia y de gran plasticidad.

Otros autores: Gregorio Marañón.

2. Novela.

Gabriel Miró. Gran capacidad para captar sensaciones y sentido lírico, en sus obras la acción se convierte en mero soporte para descripciones impresionistas. Domina el lenguaje, lleno de imágenes vivísimas, de emoción y belleza. Insinúa sin mostrar explícitamente. Obras: Las cerezas del cementerio, Nuestro padre San Daniel, El obispo leproso.

Ramón Pérez de Ayala. Comienza con un relato autobiográfico de corte noventayochista y evoluciona hasta la novela intelectual. Obras: Tinieblas en las cumbres, A.M.D.G, Luz de domingo.

Otros autores: Wenceslao Fernández Flores, Benjamín Jarnés.

3. Ramón Gómez de la Serna es imposible de encasillar, ejemplo de escritor puro. Para él, el mundo es  sólo descriptible en términos de humor, aunque con un poso de amargura. Encarna el espíritu de vanguardia al estar en perpetua ruptura con los convencionalismos. Atendió a todos los géneros, menos a la poesía lírica. Su creación más personal son las greguerías (Humorismo + Metáfora = Greguería), publicadas por primera vez en 1910 en la revista “Prometeo”. Son apuntes breves que encierran una pirueta conceptual o una metáfora insólita, algunas son chistes y otras se acercan a la máxima filosófica. En el ámbito de la novela, supone la superación del canon tradicional realista-naturalista por su ingenio, su humor y los personajes estrafalarios; la acción es escasa, a menudo irreal y están llenas de greguerías que sorprenden al lector. Obras: Piso bajo, El doctor inverosímil. Escribió un teatro simbólico e insólito. Obras: La utopía, Los medios seres.

4. Poesía.
Los poetas tienden a una depuración estilística, que Pedro Salinas llamó “del cisne al búho”. Está presidida por la figura de:

Juan Ramón Jiménez. En 1900 se fue a Madrid a “luchar por el Modernismo”. Frecuentó la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Estudiantes. Se casó en NY en 1916 con Zenobia Camprubí. Residieron en Madrid hasta la Guerra Civil; a partir de entonces residirán en varios países hispanoamericanos hasta que en 1951 se asientan definitivamente en Puerto Rico, donde murió, dos años después de ganar el Premio Nobel.

Es un poeta consagrado a su obra, aislado por su hiperestesia. Su poesía es minoritaria (“A la minoría, siempre”). Su obra está presidida por un triple sed: de Belleza (expresión de un goce exaltado de lo bello, entreverado de melancolía e incluso de dolor), de Conocimiento (poesía como modo de penetración en la esencia de las cosas) y de Eternidad (como posesión inacabable de Belleza y verdad; preocupación angustiosa de la fugacidad de las cosas e idea muy particular de Dios, al que identifica con la Naturaleza).

Su obra se puede clasificar en varias etapas:

--Etapa sensitiva: de los comienzos a 1915. Muestra de un postromanticismo becqueriano, pero se aprecia pronto la impronta del Modernismo, como en Almas de violeta, Ninfeas. En 1903 escribe su primer gran libro, Arias tristes, poesía “vestida de inocencia”, sencilla de formas. Temas como  la soledad y melancolía o el paso del tiempo. Alejado  del Modernismo más ornamental y sonoro.

De 1908 a 1915 encontramos títulos como Sonetos espirituales: adopta los ropajes del Modernismo pero de un Modernismo intimista orientado hacia la contemplación y la confesión sentimental. Pero también compone libros de estilo más sencillo que presagian la inminente depuración del lenguaje poético: El viaje definitivo. Su obra en prosa Platero y yo combina rasgos modernistas con rasgos de voluntad de pureza.

--Época intelectual: “Más se fue desnudando”(1916-1936). Diario de un poeta recién casado (1916) supone la ruptura con el Modernismo: poesía desnuda en la que elimina todo lo anecdótico y tiende a la concentración conceptual y emotiva. Son poemas breves, densos, en versos escuetos y preferentemente sin rima o leves asonancias y también poemas en prosa que influirán en la poesía de vanguardia.

Siguen otros libros: Eternidades, Piedra y cielo, en los que continúa el proceso de depuración que se traduce en una gran dificultad.  La estación total corona esta etapa.

