miércoles, 29 de enero de 2014

EJERCICIOS DE MORFOLOGÍA

Divide las siguientes palabras en sus constituyentes internos y di de qué tipo son según su estructura y su categoría gramatical:
LANZALLAMAS
REVIVIR
EXTRACELULAR
CONOCEMOS
INDESCIFRABLE
AMERIZAJE
CRISTALIZACIÓN
INCANDESCENTE
DESINTOXICACIÓN
PREDECIR
DESALMADO
CONTARÁN
SALVOCONDUCTO
FERROCARRIL
CARNICERÍA
EMPRENDER
ANTEDILUVIANO
IRREFUTABLE
DULZURA
ULTRAMARINO

viernes, 24 de enero de 2014

PRÁCTICA DE SINTAXIS: ORACIONES

El martes, tras corregir los ejercicios de Léxico y Semántica, analizaremos estas frases:

1. Sus facciones me parecieron tan perfectas que daba la sensación de hallarse situada en algún punto más allá de lo humano.

2. A pesar de que hubo golpes que me dieron en la cabeza, me sentí lleno de fuerza.

3. Su voz llenaba la estancia como el fragor de un vendaval tan impetuoso como los secretos del universo.

Después, comenzaremos con el tema del Modernismo y 98. Llevadlo preparado.

TEATRO ANTERIOR AL 1939

Tras los temas de Modernismo y 98 y Novecentismo y Vanguardias, veremos el de Teatro anterior a 1939. Podéis irlo preparando:


TEMA7. TEATRO ANTERIOR A 1939. TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS PRINCIPALES.

Desde principios del siglo XX van relegándose paulatinamente las formas del drama romántico, lleno de pasiones desmesuradas y lenguaje altisonante y afectado, cuyo mejor exponente fue José de Echagaray (1832-1916). El espectador comienza a interesarse por historias de la realidad cotidiana que le atañen más directamente, pero rechaza lo que se aparta de los temas tradicionales tratados con la técnica de siempre, de ahí que hubiera tres tendencias que tuvieran éxito comercial mientras que autores más inquietos estéticamente que ensayaron procedimientos novedosos no llegaron al gran público.

TEATRO QUE TRIUNFA

1. TEATRO REALISTA

Llamada también “alta comedia”, continúa la tendencia realista de la segunda mitad del siglo XIX. Es el teatro burgués por excelencia: sus temas oredominantes son las costumbres sociales, se desarrolla en un marco urbano y se dirige a la media y alta burguesía. Decorados, mobiliario, vestuarios y todo el atrezo son elegidos para producir un realismo escénico que refleje fielmente los ambientes cotidianos.

Máximo representante: Jacinto Benavente. Comenzó su carrera denunciando los defectos y convenciones de la clase media y alta, atacando el arribismo y la hipocresía., lo que le granjeó la admiración de los jóvenes escritores del momento por su carga crítica y su renovación del lenguaje teatral, pero su obra El nido ajeno (1894), tuvo muy mala acogida por parte del público por lo que en adelante el autor prefirió ir acomodando la temática de sus obras a los gustos y preocupaciones de la sociedad. Se convirtió en una especie de cronista de la buena sociedad, escenificando con tono condescendiente sus prejuicios e intolerancias, actitud que no le perdonaron los intelectuales de la época. Entre sus obras destacan los dramas rurales La malquerida y Señora ama, y otras que están en la línea de la llamada “comedia de salón” como La noche del sábado, Rosas de otoño..., pero su obra maestra es Los intereses creados, farsa que utiliza los personajes y el ambiente de la vieja comedia dell'arte, pero que encierra una cínica visión de los ideales burgueses, aunque prudentemente edulcorada.

Benavente hizo un teatro sin grandilocuencia, con una fina de presentación de ambientes cotidianos y una “filosofía” trivialmente desengañada. Destaca su habilidad escénica, su ingenio y la fluidez de sus diálogos. Su línea fue seguida por Gregorio Martínez Sierra, Manuel Linares Rivas o más modernamente Luca de Tena o Calvo Sotelo.

2. TEATRO EN VERSO.

Hacia 1910 comienza a elaborase un teatro en verso de signo antirrealista, heredero del teatro romántico de mediados del siglo XIX, y modernista por su lenguaje y la presentación de ambientes y personajes. Con resonancias del teatro del Siglo de Oro, su temática principal fue el drama histórico. Su postura es anticrítica y apologética, en oposición a la Generación del 98: se exaltan personajes y situaciones de la España medieval e imperial, idealizando y mitificando la grandeza del imperio español. Se trata de un teatro briullante pero vacío, puro ejercicio de virtuosismo dramático. Un teatro verdaderamente poético requerirá el ingenio de un Valle o un Lorca. Sus máximos representantes fueron:

Eduardo Marquina (1879-1946), que ensalzó los valores tradicionales de valentía, nobleza, nostalgia del pasado imperio y patriotismo en En Flandes se ha puesto el sol y Las hijas del cid.

Francisco Villaespesa (1877-1936). En El Alcázar de las perlas, Abén Humeya y otras, evoca la España árabe, el mundo oriental y la historia de España, y se ambienta en lujosos salones habitados por atractivas princesas.

En este estilo modernista harán también teatro los hermanos Machado, coautores de La Lola se va a los puertos obra ambientada en la Andalucía popular del cante jondo.

3. TEATRO CÓMICO

Toma la tradición de los pasos de Lope de Rueda, los entremeses y los sainetes. Engloba dos géneros que alanzaron gran éxito entre el público: la comedia costumbrista y el sainete (fue a finales del siglo XIX la modalidad característica del “género chico”, en la mayoría de corta de extensión; ahora se amplía y va perdiendo la parte musical). representantes:

Carlos Arniches (1886-1946). Su obra original se clasifica en dos garndes grupos:

--Género chico: sainetes de ambiente madrileño, como El Santo de la Isidra, Los guapos o La Doloretes. Interesantes por su habla castiza (creada en parte por el autor), los personajes son tipos populares tratados con gran fuerza expresiva y rasgos melodramáticos, la comicidad se logra con graciosos diálogos y el chiste fácil.

--Tragicomedia grotesca: funde lo risible y o conmovedor, con una observación de las costumbres más profunda y una actitud crítica ante las injusticias. Un buen ejemplo es La señorita de Trevélez.

