El
árbol de la ciencia, Pío Baroja, novela.
Baroja escribe esta novela
en el año 1911. El desarrollo de la novela se sitúa en los años 90 del XIX, el
periodo de juventud de Baroja y del protagonista, Hurtado. No es una obra
autobiográfica, pero refleja en Andrés Hurtado (su “alter ego”) sus vivencias,
inquietudes y preocupaciones.
Contexto histórico:
La propia novela es un
retrato de la España de la época. Refleja la “ crisis de fin de siglo” que
afectó a los intelectuales en el tránsito del XIX al XX. Entre los
intelectuales de la época hay una gran decepción ante la sociedad y ante el
estado burgués. Consideran que la alta política ha fracasado, pues es incapaz
de responder ante las necesidades de la sociedad. Son personas cultas que no se
identifican con ningún grupo en concreto. En este contexto, España pierde los
restos del imperio ( Cuba y Filipinas) en el “ desastre” de 1898.
Se retrata una España
colapsada, tal y como la ve Baroja. Es un retrato muy crítico, desengañado,
realizado a partir de un sinfín de personajes que representan el panorama
social, político y cultural. Destacamos los siguientes aspectos: atraso científico (profesores que enseñan
teorías absurdas, imposibilidad de investigar), el atraso de los pueblos y sus
arcaicas divisiones (vecinos y personas más acomodadas como el protagonista ,
mala alimentación), el triunfo de aquellos que carecen de escrúpulos (Aracil y
cómo despide a Montaner cuando ya no le interesa), preocupación de las clases medias venidas a menos por la
apariencia (madre de Lulú), la ignorancia de las clases sociales bajas (
vecinos de Lulú, Venancia y su opinión inmovilista acerca de los pobres y los
ricos), así como la falta de voluntad para cambiar y la crueldad o la burla que
caracterizan las relaciones humanas (el marido de la dueña de la casa de
Alcolea en la que vive Andrés, que entrega un pajarillo a un gato y se ríe
cuando éste lo mata; o la falta de sensibilidad en las prácticas con
cadáveres). No obstante, la entrega a los demás resulta odiosa o repulsiva por
ser antinatural (el monje-santón).
Se traslada al lector la
impotencia de los autores del 98, que observan un panorama ante el que no les
queda otro remedio que la inacción y la búsqueda de la ataraxia, que les
permita mantenerse al margen.
Contexto literario:
La novela muestra la
preocupación por España que marcó a la generación del 98. El anquilosamiento
del país (Alcolea es un símbolo de ese estancamiento) motivó algunos intentos
de reforma de varios miembros de la generación, entre ellos Baroja, en su
juventud; aunque con el tiempo acabaron llegando a posturas desengañadas o
escépticas. Esta presencia del tema de España no sólo está presente en la
novela, sino también en la poesía (Campos de Castilla, de Machado) o los
ensayos (Castilla, de Azorín).
Los temas existenciales,
capitales para la generación del 98, están también muy presentes en esta
novela. Andrés Hurtado, alter ego de Baroja, carece de fe religiosa y
busca respuestas al sentido de la vida, a la crueldad del ser humano, además de
preguntarse cuál debe ser la actitud ante la injusticia social (por ejemplo,
ante situaciones como el maltrato que se le da a la anciana dueña del gato, o
ante la falsa acusación de asesinato en Alcolea). Al no hallar respuestas en la
ciencia, las busca en la filosofía, de la mano de su tío Iturrioz. Mediante
esas conversaciones comprende que la reflexión, la inteligencia, sólo pueden
traer la infelicidad al ser humano, de la misma manera que comer del “árbol de
la ciencia del bien y del mal” supuso el destierro del Paraíso para Adán y Eva.
Sólo en el aislamiento social encuentra Andrés Hurtado la paz, la ataraxia,
cuando se encierra con Lulú, dedicado a un trabajo intelectual (la traducción,
primero y la redacción, después, de trabajos científicos), pero sin relación
con los demás. La muerte de ésta, junto con el niño que esperaban, rompe el
equilibrio y provocan su suicidio.
Otras novelas del 98 con
similares inquietudes existenciales son Niebla, o Amor y pedagogía,novelas
de tipo ensayístico denominadas “nivolas”, de Unamuno; o La voluntad, de
Azorín; o Camino de perfección, del propio Baroja.
La técnica novelística de
Baroja se aleja de los procedimientos decimonónicos. La novela carece de un
argumento cerrado y sus descripciones se componen de simples pinceladas. La
trama está organizada mediante pequeños episodios, con múltiples personajes que
aparecen en ocasiones una o dos veces (Lamela, Letamendi, etc.), y esto es así
porque la novela refleja la vida, y ésta no tiene sentido,se rige por el azar.
El estilo de Baroja es
aparentemente descuidado, detesta la retórica, y mediante los diálogos quiere
retratar a los personajes, por lo que refleja diferentes niveles: los
intelectuales de Iturrioz y Andrés, o los coloquiales de Lulú, su madre o los
vecinos de éstas.