--Época suficiente (1936-1958). Encontramos títulos como En el otro costado, Dios deseado y deseante, Animal de fondo. Visión panteísta de la la naturaleza.

Servirá de guía a los poetas puros y a los jóvenes del 27, y ya en la segunda mitad del siglo serán los “novísimos” los que recuperen la estima que había perdido durante la guerra.

Otros poetas contemporáneos: Mauricio Bacarisse, Juan José Domenchina y José Moreno Villa.

3.  LAS VAGUARDIAS. EL ARTE NUEVO.

En 1920 el Modernismo está totalmente superado. En Europa comienzan a aparecer movimientos vanguardistas. Tras el futurismo italiano, vienen cubismo, dadaísmo y surrealismo en Francia; ultraísmo y creacionismo en España e Hispanoamérica.

Los movimientos de vanguardia suponen una auténtica ruptura y se suceden unos a otros rápidamente. En este momento de experimentación renovadora se rechaza todo o casi todo lo anterior . Y una de las consecuencias de este radicalismo creador fue que los géneros que más necesitaban apoyarse en la realidad como la novela o el teatro, cedieron terreno al género que lo permite todo: la poesía.

Las características de la literatura vanguardista pueden resumirse en los siguientes puntos:

·Afán de originalidad: se buscan un más allá inexplorado (como el futurismo o el ultraísmo) o un “más acá” anterior a toda cultura: la humanidad primitiva, el mundo del niño... La innovación se produce tanto en el lenguaje (palabras inusitadas en el lenguaje poético) como en la métrica (se prescinde del verso y de la rima, de ahí la preferencia por el verso libre) o en los temas: los grandes temas como la vida, la muerte, el amor Dios..., se abandonan o se abordan sin trascendencia, con ingenio o incluso con humor.

La exhibición del sentimiento se considera de mal gusto y la falta de sentido lógico les lleva a abolir signos de puntuación, la distinción entre mayúsculas y minúsculas...

·Hermetismo: buscan la impopularidad, como Góngora o Juan Ramón (“A la minoría, siempre.”).  

Se trata de un arte minoritario.

·Autosuficiencia del arte: el arte aspira a convertirse en una entidad dotada de vida independiente y autónoma (al romper el vínculo con la realidad). La poesía se convierte en poesía pura, inmanente, sin elementos no poéticos (es decir, humanos, como sentimientos, anécdotas...).

·Antirrealismo y antirromanticismo: se elimina la referencia a lo humano y se elude la confesión personal. “El poema no dice, es”.

·Sobrerrealismo: del naufragio de la historia y la realidad salvaron el mundo infantil y el mundo de los sueños y del subconsciente (principalmente el Surrealismo).

·Intrascendencia: el arte debe carecer de toda finalidad extraestética, de toda trascendencia moral, social o filosófica.

·La metáfora: como recurso capaz de apresar y expresar asociaciones sin referirse a lo real.

·Escritura onírica: automatismo psíquico puro. El Surrealismo propugna trasladar el dictado puro de la mente con ausencia del control de la razón.

·Atomización: al querer quebrantar los nexos lógicos, practicar la incoherencia y entregarse al azar, el arte reflejael carácter fragmentario del mundo y de las visiones oníricas que lo expresan. Ortega diría gráficamente: “El espejo de la belleza se ha roto en mil pedazos”.

LOS ISMOS INTERNACIONALES.

FUTURISMO

Nace en 1909, año en que el escritor italiano Marinetti publica su primer manifiesto: Manifiesto técnico de la literatura futurista. Resueltamente antirromántico (“¡Matemos el claro de luna!”), exalta la civilización mecánica y técnica: “Un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia.” Se tratarán temas como el avión, la máquina, la energía eléctrica, el deporte...

CUBISMO

Nace hacia 1907 como escuela pictórica, pero el llamado cubismo literario arranca en 1913 gracias a Guillaume Apollinaire. Se propone descomponer la realidad para proceder a composiciones libres de conceptos, imágenes o frases. Sobre todo los famosos Caligramas de Apollinaire, especiales disposiciones tipográficas de los versos que forman “imágenes visuales”. Éste y otros artificios como el “collage” serán aprovechados por posteriores movimientos de vanguardia.