Los hermanos Quintero, Serafín (1871-1938) y Joaquín (1873-1944). Nos presentan en sus sainetes una Anadalucía artificial, edulcorada y sin asomo de problemática, que no representa en absoluto la Andalucía real. Las obras están pobladas de tipos andaluces, simpáticos, bondadosos, con sabor local y cierto sentimentalismo. Dominan la técnica teatral logrando la comicidad con situaciones disparatadas, juegos de palabras y lenguaje fluido, gracioso y ocurrente. Conciben el teatro como producto de consumo. Diferenciaron entre sainete (un sólo acto que refleja tipos y costumbres populares) y comedia (al menos dos actos y refleja tipos y costumbres no populares). Escribieron unas 200 obras entre entremeses, juguetes, sainetes, zarzuelas, comedias y dramas, de las que destacaremos: La reja, Abanicos y panderetas, El patio, Las de Caín.

Pedro Muñoz Seca (1881-1936). Destaca en el terreno de la parodia: creó un nuevo género llamado astracán, degeneración de un híbrido teatral que mezcla elementos del juguete cómico y del melodrama cómico de costumbres. Son piezas descabelladas sin más objetivo que levantar la carcajada. Destaca La venganza de Don Mendo.

No podemos dejar de mencionar el teatro lírico. El género chico tuvo una vida breve. En Madrid y Barcelona había muchas salas de este género. Es un teatro de consumo con estructura fija, dominado por las voces del elenco. El sainete y otros géneros se adaptaron con partes cantables. Con su declive, la zarzuela recobró prestigio y su repertorio se renovó. Desde los 30 vuelven a estrenarse nuevas obras aunque con menos éxito.

 

B. TEATRO INNOVADOR Y MINORITARIO.

Se alejan del realismo dominante y ensayan nuevas fórmulas dramáticas. Entre ellos, se alzan Valle Inclán y Lorca.

1. TEATRO DE LA GENERACIÓN DEL 98

Unamuno. Cauce de expresión para los conflictos humanos que le obsesionan (muerte, angustia, inmortalidad...). Son dramas de ideas con un diálogo denso y sin concesiones a las exigencias escénicas, personajes a los que confiere un carácter filosófico o simbólico, y todo ello presidido por la concepción unamuniana de la obra como “desnudez”. Destacaremos La Raquel encadenada, Fedra, El otro o La esfinge.

Azorín. Quería renovar el teatro apartándolo de la realidad, lo que se traduce en un teatro antirrealista (que permita aflorar el mundo del subconsciente lo maravilloso) y subjetivo, en la línea de lo irreal y simbólico. Destaca Old Spain y La guerrilla. Diálogos animados y vivos. Su mejor obra: Angelita sobre su obsesión por el tema del tiempo.

Valle Inclán. Su teatro tiene una clara vocación de ruptura, tanto en la forma como en la temática, lo que le convierte en una de las cumbres del teatro europeo del siglo XX. En su obra, al igual que en la novela, se observa un proceso de evolución que va desde los dramas “decadentistas” de raíz modernista hasta el esperpento, aunque este desarrollo no es lineal. Podemos dividir sus obras en:

--Tres obras varias (estética modernista): El Marqués de Bradomín, Voces de gesta, Cuento de abril. La primera es una adaptación parcial de Sonata de otoño que inicia la técnica de múltiples lugares de acción, técnica que se deriva del origen novelesco de la obra.

--Etapa de transición: las comedias míticas. En esta etapa cabe destacar: la trilogía de las Comedias bárbaras, llamadas así porque su técnica es teatral y por las violentas pasiones que perturban a sus sombríos y malditos personajes, así como por la visión apocalíptica del mundo. Supone un alejamiento de los ambientes esteticistas del Modernismo y la primera muestra de su “teatro en libertad” (libertad de imaginación creadora). La acción se sitúa en Galicia. Muestra la descomposición de una sociedad arcaica y rural. Divinas palabras, que también tiene Galicia por escenario, se puede incluir ya en la estética del esperpento por su tema y sus características.

--Las farsas: las obras de este ciclo aparecen recogidas bajo el título Tablado de marionetas para la educación de los príncipes. Elige la farsa para ridiculizar personajes y situaciones, lo que supone un paso más hacia el esperpento, por cuanto tiene de antirrealista y de situaciones caricaturescas y extravagantes. También hay que destacar La Marquesa Rosalinda, obra que entrecruza elementos procedentes del teatro de marionetas con otros de la commedia dell’arte y del entremés, dando origen a una farsa sentimental y grotesca, que es superación y homenaje de la visión modernista.

--Los esperpentos: el esperpento se constituye en un método fustigador contra una determinada sociedad: pretende comunicar el sentido trágico de la vida española a través de una estética deformadora: física, espiritual, de lenguaje y de acción (el espejo cóncavo).Valle Inclán plantea una particular tensión dramática: belleza y sangre, alegría y crueldad, técnica y absurdo, vida y muerte. El esperpento supone la superación del dolor y de la risa. Los personajes, se transforman en marionetas, en fantoches. Las obras están teñidas de sarcasmo y mordacidad, lo que hace más ácida la crítica. Los títulos más destacados: Luces de bohemia (destacar las novedosas y litearias acotaciones del autor y la gran variedad de registros lingüísticos que recoge, que van del más culto al más vulgar) y tres piezas breves recogidas en Martes de carnaval.

Jacinto Grau. Coetáneo a la Generación del 98 pero con una estética próxima al Novecentismo, realiza un teatro eminentemente intelectual, esbozando en sus obras planteamientos filosóficos y trascendentales. Entre sus títulos, destacaremos El hijo pródigo, El conde Alarcos y su mayor éxito, El señor de Pigmalión.

2. TEATRO DE LA GENERACIÓN DEL 14.

Aunque, como ya hemos señalado, sea un autor difícil de clasificar, el inigualable Ramón Gómez de la Serna combinó elementos simbolistas, modernistas, dadaístas y presurrealistas. Reacciona contra la burguesía puritana y vulgar. Los medios seres, Escaleras.

