1. CONTEXTO HISTÓRICO
España, pese a su neutralidad, sufrirá hondos cambios a partir de la Primera Guerra Mundial. La crisis de 1917 trae conflictos sociales, el fin de los partidos turnantes y el creciente protagonismo de las masas obreras. La decadencia de la Monarquía llevaría al golpe de estado de Miguel Primo Rivera en 1923. El cambio fue aceptado en un principio por los intelectuales, aunque después se opondrán al convertirse en una dictadura que prohíbe los partidos y pone fin al parlamentarismo. Tras el paréntesis de la dictadura (1923-1930), las nuevas fuerzas políticas propiciarán el advenimiento de la Segunda República (1931), aunque la pugna entre estas nuevas fuerzas y el viejo bloque dominante explicará los avatares de la República y el desencadenamiento de la Guerra Civil (1936-1939).
Históricamente
la literatura de Vanguardia es la que corresponde a la posguerra que siguió a
1918. Durante 10 años el viejo
continente disfruta de una de una visible prosperidad y reina el optimismo: se
siente el deseo de olvidar los horrores de la guerra y se practica una
literatura de “evasión”, momento que Ortega llamó “la deshumanización del
arte”. El clima es semejante en España. Sin embargo, esta situación dura
aproximadamente hasta 1930: la depresión económica de Occidente, producto del
Crack del 29, coincide con una honda crisis espiritual en la que naufragan el
optimismo y los ideales que se habían forjado en la década anterior.
2. LA GENERACIÓN
DEL 14.
Fue Eugenio
D'Ors quien acuñó el término Novecentismo. Los autores novecentistas configuran
la segunda generación literaria del siglo XX, inmediatamente posterior a
la Generación del 98 y que convive con el Vanguardismo. Son intelectuales. El 1910 se fundan el Centro
de Estudios Histórico y la Residencia de Estudiantes, encaminadas a la
formación de una minoría preparada para el ejercicio de su misión rectora.
Ideología del
Novecentismo.
En lo político,
la mayoría procedía de reformismo burgués. Hombres como Ortega, Azaña o Marañón
defendieron los ideales republicanos.
En lo cultural,
aparece un nuevo tipo de intelectual: se imponen la pulcritud (VS
bohemia modernista), una sólida formación universitaria (VS el
autodidactismo noventayochista) y un examen objetivo, de los problemas:
(VS posturas irracionalistas o exaltadas). Muchos tuvieron una vocación
magistral. Reaccionaron contra actitudes decimonónicas (antirrealismo y
antirromanticismo) y se sintieron europeístas, atendiendo a lo
universal (VS casticismo), lo que también les llevó a una preferencia por lo
urbano frente a lo rural.
El problema
de España sigue
patente, pero con tintes menos patéticos. Son temas frecuentes la idea de la
revolución desde el poder (heredera del regeneracionismo) y el elitismo.
Supone una
superación tanto del Modernismo como de la Generación del 98 y un rechazo al
Romanticismo y al Realismo trivial: se huye del sentimentalismo (se
refrena lo dionisíaco y se potencia lo apolíneo). Tres principios presiden la
labor creadora: pulcritud, distanciamiento y equilibrio. Da como
resultado una literatura para minorías, y se impone el intelectualismo
para evitar lo sentimental. Todo conduce a un arte puro, que es mero
placer estético.. Este arte ha de liberarse de las contaminaciones demasiado
humanas y ser intrascendente, fuente de goce intelectual, sin otra función
social o redentora.
1. El ensayo.
Los ensayistas
ocupan un lugar prioritario en esta generación. Destacaremos, entre todos:
Ortega y
Gasset. Guía y maestro
de la generación, funda en 1913 la “Liga para la Educación Política”, en 1915
la revista “España” y en 1923 la “Revista de Occidente”, que recoge las
nuevas corrientes europeas y españolas de todos los ámbitos del pensamiento y
la creación.
Máxima figura de
la filosofía española del siglo XX, recogió en la España invertebrada su
postura europeísta y su denuncia del aislamiento de nuestro país. Sus ideas
estéticas están expuestas en La deshumanización del arte en
el que analiza y defiende el arte nuevo, deshumanizado, que sólo entiende una
minoría ya que es un arte puro. En Ideas sobre la novela lleva a cabo un
análisis del género narrativo, mientras que Meditaciones del Quijote es
un ensayo sobre los géneros literarios.