DADAÍSMO

Encabezado por Tristán Tzara surge en Suiza durante la Primera Guerra Mundial en 1916. Su nombre, elegido al azar abriendo un diccionario con un cuchillo, es el de un balbuceo infantil. Es un movimiento de rebeldía pura que  se levanta contra la lógica, contra el sentido común y vuelven al primitivismo e ilogicismo de la infancia. Surge de un rechazo a la “racionalidad” que condujo al absurdo de la guerra. Preparó el camino para el Surrealismo.

SURREALISMO

Surge de la decadencia del Dadaísmo y convierte su risa jovial en protesta literaria, metafísica y social. Su principal representante es André Breton, que publica en 1924 el Manifiesto surrealista.  No sólo es una renovación estética, es una renovación integral: una total liberación del hombre de los impulsos reprimidos en el subconsciente (Freud) por una razón sumisa a convenciones morales y sociales, y de la represión que ejerce sobre el hombre la sociedad burguesa (Marx). La vida no es más que la cara más gris de la realidad y hay que conquistar la verdadera vida, acceder a una realidad más alta, la superrealidad que se halla amordazada en lo más hondo de las conciencias. En el ámbito literario, quieren alejar la razón del proceso creador para que la escritura sea fruto del subconsciente. Influyó en escritores como Lorca, en pintores como Dalí y en cineastas como Buñuel.

EXPRESIONISMO

Surge en Alemania y en literatura su máximo representante fue B. Bretch, que combinó lo grotesco y lo patético, lo lírico y lo realista.

LA VANGUARDIA ESPAÑOLA

Se puede hablar de manifestaciones vanguardistas en la producción de muchos autores. Ramón Gómez de la Serna ,(que con la publicación del Manifiesto futurista de Marinetti en la revista Prometeo abrió el camino del arte nuevo en España, principalmente del Ultraísmo, con su prosa y sus greguerías), Juan Ramón Jiménez (que influirá en las manifestaciones de vanguardia que tienden a la poesía pura) y Ortega y Gasset (que con su Deshumanización del arte llevó a cabo la confirmación teórica del impulso renovador y que acogió los escritos de los jóvenes escritores vanguardistas en la Revista de Occidente.)

La vanguardia hispana se caracteriza por combinar e integrar rasgos de distintos ismos.

ULTRAÍSMO

Su primer manifiesto aparece en 1919 en la revista Cervantes: defienden la creación de imágenes mediante metáforas y rechazan lo anecdótico y sentimental. Su nombre indica la voluntad de ir “más allá” del Novecentismo  imperante. En la línea del antisentimentalismo y la deshumanización, incluye los temas maquinistas y deportivos, busca imágenes nuevas, recurre a disposiciones tipográficas al modo de Apollinaire y suprime la puntuación en los escritos. Supone el resumen en España e Hispanoamérica de los movimientos de vanguardia “alegre”.

Su principal promotor fue Guillermo de la Torre con sus “poemas visuales” Hélices. Destacan también obras de otros autores: Imagen, de Gerardo Diego.

  CREACIONISMO

Fue iniciado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro. Querían un arte que no imitara ni tradujera la realidad. Su máxima era: “¿Por qué, cantáis la rosa, ¡oh, poetas? / ¡Hacedla florecer en el poema!”

SURREALISMO

Fue conocido tempranamente a través de la traducción del Manifiesto en 1925; a ello hay que añadir las vistas de Bretón a Barcelona y la de Aragon a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde vivían, entre otros, Buñuel, Lorca o Dalí. El poeta Juan Larrea jugó un papel fundamental en la difusión del Surrealismo en nuestro país.

El Surrealismo español no fue ortodoxo: no practicaron la escritura automática ni llegaron a la pura creación inconsciente. Lo que sí hubo fue una liberalización de la imagen y un enriquecimiento del lenguaje poético. Fusionó, además, Ultraísmo, Creacionismo y la tradición autóctona.

El Surrealismo significó la crisis del ideal de poesía pura y deshumanización que había prevalecido durante unos años. Lo humano, e incluso lo social y lo político, penetran de nuevo en la literatura precisamente por los cauces de la expresión surrealista: así lo prueban las trayectorias de Lorca, Alberti y Neruda.

jueves, 21 de enero de 2016

PRÁCTICAS DE ORACIÓN COMPUESTA.