3. TEATRO DE LA GENERACIÓN DEL 27.

Federico García Lorca. Es el suyo un teatro poético. Para Lorca el teatro es “la poesía que se levanta del libro y se hace humana”, con lo que defiende la necesidad de un teatro vivo que refleje las tragedias que constituyen la vida cotidiana del pueblo, un teatro que tiene que ser emoción y poesía “en la palabra, en la acción y en el gesto”, un teatro totalmente humano pero con una recreación poética que vaya más allá de la realidad, que la trascienda. Un teatro, además, con una clara y firme voluntad didáctica, educativa, pues está destinado a elevar el nivel cultural de sus destinatarios, el pueblo. Lorca, además, concibe el teatro como un espectáculo total en el que se unen poesía, música, baile y coreografía, ya que, en su opinión, la novedad del teatro viene asociada a la “plástica”. Un buen ejemplo de esta concepción dramática es Bodas de sangre.

Lorca toma influencias del teatro modernista (la estructura de dramas en estampas, preferencia por el mundo rural), del teatro clásico español ( fusión de música y danza), y del teatro de títeres (como lugar de encuentro de una dramaturgia primigenia y popular).

Su temática: el mito del deseo imposible, el conflicto entre la realidad y el deseo, el choque del autoritarismo y la libertad.... aunque el elemento neurálgico del universo lorquiano es la frustración. Lorca lleva a escena destinos trágicos, pasiones condenadas por la soledad o la muerte, amores marcados por la esterilidad, y en varias obras todo ello aparece encarnado en personajes femeninos.

Sus personajes funcionan como arquetipos, como esencias, de ahí su preferencia por los personajes femeninos (encarnan más dramáticamente el ansia de libertad en una sociedad patriarcal y machista).

En cuanto al lenguaje, de nuevo conviven poesía y realidad: habla de un claro sabor popular y poderoso aliento poético. Destaca por la densa presencia de símbolos, metáforas y comparaciones.

En cuanto al estilo, hay que poner especial atención a su uso del verso y la prosa. Sus dos primeras obras están escritas totalmente en verso: El maleficio de la mariposa y Mariana Pineda. En prosa escribió La casa de Bernarda Alba (una prosa profundamente poética). En el resto de sus producciones combinó prosa y verso.

En la evolución de su teatro la experimentación es el elemento determinante. Partiendo del drama modernista, adopta las posibilidades escénicas de la Vanguardia y los recursos de la tradición popular en busca de la expresión adecuada para desarrollar todo el conflicto temático de sus obras:

—Teatro modernista: Mariana Pineda, escrita en verso.

—Etapa de las farsas: entroncan con formas populares del teatro de títeres. Escribe farsas para guiñol (Retablillo de Don Cristóbal), farsas para personas (La Zapatera prodigiosa, Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín). Su farsa, al revés que Valle, intenta engrandecer a sus personajes por su dimensión trágica.

—Criptogramas: denominación que incluye El público y Así que pasen cinco años. El propio Lorca las calificó como “comedias imposibles”. Alto grado de experimentación: rupturas de lógica espacio-temporal, desdoblamientos de personalidad, multiplicación de interpretaciones posibles... Se sitúan en una línea superrealista.

—Neopopularismo: destacan sus tragedias Yerma, Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba. Su secreto consistió en eliminar los estratos superficiales y ahondar allí donde la superstición, las faenas de la tierra y las relaciones humanas se hace rito.

Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores no es tragedia rural pero está montada sobre valores populares. Es un drama urbano (Granada) que simboliza la frustración femenina: su protagonista consume lenta e inútilmente su vida esperando al amado ausente.

Hay que destacar la creación de “La Barraca”, con la que realizó una entusiasta labor representando en los pueblos españoles obras de nuestro teatro clásico.

 

Otros autores del 27 o coetáneos a esta generación:

Alberti: El hombre deshabitado, El adefesio, Noche de guerra en el Museo del Prado.

Miguel Hernández: Obras con matiz político: Pastor de la muerte. (lo meto aquí, aunque no sea realmente del 27)

Salinas: El director, La cabeza de Medusa.

Jardiel Poncela: Supone la renovación del teatro cómico: sus obras se acercan al teatro del absurdo. Eloísa está debajo de un almendro.

 

4. EL TEATRO DE EVASIÓN: ALEJANDRO CASONA.

Dirige antes de la guerra varios grupos para difundir el teatro clásico. Rasgos: Ingenio dramático, simbolismo y gran calidad en su lenguaje. Obra: La sirena varada. En Nuestra Natacha rompe con la estética del teatro poético y gana en contenidos críticos. Otras obras: La molinera de Arcos, Los árboles mueren de pie, Prohibido suicidarse en primavera. Aciertos: ilusión y fantasía mezclados con misterio e intriga, ambientación.

5. TEATRO TESTIMONIAL Y REALISTA: MAX AUB.

Su trayectoria supone una constante experimentación.

—Teatro de vanguardia: cuando está triunfando Benavente, escribe un teatro innovador y de minorías. Trata aspectos existenciales (problemas de comunicación, lo objetivo y o subjetivo). Tiende a lo discursivo en detrimento de la acción. Obras: Crimen, Narciso, Jácara del avaro.

—Teatro de urgencia: De baja calidad. Pedro López García.

T. de testimonio: inmerso en el exilio se siente solidario con los otros exiliados, abocados y víctimas de la tragedia universal, la guerra, la injusticia, el odio y la deshumanización. Consigue en esta línea sus mejores obras: Cara y cruz, No, Morir por cerrar los ojos, Deseada.

 

 

 

 

 

GUÍA DE LECTURA DEL ROMANCERO GITANO

Como os dije esta mañana, dejo aquí la Guía de Lectura del Romancero Gitano de García Lorca.


FEDERICO GARCÍA LORCA, ROMANCERO GITANO.

 

1. Introducción.

            Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 1898 – Víznar, Granada, 1936). Es considerado el poeta español más grande del siglo XX. Antes de su muerte, su fama se había extendido por todo el mundo hispánico, pero su asesinato lo consagró, como víctima del fascismo, y esto influyó en la difusión de su obra. Hijo de una familia acomodada, Lorca vivió entre 1919 y 1928 en la Residencia de Estudiantes. Entre 1929-30 viajó a Nueva York y Cuba, y entre 1933-34 a Uruguay y a Argentina. Su republicanismo y tendencias de izquierda lo convirtieron en una víctima fatal al estallar la guerra. Su obra, comprometida con la tradición, recoge motivos y temas de las religiones naturalistas, a la vez que desarrolla la relación entre la sangre, la muerte y la fecundidad, la fascinación ritual por símbolos como el cuchillo, la luna y el toro, entre otros.