Eugenio
D'Ors. definió a la
nueva generación como europeísta, antibohemia, universitaria y laica. Obras: Glosario
(anotaciones breves); Tres horas en el Museo del Prado y Lo
barroco, que le dieron autoridad como crítico de arte; Oceanografía del
tedio es la cima de su prosa, cuidada, limpia y de gran plasticidad.
Otros
autores: Gregorio Marañón.
2. Novela.
Gabriel Miró.
Gran capacidad para
captar sensaciones y sentido lírico, en sus obras la acción se convierte en
mero soporte para descripciones impresionistas. Domina el lenguaje, lleno de
imágenes vivísimas, de emoción y belleza. Insinúa sin mostrar explícitamente.
Obras: Las cerezas del cementerio, Nuestro padre San Daniel, El obispo
leproso.
Ramón Pérez
de Ayala. Comienza con
un relato autobiográfico de corte noventayochista y evoluciona hasta la novela
intelectual. Obras: Tinieblas en las cumbres, A.M.D.G, Luz de domingo.
Otros
autores: Wenceslao Fernández Flores, Benjamín Jarnés.
3. Ramón
Gómez de la Serna es
imposible de encasillar, ejemplo de escritor puro. Para él, el mundo es sólo descriptible en términos de humor,
aunque con un poso de amargura. Encarna el espíritu de vanguardia al estar en
perpetua ruptura con los convencionalismos. Atendió a todos los géneros, menos
a la poesía lírica. Su creación más personal son las greguerías
(Humorismo + Metáfora = Greguería), publicadas por primera vez en 1910 en la
revista “Prometeo”. Son apuntes breves que encierran una pirueta conceptual o
una metáfora insólita, algunas son chistes y otras se acercan a la máxima filosófica.
En el ámbito de la novela, supone la superación del canon tradicional
realista-naturalista por su ingenio, su humor y los personajes estrafalarios;
la acción es escasa, a menudo irreal y están llenas de greguerías que
sorprenden al lector. Obras: Piso bajo, El doctor inverosímil. Escribió
un teatro simbólico e insólito. Obras: La utopía, Los medios seres.
4. Poesía.
Juan Ramón
Jiménez. En 1900 se fue
a Madrid a “luchar por el Modernismo”. Frecuentó la Institución Libre de
Enseñanza y la Residencia de Estudiantes. Se casó en NY en 1916 con Zenobia
Camprubí. Residieron en Madrid hasta la Guerra Civil; a partir de entonces residirán
en varios países hispanoamericanos hasta que en 1951 se asientan
definitivamente en Puerto Rico, donde murió, dos años después de ganar el
Premio Nobel.
Es un poeta
consagrado a su obra, aislado por su hiperestesia. Su poesía es minoritaria (“A
la minoría, siempre”). Su obra está presidida por un triple sed: de Belleza
(expresión de un goce exaltado de lo bello, entreverado de melancolía e incluso
de dolor), de Conocimiento (poesía como modo de penetración en la
esencia de las cosas) y de Eternidad (como posesión inacabable de
Belleza y verdad; preocupación angustiosa de la fugacidad de las cosas e idea
muy particular de Dios, al que identifica con la Naturaleza).
Su obra se puede
clasificar en varias etapas:
--Etapa
sensitiva: de los comienzos a 1915. Muestra de un postromanticismo
becqueriano, pero se aprecia pronto la impronta del Modernismo, como en Almas
de violeta, Ninfeas. En 1903 escribe su primer gran libro, Arias tristes,
poesía “vestida de inocencia”, sencilla de formas. Temas como la soledad y melancolía o el paso del tiempo.
Alejado del Modernismo más ornamental y
sonoro.
De 1908 a 1915
encontramos títulos como Sonetos espirituales: adopta los ropajes del
Modernismo pero de un Modernismo intimista orientado hacia la contemplación y
la confesión sentimental. Pero también compone libros de estilo más sencillo
que presagian la inminente depuración del lenguaje poético: El viaje
definitivo. Su obra en prosa Platero y yo combina rasgos modernistas
con rasgos de voluntad de pureza.
--Época intelectual:
“Más se fue desnudando”(1916-1936). Diario de un poeta recién casado (1916)
supone la ruptura con el Modernismo: poesía desnuda en la que elimina todo lo
anecdótico y tiende a la concentración conceptual y emotiva. Son poemas breves,
densos, en versos escuetos y preferentemente sin rima o leves asonancias y
también poemas en prosa que influirán en la poesía de vanguardia.