1.      Cuando tenemos tiempo, salimos para hacer ejercicio por el bosque donde nos conocimos

2.      Si lo contratan en la universidad en la que estudió, tendrá más oportunidades, porque lo conocen bien.

3.      Está tan enfadado que ha dicho que lo hagamos como queramos.

4.      El proyecto que aprobaron en la empresa es menos interesante que el que presentamos nosotros.

5.      Estaban tan distraídos con sus cosas que el autobús les pasó por delante y no se dieron cuenta.

6.      El equipo en el que juego se mantiene en los puestos de cola, si bien ha mejorado alguna posición en las últimas jornadas

7.      Si envías diez etiquetas a la tienda donde los compraste, te regalan un juego de toallas

8.      Dado que las pérdidas han sido tan numerosas, las autoridades han solicitado que la región sea declarada “zona catastrófica”.

9.      Se ha prorrogado el plazo de entrega de documentación con el fin de permitir que la totalidad de los afectados pueda solicitar ayuda.

10.  Están construyendo un nuevo túnel para mejorar la comunicación entre las dos partes de la ciudad, que actualmente están incomunicadas.

domingo, 10 de enero de 2016

TEMA 4: MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98.


                               
A fines del siglo XIX y principios del siglo XX Europa vive un periodo de inestabilidad que desembocará en la Primera Guerra Mundial.

España está inmersa en una crisis económica, política, social y espiritual. La Gloriosa no dio los frutos que se esperaba de ella y llegó el desencanto. La Restauración no fue capaz de paliar los graves problemas, aunque supuso un periodo de relativa tranquilidad, marcado por la alternancia en el gobierno de liberales y conservadores. En 1898 el gobierno de Sagasta lleva a España a una guerra que acaba con el Desastre del 98, en que España pierde Cuba, Filipinas y Puerto Rico. La crisis social da lugar a la Semana Trágica de Barcelona en 1909. La brutal represión provocó el rechazo de la sociedad española y de Europa. Llegará después el golpe de estado y la dictadura de Primo de Rivera, que puso fin al turno de partidos y al parlamentarismo.

A principios de siglo España era un país atrasado en todos los sentidos. Los intelectuales intentan regenerar el país, reclamando renovar la educación. A la cabeza, Giner de los Ríos ( que fundó la Institución Libre de Enseñanza). De todo este caldo de cultivo nació el movimiento regeneracionista: Joaquín Costa.

A fines de siglo XIX en España, Europa e Hispanoamérica surgen movimientos de tipo disidente e inconformista fruto de la crisis de la conciencia burguesa. En la literatura cunden los impulsos renovadores, radicalmente opuestos a las tendencias vigentes (realismo, naturalismo, prosaismo poético...). Se les llamó “modernistas” y se caracterizan por su inconformismo y por la búsqueda de una renovación estética. Junto a ellos, otros escritores, movidos por el mismo afán renovador, dan especial cabida en su temática a los problemas del momento histórico y recibieron el nombre de Generación del 98.

Las diferencias entre ambos son notorias. El Modernismo es cosmopolita y busca lo exótico. Tal y como llega a España de la mano de Rubén Darío es una literatura de los sentidos, deslumbrante de cromatismo y atractivos sensuales. Impulsados por la búsqueda de la belleza, utilizaron un lenguaje minoritario y retoricista de intención predominantemente estética. La Generación del 98 se preocupa por España y redescubre Castilla como cuna de lo español. Se trata de una literatura que constituye un examen de conciencia. Su lenguaje huye del artificio recargado y del preciosismo literario.

 

MODERNISMO

Podemos definir el Modernismo literario como un movimiento de ruptura con la estética vigente que se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental llega hasta la Primera Guerra Mundial, aunque autores como Machado o Juan Ramón lo abandonaran antes, o podamos percibir su eco en momentos posteriores entrelazado con movimientos ya distintos.