 

2. Romancero gitano

            Fue escrito entre 1924 y 1927, aunque se publicó en 1938. La mayoría de los romances habían ido apareciendo en revistas literarias. Su título inicial fue Primer romancero gitano: trata de expresar la originalidad del tema, es decir, haber poetizado el tema gitano por primera vez. En él hay una fusión de lo culto y lo popular, de lo tradicional y lo nuevo y vanguardista. Esta poesía se inserta en una corriente conocida como neopopularismo. De los aspectos que proceden de la tradición, cabe destacar el dramatismo de los temas (violencia, sensualidad, erotismo, misterio), la densidad expresiva y la métrica. Lorca eleva a un supremo rango artístico, en sus vertientes lírica, novelesca y dramática, una estrofa de larga tradición, el romance. Además, Lorca se atreve a narrar. El lenguaje (sobre todo a lo que la metáfora y adjetivación se refiere) es siempre sorprendente y de una audacia desconocida.

            Romancero gitano canta fraternalmente a una raza marginada y perseguida que el autor utiliza para ilustrar el destino trágico ya que, por encima de los gitanos, se eleva un único personaje, la pena negra, que está presente en todos los rincones: “y donde no hay más que un solo personaje grande y oscuro como un cielo de estío, un solo personaje que es la Pena que se filtra en el tuétano de los huesos y en la savia de los árboles, y que no tiene nada que ver con la melancolía ni con la nostalgia ni con ninguna aflicción o dolencia de ánimo, que es un sentimiento más celeste que terrestre; pena andaluza que es una lucha de la inteligencia amorosa con el misterio que la rodea y no puede comprender.”

            Como antagonista de esta raza, la Guardia Civil, que aparece siempre con notas negativas. De hecho, se hizo una denuncia en su contra por el supuesto carácter ofensivo de su “Romance a la Guardia Civil”. (De hecho se sigue apuntando a que una de las posibles causas de su fusilamiento esté precisamente en el contenido de sus poemas).

Sin embargo, hay que tener en cuenta que éste no es un testimonio social, documental, de la raza gitana, sino que utiliza elementos del ámbito gitano para expresar todo su mundo espiritual, su complejidad anímica. Lorca rehúye la visión pintoresca y colorista del mundo gitano, frecuente en la literatura anterior, y apunta, más que a la situación social de esta raza, a los aspectos más profundos de la misma: “El libro, en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elevado, lo más profundo, más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal. Así pues, el libro es un retablo de la Andalucía, con gitanos, caballos, arcángeles, planetas, con su brisa judía, con su brisa romana, con ríos, con crímenes, con la nota vulgar del contrabandista, y la nota celeste de los niños desnudos de Córdoba que burlan a San Rafael. Un libro donde apenas si está expresada la Andalucía que se ve, pero donde está temblando la que no se ve. Y ahora lo voy a decir. Un libro antipintoresco, antifolklórico, antiflamenco. Donde no hay ni una chaquetilla corta ni un traje de torero, ni un sombrero plano ni una pandereta, donde las figuras sirven a fondos milenarios y donde no hay más que un solo personaje grande y oscuro como un cielo de estío, un solo personaje que es la Pena[...]”

            Para muchos el gitano representa una marginalidad, a veces delictiva, que le interesa para proyectar sus aspiraciones y sueños más íntimos, sus deseos de unos modos de vida marginales y libres, su anhelo de libertad. El gitano representa el hombre primitivo, que vive fuera de la sociedad, la fuerza elemental de la naturaleza que existe al margen de las leyes y de las convenciones sociales.

            Es un libro profundo, escrito con materiales folklóricos, que enfrenta el impulso vital y las pasiones amorosas con la ley, la norma, las costumbres establecidas, los intereses sociales o las imposiciones de la civilización.

 

Temas

 

a.     El destino trágico

Hay poemas que se adentran decididamente en el mundo de las fuerzas oscuras, del eros destructor y de la muerte en tanto que compañía fatal de la condición humana, como en “Romance de la luna, luna”, “Preciosa y el aire”, “Reyerta”, “Romance sonámbulo”, “Romance de la pena negra”..., o en los poemas del erotismo marginal “San Rafael” y “La casada infiel”. Pero el mundo de la historia y la denuncia de los comportamientos colectivos dominan en otros ocasiones, como en los romances que oponen los gitanos a la Guardia Civil: los del Camborio y la Benemérita; también encontramos denuncia de la represión religiosa de los instintos como tema central de “La monja gitana”. “San Miguel” también puede ser considerado una crítica de la “putrefacción social” de Granada. Esta crítica se filtra en los poemas de signo ontológico a los que hemos hecho referencia al principio: por ejemplo, “Preciosa y el aire”, un poema esencialmente mítico, no carece de sutiles contrastes entre la naturaleza y la civilización; o “San Rafael”, también podría prestarse a consideraciones sobre la marginalidad de la condición homosexual.

 

b.     Amor y muerte

Dos temas que no siempre son disociables: se presentan unidos en “Reyerta”, “Romance sonámbulo”, “”Romance de la pena negra” y “Muerto de amor”. Amor y muerte moral hay en “La monja gitana”; erotismo y frustración social en “San Miguel”. Puro erotismo en “La casada infiel” y “Thamar y Amnón”

Las presencias del erotismo en la obra son turbadores, de hecho, se ha considerado el mejor documento de la literatura española creada sobre la realidad amorosa frustrada en sus raíces más íntimas y fundamentales.

El romance de  “La casada infiel” es el romance del sexo superficial y físico, sin implicaciones, sin trascendencia ni repercusión para el espíritu de los actores y, en especial para el gitano que hace la narración un tanto exhibicionista del encuentro sexual. En el “Romance de la luna, luna”, esa luna-mujer-bailarina desnuda, lúbrica y pura, seduce y posee al niño con posesión mortal. Y así hasta llegar hasta el romance último en el que la luna, que tenía senos duros de estaño en el primero, se transforma en pechos durísimos de la hermanastra de Amnón, en el que la luna preside una bíblica y agitanada violación sexual entre hermanastros.  En “Preciosa y el aire” se narra la agresión sexual de un viento hipermasculinizado sobre una doncella que huye asustada...