Siguen otros
libros: Eternidades, Piedra y cielo, en los que continúa el proceso de
depuración que se traduce en una gran dificultad. La estación total corona esta etapa.
--Época
suficiente (1936-1958). Encontramos títulos como En el otro costado,
Dios deseado y deseante, Animal de fondo. Visión panteísta de la la
naturaleza.
Servirá de guía
a los poetas puros y a los jóvenes del 27, y ya en la segunda mitad del siglo
serán los “novísimos” los que recuperen la estima que había perdido durante la
guerra.
Otros poetas
contemporáneos: Mauricio Bacarisse, Juan José Domenchina y José Moreno Villa.
3.
LAS VAGUARDIAS. EL
ARTE NUEVO.
En
1920 el Modernismo está totalmente superado. En Europa comienzan a aparecer
movimientos vanguardistas. Tras el futurismo italiano, vienen cubismo,
dadaísmo y surrealismo en Francia; ultraísmo y creacionismo en España e
Hispanoamérica.
Los
movimientos de vanguardia suponen una auténtica ruptura y se suceden
unos a otros rápidamente. En este momento de experimentación renovadora se
rechaza todo o casi todo lo anterior . Y una de las consecuencias
de este radicalismo creador fue que los géneros que más necesitaban
apoyarse en la realidad como la novela o el teatro, cedieron terreno al género
que lo permite todo: la poesía.
Las
características de la literatura vanguardista pueden resumirse en los
siguientes puntos:
·Afán
de originalidad: se buscan un más allá inexplorado (como el futurismo
o el ultraísmo) o un “más acá” anterior a toda cultura: la
humanidad primitiva, el mundo del niño... La innovación se produce tanto
en el lenguaje (palabras inusitadas en el lenguaje poético) como en la
métrica (se prescinde del verso y de la rima, de ahí la preferencia por el verso
libre) o en los temas: los grandes temas como la vida, la muerte, el
amor Dios..., se abandonan o se abordan sin trascendencia, con ingenio o
incluso con humor.
La
exhibición del sentimiento se considera de mal gusto y la falta de
sentido lógico les lleva a abolir signos de puntuación, la distinción entre
mayúsculas y minúsculas...
·Hermetismo:
buscan la impopularidad, como Góngora o Juan Ramón (“A la minoría,
siempre.”).
Se
trata de un arte minoritario.
·Autosuficiencia
del arte: el arte aspira a convertirse en una entidad dotada de vida independiente
y autónoma (al romper el vínculo con la realidad). La poesía se convierte
en poesía pura, inmanente, sin elementos no poéticos (es decir,
humanos, como sentimientos, anécdotas...).
·Antirrealismo
y antirromanticismo: se elimina la referencia a lo humano y se elude la
confesión personal. “El poema no dice, es”.
·Sobrerrealismo:
del naufragio de la historia y la realidad salvaron el mundo infantil
y el mundo de los sueños y del subconsciente (principalmente el
Surrealismo).
·Intrascendencia:
el arte debe carecer de toda finalidad extraestética, de toda
trascendencia moral, social o filosófica.
·La
metáfora: como recurso capaz de apresar y expresar asociaciones sin
referirse a lo real.
·Escritura
onírica: automatismo psíquico puro. El Surrealismo propugna trasladar el
dictado puro de la mente con ausencia del control de la razón.
·Atomización:
al querer quebrantar los nexos lógicos, practicar la incoherencia y
entregarse al azar, el arte reflejael carácter fragmentario del mundo y de las
visiones oníricas que lo expresan. Ortega diría gráficamente: “El espejo de la
belleza se ha roto en mil pedazos”.
LOS ISMOS INTERNACIONALES.
FUTURISMO
Nace
en 1909, año en que el escritor italiano Marinetti publica su primer
manifiesto: Manifiesto técnico de la literatura futurista. Resueltamente
antirromántico (“¡Matemos el claro de luna!”), exalta la civilización
mecánica y técnica: “Un automóvil de carreras es más hermoso que la
Victoria de Samotracia.” Se tratarán temas como el avión, la máquina, la
energía eléctrica, el deporte...
CUBISMO
Nace
hacia 1907 como escuela pictórica, pero el llamado cubismo literario
arranca en 1913 gracias a Guillaume Apollinaire. Se propone descomponer
la realidad para proceder a composiciones libres de conceptos, imágenes o
frases. Sobre todo los famosos Caligramas de Apollinaire, especiales
disposiciones tipográficas de los versos que forman “imágenes visuales”.