El término “modernista” fue utilizado en un principio con un matiz despectivo, pero Rubén Darío, junto a otros escritores, asume con orgullo ese mote a partir de 1890. Rubén Darío publica en 1888 su obra Azul (18 cuentos y siete poemas), que supone la obra inaugural del movimiento ya que supuso una revolución formal por la modernización de recursos expresivos y el cuidado del ritmo. En el prólogo de Prosas profanas (1896) formula las bases de la nueva estética: afán de originalidad,  exaltación de países lejanos (Grecia, China, Japón), armonía de la palabra y verso deslumbrante. Enriqueció el léxico con voces de gran sonoridad, introdujo el soneto en alejandrinos y cultivó el dodecasílabo y el verso libre. Evoluciona hacia un tono más reflexivo y abandona el preciosismo en Cantos de vida y esperanza (1905), poesía trascendental en la que reflexiona sobre la vida y en la que aparecen junto a lo pagano y lo erótico tonos graves y preocupación social.

En cuanto a las influencias que recibe el Modernismo, a excepción de Bécquer, se vuelven los ojos a otras literaturas. La influencia francesa en fundamental. Además de los grandes románticos (Víctor Hugo), hubo dos movimientos claves. Por un lado el Parnasianismo, con la máxima de T. Gautier “el arte por el arte”, que hace que se instaure el culto a la perfección formal. Se prefieren los mitos griegos, los ambientes orientales, de épocas y civilizaciones pasadas, el mundo bíblico, el antiguo Egipto, los pueblos germánicos o la Edad Media española. Por otro lado, el Simbolismo, que arranca de Baudelaire, Rimbaud, Verlaine y Mallarmé. Defienden que el mundo sensible no es más que símbolo de  realidades escondidas, y la misión del poeta es descubrirlas, de ahí que los versos se llenen de misterios, sueños y símbolos (ej, el ocaso=vejez o muerte, río=vida...) Es una poesía que propone sugerir mediante un lenguaje fluido y musical.

También son destacables otras influencias: E.A. Poe y Walt Whitman (EEUU), Oscar Wilde (Inglaterra) y poetas de la propia tradición española: Bécquer y los poetas antiguos: Berceo, Manrique, el Arcipreste y los poetas de los Cancioneros del siglo XV. El retorno a las raíces españolas se incrementará tras el 98.

En cuanto a la temática modernista, apunta en dos direcciones: la exterioridad sensible (lo legendario, lo pagano y lo exótico) y la intimidad del poeta (vitalismo y sensualidad pero también melancolía y angustia). Sienten una desazón romántica (malestar y rechazo a la sociedad). Se exaltan de nuevo las pasiones y lo irracional frente a la razón y reaparece el misterio, lo fantástico, el sueño. De la necesidad de soñar mundos de belleza en los que refugiarse de un ambiente mediocre procede su escapismo, en el espacio (lo exótico y lo oriental) y el tiempo (hacia el pasado medieval o el de los mitos clásicos): los versos se llenan de ninfas, sátiros, vizcondes, caballeros y castillos.

En cuanto al estilo, los modernistas se valdrán de todos aquellos recursos estilísticos que se caractericen por su valor ornamental, su valor sugeridor o ambos: aliteraciones (la libélula vaga de una vaga ilusión), sinestesias (verso azul, sol sonoro), imágenes (nada más triste que un titán que llora / hombre montaña encadenado a un lirio) y enriquecimiento del léxico con cultismos o voces exóticas o adjetivación ornamental (dromedario, ebúrneo cisne)

No podemos olvidarnos de las innovaciones métricas. En su anhelo de ritmo, usaron con preferencia el verso alejandrino, de influencia francesa será el dodecasílabo y el eneasílabo, aunque no dejaron los versos tradicionales como el endecasílabo o el octosílabo. En cuanto a las estrofas, lo importante era no ceñirse a las estrofas consagradas, de ahí que el soneto ofrezca múltiples variedades.

 

Los principales representantes del Modernismo son:

 

1. Ramón María del Valle Inclán.

Su amplia producción literaria abarca todos los géneros y nos muestra también una profunda evolución: desde el Modernismo elegante y nostálgico, que es una evasión hacia la belleza, a una literatura crítica basada en la distorsión de la realidad: el esperpento supone una evasión hacia lo trágico y miserable del alma humana.

La etapa modernista de Valle coincide con sus primeros años de creación literaria. En esta etapa predominan las obras donde aparece una Galicia primitiva, mezcla de lo patriarcal y lo popular, lo legendario y lo realista.