En cuanto a la muerte, la luna-mujer-muerte del primer romance ejerce su actividad mortífera sobre el niño gitano que allí muere, e inaugura el desfile, ya casi ininterrumpido, de muertes y violencias del Romancero Gitano. En el último romance, junto a la violencia de los esclavos del rey David que quieren matar a Amnón, el propio autor mata el libro que escribe poniendo fin a aquello que está cultivando: “David con unas tijeras / cortó las cuerdas del arpa”. Entre estos romances extremos hay todo un conglomerado de violencias y de crímenes. Es la violencia agresora, augurio de la violación que cerrará el libro, del viento-hombrón sobre la alegre Preciosa, en el romance segundo; es la violencia intrínseca de la raza gitana, que desemboca en turbulenta discusión en el romance tercero en el que el toro de la reyerta / se sube por las paredes. El Camborio que provoca el lamento del poeta, ya que supone el ocaso de una raza violenta: se acabaron los gitanos / que iban por el monte solos; paga con su sangre y su vida a la muerte voraz que domina todo el microcosmos de la obra.  También muerte en el romance decimotercero y decimocuarto. Y tanta violencia aislada, tanta muerte individual, halla su eclosión natural en un asesinato colectivo, en una orgía de violencias, de saqueo, en el romance de la “Guardia Civil Española”. Así es el final, coherente, macabro y definitivo de los poéticos gitanos de Lorca, proyección de su yo más íntimo. Todo cuanto ha cantado es estúpidamente destruido y arde por voluntad ajena y asesina de las fuerzas de represión, de las fuerzas que están para exterminar cualquier forma de heterodoxia.

 

c.     Andalucía del llanto

Refleja el conflicto que vive la raza gitana porque si se integra en el mundo “payo” desaparecería como raza; y si no lo hacen, estarán siempre marginados. Todo esto unido a la tradición del cante jondo.

 

Estructura de la obra

Se divide en dos bloques:

 

a.     Romances del 1 al 15.

Contiene la personal visión que tiene el autor del mundo gitano o su personal invención del mundo gitano que se subjetiva a través de elementos tomados de la gitanería como realidad social y folclórica. Es un mundo cerrado, autónomo, inconfundible, no identificable con ninguna realidad existente.

Dentro de este bloque, el más extenso, hay que hacer otra subdivisión:

—Bloque femenino: 1-7    aunque el romance de la “Guardia Civil” puede

—Bloque masculino: 8-15    considerarse como síntesis final de todos los anteriores.

 

a.1. Bloque femenino.

Habría que hacer, a su vez, una diferenciación entre los dos primeros y el resto: los unifica la común mitificación de las fuerzas naturales, “femenina” la primera y masculina la segunda, con distribución inversa de las víctimas. Del 3 al 7 la temática es amorosa (aunque ligada a la muerte).

En este bloque las protagonistas son femeninas: la luna, Preciosa, la gitana suicida, la gitana monja, la casada infiel, y en el séptimo la figura de la Soledad, la encarnación de la pena negra, del eterno femenino lorquiano, anhelante y frustrado: es la mujer sin hombre, a quien probablemente ha perdido.

a.2. Bloque masculino.

Predominan los hombres: Antoñito, el muerto de amor, el “Emplazado”...

 

b.     Tres romances históricos (16-18).

El poeta nos ofrece su visión “agitanada” de unos cuadros histórico-legendarios de extracción literaria (“Romance de Don Pedro a caballo”) o de contenido religioso (“Martirio de santa Olalla” y “Thamar y Amnón”). Esta sección busca prolongar hacia atrás, hacia la antigüedad clásica o la Judea bíblica, el mundo poético andaluz: Andalucía romana (“Martirio de Santa Olalla”), Andalucía judaica (“Thamar y Amnón”). En realidad la nota gitana sólo se encuentra en este último, en el coro de vírgenes que rodea a la violada. La “Burla de Don Pedro a caballo” es una leyenda medieval o una alegoría del cristianismo primitivo, según las interpretaciones.

 

c.     Romances 8, 9 y 10.

Están dedicados a ciudades andaluzas. “San Rafael” es el romance que evoca y exalta las esencias de Córdoba, ciudad árabe y romana, y esencialmente andaluza; “San Miguel” Granada, objeto de popular romería; y Sevilla se identifica con la gracia de “San Gabriel”.

 

Elementos formales

 

Realismo: el libro tiene una base real, es decir, se produce una perfecta armonía entre la imaginación para acuñar metáforas o expresiones sorprendentes y la base sólidamente realista de cuanto está poetizando Lorca. Son acontecimientos absolutamente reales los que Lorca está transformando en un mundo propio, muy teñido de sabor mítico. Por ejemplo, preciosa es una  muchacha que es sorprendida por una súbita tormenta, se asusta y corre a refugiarse.

 

Antropomorfización de lo inerte o lo animal: capacidad para dar vida a lo que no tiene vida, de humanizar animales, de animalizar objetos, accidentes atmosféricos o situaciones. Por ejemplo, los faroles tiemblan en el “Romance sonámbulo” o tiritan los cuchillos cuando prenden a Antoñito, o el mismo viento agrede sexualmente a Preciosa.

 

Sensualismo y atención a lo concreto: la escritura de Lorca está centrada en lo concreto, en lo sensorial. Percibe el mundo a través de los cinco sentidos. Los concreto y lo sensorial aparecen ligados en las abundantes indicaciones horarias y en las cuantificaciones exactas: al Camborio se lo llevan a las nueve de la noche o Thamar se tiende en la cama a las tres y media. 

                                  

Figuras literarias:  es clave la tendencia a la metáfora pura, producto de su concepción de la poesía y del influjo de Góngora, y cuyas repercusiones en el texto son la desrealización y el hermetismo. A través de la metáfora se constituye una realidad poética distinta por completo de lo real: la metáfora desrealiza el mundo representado, une la realidad “verdadera” y la realidad poética mediante un gran “salto ecuestre” que concilia mundos diversos y antagónicos. El resultado es el hermetismo y dar la visión de un mundo ambiguo y también oscuro. Por ejemplo, las glorietas de caracolas de “Preciosa y el aire” son los saltos de los peces que, al asomarse en la superficie, dibujan una trayectoria curva en el agua. Junto a la metáfora, la elipsis es una técnica fundamental que también contribuye a la desrealización y al hermetismo. Por ejemplo, ¿qué le ocurre a Soledad Montoya? Podemos conjeturarlo, pero no afirmarlo. ¿Por qué prenden a Antoñito? Puede que por contrabandista, pero no hay datos discursivos seguros.