Éste y otros artificios como el “collage” serán aprovechados por
posteriores movimientos de vanguardia.
DADAÍSMO
Encabezado
por Tristán Tzara surge en Suiza durante la Primera Guerra Mundial
en 1916. Su nombre, elegido al azar abriendo un diccionario con un cuchillo, es
el de un balbuceo infantil. Es un movimiento de rebeldía pura
que se levanta contra la lógica, contra el sentido común y vuelven al
primitivismo e ilogicismo de la infancia. Surge de un rechazo a la
“racionalidad” que condujo al absurdo de la guerra. Preparó el camino para el
Surrealismo.
SURREALISMO
Surge
de la decadencia del Dadaísmo y convierte su risa jovial en protesta
literaria, metafísica y social. Su principal representante es André
Breton, que publica en 1924 el Manifiesto surrealista. No sólo
es una renovación estética, es una renovación integral: una total
liberación del hombre de los impulsos reprimidos en el subconsciente (Freud)
por una razón sumisa a convenciones morales y sociales, y de la represión que
ejerce sobre el hombre la sociedad burguesa (Marx). La vida no es más que la
cara más gris de la realidad y hay que conquistar la verdadera vida, acceder a
una realidad más alta, la superrealidad que se halla amordazada en lo más hondo
de las conciencias. En el ámbito literario, quieren alejar la razón del
proceso creador para que la escritura sea fruto del subconsciente. Influyó
en escritores como Lorca, en pintores como Dalí y en cineastas como Buñuel.
EXPRESIONISMO
Surge
en Alemania y en literatura su máximo representante fue B. Bretch,
que combinó lo grotesco y lo patético, lo lírico y lo realista.
Se
puede hablar de manifestaciones vanguardistas en la producción de muchos
autores. Ramón Gómez de la Serna ,(que con la publicación del Manifiesto
futurista de Marinetti en la revista Prometeo abrió el camino del arte
nuevo en España, principalmente del Ultraísmo, con su prosa y
sus greguerías), Juan Ramón Jiménez (que influirá en las manifestaciones
de vanguardia que tienden a la poesía pura) y Ortega y Gasset
(que con su Deshumanización del arte llevó a cabo la confirmación
teórica del impulso renovador y que acogió los escritos de los jóvenes
escritores vanguardistas en la Revista de Occidente.)
La
vanguardia hispana se caracteriza por combinar e integrar rasgos de distintos
ismos.
ULTRAÍSMO
Su
primer manifiesto aparece en 1919 en la revista Cervantes:
defienden la creación de imágenes mediante metáforas y rechazan lo
anecdótico y sentimental. Su nombre indica la voluntad de ir “más allá”
del Novecentismo imperante. En la línea del antisentimentalismo y la
deshumanización, incluye los temas maquinistas y deportivos, busca imágenes
nuevas, recurre a disposiciones tipográficas al modo de Apollinaire
y suprime la puntuación en los escritos. Supone el resumen en España e Hispanoamérica
de los movimientos de vanguardia “alegre”.
Su principal
promotor fue Guillermo de la Torre con sus “poemas visuales” Hélices.
Destacan también obras de otros autores: Imagen, de Gerardo
Diego.
CREACIONISMO
Fue
iniciado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro. Querían un arte
que no imitara ni tradujera la realidad. Su máxima era: “¿Por qué, cantáis la
rosa, ¡oh, poetas? / ¡Hacedla florecer en el poema!”
SURREALISMO
Fue
conocido tempranamente a través de la traducción del Manifiesto en 1925;
a ello hay que añadir las vistas de Bretón a Barcelona y la de Aragon a
la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde vivían, entre otros,
Buñuel, Lorca o Dalí. El poeta Juan Larrea jugó un papel fundamental en
la difusión del Surrealismo en nuestro país.
El Surrealismo
español no fue ortodoxo: no practicaron la escritura automática
ni llegaron a la pura creación inconsciente. Lo que sí hubo fue una liberalización
de la imagen y un enriquecimiento del lenguaje poético. Fusionó, además, Ultraísmo,
Creacionismo y la tradición autóctona.
El Surrealismo
significó la crisis del ideal de poesía pura y deshumanización
que había prevalecido durante unos años. Lo humano, e incluso lo social y lo
político, penetran de nuevo en la literatura precisamente por los cauces de
la expresión surrealista: así lo prueban las trayectorias de Lorca, Alberti y
Neruda.