Sus Sonatas representan la cima de la prosa modernista: son cuatro novelas breves que recogen las memorias del Marqués de Bradomín, un don juan “feo, católico y sentimental”. Cada una de ellas supone un paisaje, una estación y una edad de la vida diferentes: La Sonata de estío nos cuenta una relación amorosa en Méjico; la Sonata de otoño, su relación con una enferma de tuberculosis en Galicia; la Sonata de primavera la relación con una novicia a orillas del Tirreno; y la Sonata de invierno, su pérdida del brazo por Carlos VII en Navarra.

Domina en ellas un romanticismo decadente en el que las mujeres son etéreas y enfermizas y los jardines descuidados pero hermosos. Constantemente se enfrentan en el héroe la religiosidad y el erotismo: mezcla la elegancia y la amoralidad en una exaltación de un mundo decadente. Su prosa es rítmica, refinada y bellísima.

 

2. Antonio Machado.

A pesar de ser uno de los principales representantes de la poesía de la Generación del 98, se adhirió en un principio a la estética modernista, al igual que Juan Ramón o Valle Inclán, que queda representada en su obra de 1903 Soledades, que será ampliada en 1907 a Soledades,galerías y otros poemas. Se trata de un modernismo intimista ya que Machado escribe mirando hacia dentro, en un íntimo monólogo.  Intenta apresar sentimientos universales que giran en torno a los problemas de la condición humana. La soledad, la melancolía y la angustia traspasan su versos. Las expresiones y asociaciones corresponden al simbolismo francés en el que se formó. La metáfora de la vida como agua que corre es constante.

 

3.Manuel Machado (1884-1947)

Destaca junto a su hermano en la poética modernista con obras Alma (1901) donde es observable un modernismo simbolista mezclado con el andalucismo colorista y sensual típico del autor.

El resto de su producción será un desarrollo de los temas apuntados en Alma. En la etapa que va desde sus Caprichos (1905) a su Ars moriendi (1922): suave sonoridad de los versos, combinación de formas y ritmos franceses y el sentir popular de Andalucía vestido en los moldes de la copla.

 

4. Juan Ramón Jiménez.

(Os lo pongo aquí porque al menos hay que hacer referencia a su etapa modernista, pero lo estudiaremos en otros temas en profundidad: el Novecentismo.)

Su trayectoria poética está marcada por unos temas constantes: la belleza, la poesía, el amor, la eternidad, Dios. En su creación se distinguen varias etapas. Dentro de la que él mismo llamó “época sensitiva”, entre 1908 y 1915, sus obras Elejías y La soledad sonora, representan su poesía “vestida con los ropajes del Modernismo” pero es un Modernismo intimista.

 

GENERACIÓN DEL 98

Se dio el nombre de Generación del 98 (el nombre procede de un artículo de Azorín) a aquellos autores que compartían una serie de características generacionales: nacieron en años poco distantes (10 años separan al mayor, Unamuno, del más joven, Machado), tuvieron una formación intelectual semejante (Salinas señala el autodidactismo), eran un grupo de jóvenes escritores que pronto entraron en contacto, acudieron a las mismas tertulias y colaboraron en las mismas revistas (Juventud, Alma española, Helios) y participaron en actos colectivos propios, como la visita a la tumba de Larra. Obviamente el desastre del 98 aunó voluntades. Unamuno será el guía de estos jóvenes cuyo lenguaje generacional supone importantes novedades estilísticas, una ruptura con el Realismo y el Naturalismo y una clara voluntad antirretórica.

Su actitud de rebeldía es una muestra de la crisis de la conciencia pequeño-burguesa. A excepción de Valle Inclán y Machado, que tuvieron un proceso evolutivo inverso, la labor inicial de los noventayochistas se emparenta con movimientos políticos revolucionarios. Pero enseguida, en 1901,  el “grupo de los tres” (Azorín, Baroja y Maeztu) publica un Manifiesto con el fin de cooperar a la generación de un nuevo estado social: de nada sirven el dogma religioso, ni el doctrinarismo republicano y socialista ni el ideal democrático. Sólo la ciencia social puede mejorar la vida de los miserables. Su posición ahora es la de un reformismo de tipo regeneracionista.La campaña fue un fracaso y con ello llega el desengaño. En 1905 se inicia un giro hacia posturas netamente idealistas y sienten el fracaso de los anhelos juveniles. La preocupación por España sigue siendo clave, pero ahora desde la actitud contemplativa del soñador o desde un escepticismo desconsolado.