También la metonimia y el símbolo son recursos fundamentales que obedecen a la condensación expresiva. En cuanto a la primera, veamos algunos ejemplos: los martillos sustituyen a los gitanos de las fraguas en “Reyerta”; los puñales de la “Muerte de Antoñito el Camborio”; o el barco y el caballo, signos metonímicos decisivos para crear un clima de misterio.

Respecto al símbolo, hay que tener claro que funcionan contextualmente, por eso muchas veces algunos críticos señalan que resultan falsas las lecturas que tienden a establecer valores fijos. Pero, para facilitar la comprensión del texto, vamos a establecer algunos de ellos: la luna suele encarnar a la muerte o ser presagio de la misma; los metales también son un presagio negativo ya que se relacionan con el frío de los cadáveres y el material de los cuchillos que se emplean en los asesinatos; la cal se relaciona con los enterramientos; el agua estancada, los pozos y aljibes son escenarios propicios para la muerte de alguien; el agua que corre libremente es propicia a los encuentros amorosos; los colores (rojo, amarillo, verde, blanco...) suelen traer malos augurios. Pero el valor simbólico también alcanza al viento, a las estrellas, a los caballos, pájaros, a las flores y los frutos... en suma, esta obra ofrece la proyección del sistema usual de símbolos lorquianos. 

Hay una tendencia acusada al empleo de contrastes binarios (antítesis): por ejemplo, presentación negativa de la Guardia Civil / ciudad gitana alegre, la muchacha suicida del “Romance sonámbulo” en el interior, en tierra / el hombre que llega tarde desde el mar...

La cohesión estructural se consigue mediante paralelismos sintácticos, léxicos, estribillos...

 

Carácter literario y popular del Romancero: sobre una esencia culta se detectan claras reminiscencias populares como el ritmo, deliberadamente musical, y los asuntos que dan vida a los romances: contrabando, peleas, navajazos, tiros, adulterios, suicidios por amor. Se pueden percibir dos clases de composiciones en el texto: las de materia más popular y / o de estilo fuertemente emocional, musicales, leves, y mucho menos densas que otro grupo de romances de materias más culta, contenido más apretado y con un ritmo más grave. A este segundo tipo pertenecen “Preciosa y el aire”, “Reyerta”, “San Miguel”, “San Rafael”, “Muerto de amor”, “El emplazado”, “Martirio de Santa Olalla” y “Thamar y Amnón”.

Hay expresiones tomadas de romances medievales“ Míralo por dónde viene” en “Preciosa y el aire” o el piropo “¡ Ay Antoñito el Camborio / digno de una Emperatriz!”). En el Romance primero  la zumaya (un pájaro) recuerda a los presagios del vuelo de la corneja del Cantar de Mio Cid. También tiene sabor medieval el uso del adverbio ya en “Prendimiento y muerte de Antoñito el Camborio” ( ya mi talle se ha quebrado / como caña de maíz) o en “Thamar y Amnón” ( ya la coge del cabello / ya la camisa le rasga). Cercanos a los romances medievales son los diálogos dramáticos que entran siempre sin verbo de presentación, y que tienen también valores teatrales y narrativos (Niño, déjame, no pises / mi blancor almidonado en “Romance de la luna, luna”). Lo mismo ocurre con el fragmentarismo, ya que nos ofrece los acontecimientos dramáticos sin antecedentes narrativos creando romances-escena a través de la selección de los momentos culminantes.

 

 

miércoles, 8 de enero de 2014

NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS

Aquí os dejo unos apuntes para que estudiéis el Novecentismo y las Vanguardias

EL NOVECENTISMO Y LA VANGUARDIA.

Contexto histórico.
El siglo XX comienza, según Hauser, tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918). España, pese a su neutralidad, también sufrirá hondos cambios a partir de la misma fecha. La crisis de 1917, con sus conflictos sociales, significa el fin de los partidos turnantes. Frente a la vieja oligarquía se alza con fuerza una creciente pequeña burguesía reformista, a la vez que las masas obreras ganan protagonismo. La decadencia de la Monarquía llevaría al golpe de estado de Miguel Primo Rivera en 1923. El cambio fue aceptado en un principio por los intelectuales, aunque después se opondrán al convertirse en una dictadura que prohíbe los partidos y pone fin al parlamentarismo. Tras el paréntesis de la dictadura (1923-1930), las nuevas fuerzas políticas propiciarán el advenimiento de la Segunda República (1931), aunque la pugna entre estas nuevas fuerzas y el viejo bloque dominante explicará los avatares de la República y el desencadenamiento de la Guerra Civil (1936-1939). Históricamente la literatura de Vanguardia es la que corresponde a la posguerra que siguió a 1918, aunque algún movimiento como el Futurismo o el Cubismo sea inmediatamente anterior. Durante 10 años el viejo continente disfruta de una de una visible prosperidad y reina el optimismo: se siente el deseo de olvidar los horrores de la guerra y se practica una literatura de “evasión”, momento que Ortega llamó “la deshumanización del arte”. El clima es semejante en España, que había permanecido neutral a la contienda y que, pese a los cambios operados, vivió un periodo de relativa tranquilidad que coincide con los felices años veinte, el cansancio de lo bélico y las vanguardias artísticas europeas, aunque ya se están gestando los movimientos radicales que darían lugar al fascismo italiano y al nazismo alemán. Sin embargo, esta situación dura aproximadamente hasta 1930: la depresión económica de Occidente, producto del Crack del 29, coincide con una honda crisis espiritual en la que naufragan el optimismo y los ideales que se habían forjado en la década anterior. La crisis afecta también a España, cuya descomposición no favorecía alegres evasiones. Se llega a tal extremo deshumanizador que a partir de los años treinta la literatura se debate entre el nuevo arte y la literatura de compromiso. En España, el estallido de la Guerra Civil impondrá el compromiso en toda actividad creadora.

LA GENERACIÓN DEL 14.

