1. Breves apuntes sobre su vida que afectan a El árbol de la ciencia.
Nace en San Sebastián en 1872. Vive durante casi toda
su vida en Madrid, aunque también en Pamplona y en Valencia donde acaba sus
estudios de Medicina. Se doctora con una tesis sobre El dolor. Ejerció poco tiempo como médico.
Entra en contacto con escritores como Azorín y Maeztu,
lo que le llevará a entregarse a su gran vocación, la literatura. Firma el Manifiesto de los tres (1903). Entra en
política. Simpatizó con el anarquismo, militó en el “Partido Republicano
Radical”, pero su talante individualista encajaba mal en las directrices de
partidos políticos. Pese a sus contactos juveniles con el anarquismo, lo que
realmente le atraía del mismo era la rebeldía. Rechazaba el comunismo, el socialismo
y la democracia, encerrándose pronto en un radical escepticismo; de hecho no
participa ni en la oposición a Primo de Rivera, ni en la llegada de la
República. Durante la Guerra Civil pasa a Francia, pero vuelve en 1940. Muere
en Madrid en 1956.
Viaja por España. Fue un solitario. En su ensayo Juventud, egolatría, se incluye entre
quienes están “enfermos” por tener más sensibilidad de la necesaria. Conocida
es su timidez, su espíritu de independencia, su misoginia, que le hizo rechazar
el matrimonio, a la vez que fustigaba el recurso a la prostitución. Todo esto
lo hacer ser un hombre de un radical pesimismo: “la vida es esto, crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén de la
fuerza por la debilidad”. Par él el hombre es egoísta, cruel y brutal. Sin
embargo hay en Baroja otra cara, la que le lleva a ser tierno con los
desvalidos y marginados.
Las ideas sobre el hombre y el mundo que se deducen de
sus obras se inscriben a la perfección en la línea del pesimismo existencia,
religioso, social y económico. Esta concepción le viene también del filósofo
Schopenhauer.
2. Obra.
Baroja es el novelista del 98,
aunque hizo incursiones en otros géneros: un libro de versos, algunas obras
teatrales, algún ensayo (Juventud,
egolatría).
Su fecundidad narrativa lo aproxima
a Galdós:
- Una decena de libros de cuentos y relatos breves.
- Más de sesenta novelas.
Podemos dividir su obra en tres etapas:
- Primera etapa: 1900- 1914 (Primera Guerra Mundial).
Es la más importante. El autor agrupa las novelas en
trilogías:
a) Trilogía de “la
Tierra Vasca”: La Casa de Aizgorri ,
El Mayorazgo de Lbraz y Zalacaín el aventurero.
b) Trilogía de “la
lucha por la vida”: La busca, (protagonizada
por Manuel, venido de un pueb lo a Madrid y va pasando por diversos ambientes y
oficios hasta terminar en los suburbios de la ciudad, entre mendigos, golfos y
vagos, al borde de la delincuencia. Baroja pinta descarnada y sombríamente las
clases medias y bajas y las más miserables de la sociedad madrileña), Aurora Roja
y Mala hierba.
c) Trilogía de “la
vida fantástica”: Camino de
perfección, Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox y
Paradox, rey.
d) Trilogía de “la
raza”: El árbol de la ciencia (1911),
La dama errante y La
ciudad de la niebla.
El árbol de
la ciencia es una novela típicamente
noventayochista, -refleja la crisis existencialista y vital del inadaptado
protagonista, Andrés Hurtado, sus disquisiciones pesimistas, sus dolorosas
experiencias que lo conducirán al suicidio. Fuerte crítica a la sociedad
española. La obra recoge bastantes aspectos de la vida del propio autor sin
llegar por ello a ser biográfica.
- Segunda etapa: 1914 – Guerra Civil.
- Tercera etapa: 1936 – 1956
Baroja afirmaba que lo novela era un “cajón de sastre”
donde cabía todo. Esta impresión pueden producirla el desaliño de muchas de sus
novelas: acumulación de episodios y acontecimientos, de personajes sin un
aparente esquema constructivo. La técnica narrativa de Baroja es realista,
basada en la observación de ambientes, y situaciones y personajes de la vida
real pero vistos a través del subjetivismo del autor que le da un carácter
impresionista al texto. Los
personajes suelen ser personajes
marginados o enfrentados a la sociedad, a veces cargados de frustración y
abulia (Andrés Hurtado), otras de acción (Zalacaín). Sus novelas están pobladas
de multitud de personajes secundarios apenas caracterizados, que entran y salen
sin previo aviso, pero que aportan la impresión de variedad que se encuentra en
la vida.
Su
prosa es clara, sencilla y espontánea, antirretórica, con abundancia de frases
cortas y descripciones impresionistas.
3. Notas para un comentario crítico sobre El árbol de la ciencia.
a) Subgénero narrativo.
El árbol de la
ciencia combina la novela de personaje (lo que sucede al protagonista en su
interior) y la novela de viaje (peripecias vitales externas contadas en forma
de narración lineal). Esta unión de biografía y relato de viaje se aglutina en
torno al protagonista y su principal problema: el buscar un sentido a su vida.
Se le llama bildungsroman, o novela
de formación del protagonista, ya que a lo largo del relato se va conformando
su personalidad desde la juventud hasta la madurez, a partir de un “viaje” por
el mundo exterior (Valencia, Burgos, Alcolea…), y por su mundo interior
(lecturas filosóficas y charlas con su tío Iturrioz).
b) Tema y argumento.