En 1910 cada autor ha forjado ya una fuerte personalidad. Las características de la mentalidad del 98 son varias. Se nota la influencia de corrientes irracionalistas europeas: Nietzsche, Schopenhauer, Kierkegaard (puede hablarse de un neorromanticismo coincidente con el de los modernistas). Adquieren especial relieve las preocupaciones existenciales: los interrogantes acerca del sentido de la vida, la muerte o el tiempo producen angustia, en especial en Unamuno. El tema de España se enfocará con tintes subjetivos, de forma que los anhelos y angustias íntimas de los autores se proyectan sobre la realidad española. Y la historia, es otro de los campos de reflexión: al principio se acude a ella para rastrear las raíces de los males presentes, pero después se buscan los valores permanentes de Castilla y de España. Les atrajo también lo que Unamuno llamó “intrahistoria”: la vida callada de los millones de hombres sin historia que, con su labor diaria, han hecho la historia más profunda”. Y junto al amor por España, el anhelo de europeización, aunque con el tiempo dominará en casi todos ellos la exaltación casticista.

La Generación del 98, como fenómeno estético, lleva a cabo una renovación literaria a principios del siglo XX que rechaza la estética precedente, con significativas excepciones: sienten afinidad con Galdós, con Bécquer y Rosalía. Se toma a Larra como precursor y sienten veneración por algunos clásicos: Fary Luis, Quevedo o Cervantes y la literatura medieval, en especial el Cantar de Mio Cid, Berceo, el Arcipreste de Hita o Manrique.

Buscan la sobriedad y el cuidado del estilo.  Amplían el léxico español con palabras tradicionales o terruñeras. El subjetivismo se convierte en un rasgo esencial, de ahí que el lirismo intimista llene muchas páginas. Frente al tema de España, se mezclan amor y dolor, de ahí que junto a la visión de atraso y pobreza, encontremos cada vez más una exaltación lírica del paisaje, fundamentalmente de Castilla, que tiene como máximo exponente a Don Quijote.

Además, innovaron en el campo de los géneros literarios: se observan profundos cambios en la novela y se configura el ensayo moderno. Menor éxito tuvieron los intentos de renovación en el teatro, a excepción de Valle.

La estética y el espíritu noventayochista se manifiesta en todos los géneros literarios: novela, poesía, ensayo y teatro. Sus principales representantes son:

1. Miguel de Unamuno (1864-1936)

Su obra gira en torno a dos ejes temáticos: el tema de España y el sentido de la vida humana.

En su ensayo En torno al casticismo, analiza el carácter nacional a través de la intrahistioria y plantea otras cuestiones fundamentales del 98: la valoración de Castilla, la europeización… Vida de Don Quijote y Sancho es una interpretación muy personal de la obra cervantina.

Su pensamiento existencial también se vierte en ensayos, novelas, teatro y poesía, así como en artículos. En el ensayo Del sentimiento trágico de la vida nos muestra su miedo a la Nada, lo que supone la angustia de despertar a la trágica condición humana. La inmortalidad se convierte en una idea obsesiva, de ahí su hambre de Dios, pero la razón le niega la esperanza. Los mismos temas aparecerán en La agonía del cristianismo.

En cuanto a su obra poética, su estilo es sobrio, denso conceptualmente. Su temática: la inmortalidad, la identidad del ser, la intucición como forma de conocimiento... Destacaremos Poesías, Rosario de sonetos líricos, El Cristo de Velázquez y Cancionero.

En su terato representó directamente los conflictos íntimos, así en Fedra, Raquel encadenada, La esfinfe, Soledad y El otro.

Pero prestaremos más atención a la novela, dada la renovación del género que supusieron sus obras, cauce de los conflictos existenciales. A Niebla, la subtitula nivola como reacción a la crítica: se trata de una naracción breve en la que apenas hay descripciones, el diálogo juega un papel fundamental y sus personajes son agonistas, que luchan por su existencia contra la muerte y la disolución de su personalidad. Después, vendrán otras: Abel Sánchez (cainismo), La tía Tula (maternidad) o San Manuel, bueno, mártir (un cura pierde la fe pero guarda las apariencias para procurarles la felicidad a sus feligreses). También escribió cuentos y novelas cortas como Tres novelas ejemplares y un prólogo.