Los autores novecentistas configuran la segunda generación literaria del siglo XX, inmediatamente posterior a la Generación del 98. Tienen, por tanto, nuevas orientaciones ideológicas y estéticas que no son ni las de la Generación del 98 ni las del Modernismo (aunque autores como Juan Ramón Jiménez se iniciaran en la estética modernista), pero no suponen aún la ruptura radical de la Vanguardia, con la excepción del pionero Ramón Gómez de la Serna. Fue Eugenio D'Ors quien acuñó el término Novecentismo. El Novecentismo se gesta en la primera década del siglo XX. El 1910 se fundan el Centro de Estudios Histórico y la Residencia de Estudiantes, encaminada a la formación de una clase rectora consciente, leal e informada. Ortega y Gasset insiste en rigor científico en los estudios históricos y en la formación de una minoría preparada para el ejercicio de su misión rectora, dos de las preocupaciones clave de esta generación, que presenta dos direcciones: hacia la minoría intelectual y hacia la educación de la mayoría de los españoles.

Ideología del Novecentismo.
En lo político, la mayoría procedía de reformismo burgués. Hombres como Ortega, Azaña o Marañón defendieron los ideales republicanos. En lo cultural, aparece un nuevo tipo de intelectual: se imponen la pulcritud (VS bohemia modernista), una sólida formación universitaria (VS el autodidactismo noventayochista) y un examen sereno, objetivo, o al menos distanciado de los problemas: la claridad racional (VS posturas irracionalistas o exaltadas). Muchos tuvieron una vocación magistral orientada a la formación y educación de la mayoría a través de la cátedra, la prensa... Reaccionaron contra actitudes decimonónicas (antirrealismo y antirromanticismo) y se sintieron europeístas, atendiendo a lo universal (VS casticismo: Ortega y Gasset dijo de los españoles que es una raza “que se muere por instinto de conservación), lo que también les llevó a una preferencia por lo urbano frente a lo rural. El problema de España sigue patente, pero con tintes menos patéticos, por reacción al pesimismo noventayochista, aunque pervive la concepción “castellanocéntrica” de España en autores como Ortega y Gasset. Son temas frecuentes la idea de la revolución desde el poder (heredera del regeneracionismo) y un elitismo cuya expresión máxima será la España invertebrada de Ortega.

Estética del Novecentismo.
Supone una superación tanto del Modernismo como de la Generación del 98 y un rechazo al Romanticismo y al Realismo trivial: se huye del sentimentalismo (se refrena lo dionisíaco y se potencia lo apolíneo), con lo que se abandona el tono apasionado y vehemente como el de Unamuno. Tres principios presiden la labor creadora: pulcritud, distanciamiento y equilibrio. Se crea bajo un imperativo de selección, lo que da como resultado una literatura para minorías, y se impone el intelectualismo para evitar lo sentimental. Todo conduce a un arte puro, que es mero placer estético, dado que tanto el arte como la literatura son creación, no reflejo de valores extrínsecos (de ahí el antirrealismo, antirromanticismo y antinoventayochismo). Este arte ha de liberarse de las contaminaciones demasiado humanas y ser intrascendente, fuente de goce intelectual, sin otra función social o redentora. Se cuidan obsesivamente el lenguaje y el estilo, presidido este último por una idea de “tensión” (huida de lo fácil y desmañado). Conciencia de obra bien meditada, “bien hecha”.

Géneros literarios.

1. El ensayo.
Los ensayistas ocupan un lugar prioritario en esta generación. Destacaremos, entre todos:

Ortega y Gasset. Guía y maestro de la generación, funda en 1913 la “Liga para la Educación Política”, en 1915 la revista “España” y en 1923 la “Revista de Occidente”, que recoge las nuevas corrientes europeas y españolas de todos los ámbitos del pensamiento y la creación. Máxima figura de la filosofía española del siglo XX, recogió en la España invertebrada su postura europeísta y su denuncia del aislamiento de nuestro país. Nos centraremos en sus ideas estéticas, expuestas en La deshumanización del arte. En este ensayo, constata la existencia de un nuevo arte pictórico, musical y literario, la Vanguardia, un arte que resulta minoritario e impopular porque la masa no lo entiende, debido a que es un arte puro: si en el siglo XIX se valora el arte por lo que tenga de humano y real, ahora sólo se valoran las calidades formales. De ahí la tendencia a la deshumanización, que relega las emociones humanas en favor de la pura emoción estética. Es, por tanto, un arte intelectual que no se basa en el contagio emocional. Por ello la poesía es antirromántica, pura creación verbal cuyo instrumento fundamental es la metáfora. Tiende a convertirse en juego, lejos de todo patetismo, de ahí la ironía y hasta un pirueteo cercano a lo deportivo. En Ideas sobre la novela lleva a cabo un análisis del género narrativo, mientras que Meditaciones del Quijote es un ensayo sobre los géneros literarios.

Eugenio D'Ors. definió a la nueva generación como europeísta, antibohemia, universitaria y laica. Obras: Glosario (anotaciones breves); Tres horas en el Museo del Prado y Lo barroco, que le dieron autoridad como crítico de arte; Oceanografía del tedio es la cima de su prosa, cuidada, limpia y de gran plasticidad.
Otros autores: Gregorio Marañón.

2. Novela.

Gabriel Miró. Gran capacidad para captar sensaciones y sentido lírico, en sus obras la acción se convierte en mero soporte para descripciones impresionistas. Domina el lenguaje, lleno de imágenes vivísimas, de emoción y belleza. Insinúa sin mostrar explícitamente. Estilo denso, gran detallismo, uso del estilo nominal, abundancia de sinestesias y ritmo lento. Obras: Las cerezas del cementerio, Nuestro padre San Daniel, El obispo leproso.

Ramón Pérez de Ayala. Comienza con un relato autobiográfico de corte noventayochista y evoluciona hasta la novela intelectual. Obras: Tinieblas en las cumbres, A.M.D.G, Luz de domingo.

Otros autores: Wenceslao Fernández Flores, Benjamín Jarnés.

3. Ramón Gómez de la Serna es imposible de encasillar, ejemplo de escritor puro. Para él, el mundo es un circo grotesco, sólo descriptible en términos de humor, aunque con un poso de amargura. Encarna el espíritu de vanguardia al estar en perpetua ruptura con los convencionalismos. Atendió a todos los géneros, menos a la poesía lírica. Su creación más personal son las greguerías (Humorismo + Metáfora = Greguería), publicadas por primera vez en 1910 en la revista “Prometeo”. Son apuntes breves que encierran una pirueta conceptual o una metáfora insólita, algunas son chistes y otras se acercan a la máxima filosófica. En el ámbito de la novela, supone la superación del canon tradicional realista-naturalista por su ingenio, su humor y los personajes estrafalarios; la acción es escasa, a menudo irreal y están llenas de greguerías que sorprenden al lector. Obras: Piso bajo, El doctor inverosímil. Escribió un teatro simbólico e insólito. Obras: La utopía, Los medios seres.