El tema principal es el debate del protagonista entre su
pensamiento y el mundo exterior. Andrés reflexiona sobre lo que le ocurre para
encontrar cuál debe ser su pauta de actuación, y adopta una postura que se
conoce como “abulia” o incapacidad de actuar, pero no por falta de carácter,
sino por exceso de reflexión.
Su no adaptación tiene el sentido de la protesta.
Hurtado, como Baroja, es un moralista y desea un mundo mejor, menos sometido a
la crueldad producto de la lucha por la supervivencia.
Entre los subtemas
encontramos:
1. El conocimiento científico. La ciencia es el camino que elige Andrés como
postura vital. Estudia Medicina, pero descubre que la ciencia le trae más
problemas que soluciones. La ciencia para Andrés no está a la altura que
debería para construir un mundo mejor, pero confía en que en el futuro lo esté.
Entre las conversaciones con Iturrioz hay una fundamental: el problema de la
vida y de la ciencia como conocimiento de aquella, simbolizado en la imagen
bíblica que da título al libro: el árbol de la vida y de la ciencia. Baroja
recoge un pensamiento del Eclesiastés:
“Quien añade ciencia, añade dolor”. Es más feliz quien desconoce, quien ignora.
Este pensamiento lo recoge Shopenhauer y está en el poema “Lo fatal” de R.
Darío.
Andrés
cree en la ciencia, pero no en la de su momento, sino en la que está por venir.
Por eso la novela termina diciendo que “tenía algo de precursor”
2. La lucha por la vida. La vida es entendida como cruel lucha por la
supervivencia. Esto procede del “darwinismo social”, teoría muy extendida a
finales del XIX. En esta época se presentaba como natural que los pueblos
superiores dominen a los inferiores.
3. La crítica de la sociedad española. (educación, la España profunda de la intrahistoria que
representa Alcolea, el Desastre del 98).
4. El trasfondo filosófico. Kant, Hegel, Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche…
5. El amor. El amor entendido como sentimiento romántico está
satirizado en la figura de Lamela. El amor familiar se pone en entredicho (en
la familia de Andrés). El amor por Lulú es fructífero siempre que no transmita
la vida, porque los hijos heredan las taras de los padres, en este caso, Andrés
al tener un hijo sólo perpetuaría el dolor de vivir (Naturalismo).
c)
Los personajes.
Protagonista: Andrés. P.Principales:
los que intervienen con mayor peso en la caracterización de Andrés (Lulú,
Iturrioz…)
Secundarios: Aparecen una galería
muy importante de personajes secundarios con una doble función: pasar revista a
las distintas clases sociales, y aportan cada uno un rasgo a la caracterización
general del ser humano. Dentro de este grupo destacamos a los estudiantes (madrileños y venidos de
provincias), a los profesores (lo
más serios, los más ridículos, los más engreídos, ignorantes y desconectados de
la ciencia en Europa…). Los médicos,
los tipos del barrio de Lulú (un
sainetero estúpido y fúnebre, Antoñito Casares periodista andaluz con moral de
chulo; Estrella; Doña Virginia, comadrona, tercer, alcahueta “mosca sarcófaga”
que hacía abortar, secuestraba a las muchachas y las vendía; Venancia
(trabajadora incesante con la idea de que el mundo sólo se lo merecían los
ricos…). Los tipos de Alcolea
(Pepinito, Dorotea, el molinero, los Ratones y Mochuelos, el tío Garrota –el
maltratador-, etc.
La mayoría de estos personajes están
caracterizados como “tipos”, es decir, sus principales rasgos físicos y morales
están tipificados, no individualizados; y además, el 90% están descritos de
forma despectiva. La mayor parte de estos personajes se describen en tres
líneas, lo que confiere más individualidad al protagonista Andrés que es el
único que se rebela frente a la mísera sociedad moral que le ha tocado vivir.
d)
La voz de los personajes.
En El árbol de la ciencia hay sobre todo estilo directo, es decir,
mucho diálogo. También aparece el estilo indirecto (“Hurtado le contaba lo que
hacía, le hablaba de la clase de disección…”) y el estilo indirecto libre (“A
pesar de su caridad y de sus buenas obras, este hermano Juan era para Andrés
repulsivo; le producía una impresión desagradable… Había en él algo anormal.
¡Es tan lógico, tan natural en el hombre huir del dolor, de la enfermedad, de
la tristeza!”voz del personaje).
No hay monólogo interior ni monólogo en toda la obra. Baroja no deja en ningún
momento solo a su protagonista.
e)
Narrador. Es un narrador omnisciente subjetivo en la mayor parte de las
ocasiones.
f)
Espacio.
Los espacios que aparecen en la
novela son de dos clases: real (Madrid) y otro de base real (Alcolea del Campo
no existe en la realidad, pero podría tratarse de cualquier municipio de Ciudad
Real limítrofe con Andalucía. En realidad lo que hace Baroja es contraponer
campo a ciudad.
g)
Tiempo.
El tiempo de la historia sigue un
orden cronólogico: desde el comienzo de la carrera de Andrés hasta su suicidio.
El tiempo del relato: emplea los
cinco primeros capítulos de la novela para el primer año de carrera, el sexto
para el segundo año, el 7º para el tercero, el 8º,9º,10º y 11º para el cuarto.
Se producen ralentizaciones y aceleraciones. También hay rupturas temporales
cuando el protagonista recuerda su infancia (flash-back o analepsis).