2. Ramón María del valle Inclán (1866-1936).

Después de publicar sus Sonatas empieza a alejarse del Modernismo para preocuparse por el pueblo, los oprimidos y el la situación de España. Comedias bárbaras son tres obras teatrales en las que recupera Galicia pero ahora con toda su miseria: personajes violentos o tarados, y todo ello presidido por Don Juan de Montenegro, tirano que representa un mundo heroico en descomposición. El lenguaje se vuelve más fuerte y hasta agrio, pero musical y brillante. Esta tendencia se acentúa en la trilogía de novelas La guerra carlista en la que aparece un lenguaje desgarrado, acentuado por un léxico rústico. En las novelas de la última etapa, como Tirano Banderas o el ciclo de novelas históricas El ruedo ibérico, el estilo, como en los esperpentos, es desgarrado, agrio en su humor, con una fuerte carga crítica, pero sigue siendo una prosa de cuidada elaboración.

Tras esta etapa de transición llega el esperpento, cuyo máximo exponente es su obra teatral Luces de bohemia. Pone su estética al servicio de las ideas del 98: lo trágico y lo grotesco se mezclan para dar como resultado una estética que pretende ser la superación del dolor y la risa. Deforma la realidad para realizar un profundo análisis crítico de la sociedad.

3. José Martínez Ruiz, “Azorín” (1873-1967)

Su pensamiento se centra en la obsesión por el tiempo, la fugacidad de la vida, una melancolía que fluye mansamente unido al deseo de apresar lo que permanece por debajo de lo que huye o de fijar en el recuerdo las cosas que pasaron. Es un contemplativo y un espíritu nostálgico que vive para evocar. Es el mejor ejemplo de compenetración novenatyochista con el paisaje castellano. En sus novelas se difumina la línea divisoria entre novela y ensayo, apenas hay trama argumental, mero pretexto para hilvanar una galería de personajes fracasados y sensibles. Autor impresionista atento a la belleza de lo nimio. Su estilo fluye lento, con un lirismo contenido y una técnica miniaturista en sus descripciones.

Sus tres primeras novelas son de carácter autobiográfico y de ella toma su pseudónimo: La voluntad, Azorín y Confesiones de un pequeño filósofo. En su segunda etapa recupera a los grandes clásicos y culmina su percepción del tiempo como en Castilla.

4. Pío Baroja (1872-1956)

Dos son las notas que caracterizan la personalidad de este autor: pesimismo e individualismo.

Se dedicó casi en exclusiva a la novela. Sus personajes, son siempre un reflejo del autor. Anheló ser un hombre de acción, pero era un ser abúlico, de ahí que encontremos personajes activos y otros, como Andrés Hurtado, contemplativos.

Su concepción de la vida se inscribe en el pesimismo existencial:ell mundo carece de sentido, la vida es absurda y no alberga ninguna confianza en el hombre.

De su primera etapa destacaremos Camino de perfección, El árbol de la ciencia, y la triolgía La lucha por la vida (La busca, Mala hierba, Aurora roja). En la segunda destacaremos Las inquietudes de Shanti Andía. Entre 1913 y 1935 se consagró a Memorias de un hombre de acción. Sus últimos años los dedicó a sus memorias, Desde la última vuelta del camino.

5. Antonio Machado (1875-1939)

Pensaba que la poesía es sobre todas las cosas una honda palpitación del espíritu. Su estancia en Soria le marcará para el resto de su vida: allí se enamora de Leonor, con la que se casa en 1909, pero al fallecer ésta abandona Castilla. Residió en Baeza, Segovia, Madrid y finalmente  en Collioure, donde fallece en el 39. En su obra se distinguen varias etapas marcadas por los acontecimientos de su vida.

Tras su etapa modernista mencionada anteriormente, publica Campos de Castilla (1912) donde queda patente su preocupación por España y el paisaje castellano.  En él se basa su reflexión sobre el hombre. Predominan como temas meditaciones sobre la muerte y la existencia de Dios, sátiras y proverbios morales.

En su etapa fina escribe Nuevas canciones y lo que podríamos denominar un “diario de ideas” en su Juan de Mairena. Por último, hizo algunas de teatro en colaboración con se hermano Manuel como La Lola se va a los puertos o Juan de Mañara.