4. Poesía.

Los poetas tienden a una depuración estilística: son los años de superación del Modernismo que Pedro Salinas llamó “del cisne al búho”.

 La poesía de esta generación está presidida por la figura de: Juan Ramón Jiménez. En 1900 se fue a Madrid a “luchar por el Modernismo”. Rubén Darío le influirá en este primer momento lírico impregnado de Romanticismo que luego repudiaría. En sus diversas estancias en Madrid frecuentó la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Estudiantes. Se casó en NY en 1916 con Zenobia Camprubí. Residieron en Madrid hasta que estalló la Guerra Civil; a partir de entonces residirán en varios países hispanoamericanos hasta que en 1951 se asientan definitivamente en Puerto Rico, donde murió, dos años después de ganar el Premio Nobel.

Lleva a cabo la superación del Modernismo mediante un trabajo constante de depuración poética y gracias a una sensibilidad abierta a todo movimiento renovador. Es un poeta consagrado a su obra, aislado por su hiperestesia, que vivió en una persecución inacabable de belleza y palabra fundamental. Su poesía es minoritaria (“A la minoría, siempre”), de gran dificultad y hermetismo. Su obra está presidida por un triple sed: de Belleza (expresión de un goce exaltado de lo bello, entreverado de melancolía e incluso de dolor), de Conocimiento (poesía como modo de penetración en la esencia de las cosas) y de Eternidad (como posesión inacabable de Belleza y verdad; preocupación angustiosa de la fugacidad de las cosas e idea muy particular de Dios, al que identifica con la Naturaleza, la Belleza absoluta o la propia conciencia creadora). Sus temas constantes: belleza, poesía, amor, eternidad, Dios.

Su obra se puede clasificar en varias etapas, aunque todas ellas son formas diferentes de acercamiento a lo inefable:

--Etapa sensitiva: de los comienzos a 1915. Sus primeros versos son muestra de un postromanticismo becqueriano y un tono adolescente, pero se aprecia pronto la impronta del Modernismo, como en Almas de violeta, Ninfeas. En 1903 escribe su primer gran libro, Arias tristes, poesía “vestida de inocencia”, sencilla de formas, contenida, transparente de emoción. Acento becqueriano evidente: sentimiento de soledad y melancolía y temas como el paso del tiempo o la muerte son propios de este neorromanticismo que penetra en el espíritu modernista o de un intimismo simbolista, que le aleja del Modernismo más ornamental y sonoro. De 1908 a 1915 encontramos títulos como Elejías, La soledad sonora, Poemas májicos y dolientes, Sonetos espirituales: adopta los ropajes del Modernismo pero de un Modernismo intimista orientado hacia la contemplación y la confesión sentimental. Pero también compone libros de estilo más sencillo que presagian la inminente depuración del lenguaje poético: El viaje definitivo, Primavera amarilla. Su obra en prosa Platero y yo combina rasgos modernistas con rasgos de voluntad de pureza.

--Época intelectual: “Más se fue desnudando”(1916-1936). Estío (1915) da paso a una sensibilidad. Diario de un poeta recién casado (1916) supone la ruptura con el Modernismo: poesía desnuda en la que elimina todo lo anecdótico y tiende a la concentración conceptual y emotiva. Son poemas breves, densos, en versos escuetos y preferentemente sin rima o leves asonancias y también poemas en prosa que influirán en la poesía de vanguardia. Siguen otros libros: Eternidades, Piedra y cielo, Poesía..., en los que continúa el proceso de depuración e interiorización que se traduce en una gran dificultad. llevado por la sed de conocimiento su palabra quiere ser un instrumento para penetrar en la realidad. La estación total corona esta etapa: anhelo de abolir el tiempo y de llegar a una posesión total de la belleza, la realidad y el propio ser.

--Época suficiente (1936-1958). Encontramos títulos como En el otro costado, Dios deseado y deseante, Animal de fondo. “Espacio” (poema incluido en la primera) es su obra cumbre de esta etapa: representa la síntesis definitiva de una visión panteísta de la la naturaleza, con la que acaba fundiéndose. Poema de gran riqueza rítmica y metafórica. Servirá de faro a los poetas puros y a los jóvenes del 27, y ya en la segunda mitad del siglo serán los “novísimos” los que recuperen la estima que había perdido durante la guerra.

Otros poetas contemporáneos: Tomás Morales, Mauricio Bacarisse, Juan José Domenchina y José Moreno Villa.

En este momento Europa ya vive inmersa en las Vanguardias, que pronto llegarán a España. A partir de entonces hay fundamentalmente dos tendencias poéticas, que a veces se dan en un mismo autor, incluso fundidas la una con la otra: por un lado, continúa la tendencia de poesía pura al modo juanramoniano; por otro, la influencia de las vanguardias europeas hace que los autores experimenten nuevas formas de poesía y den cabida a nuevos temas poco habituales en el género. Los poetas de la Generación del 27 aunarán estas dos tendencias, entre otras, y darán a la literatura española la Segunda Edad Dorada de la literatura española.


LAS VAGUARDIAS. EL ARTE NUEVO.


El vanguardismo, tanto en Europa como en España, constituye una etapa de enorme interés: un bullir de experiencias que supone una ruptura y conduce a una fecunda renovación del concepto de la literatura y del lenguaje poético. En 1920 el Modernismo está totalmente superado. En Europa, fundamentalmente en Francia, soplan aires nuevos. La expresión del arte de “vanguardia” expresa bien la actitud combativa de sus corifeos. El movimiento se escinde en numerosos “ismos”: tras el futurismo italiano, vienen cubismo, dadaísmo y surrealismo en Francia; imaginismo en Inglaterra y en los EEUU; ultraísmo y creacionismo en España e Hispanoamérica. Si la literatura novecentista había supuesto una depuración e innovación en el ámbito literario, los movimientos de vanguardia suponen una auténtica ruptura —quizá la más radical que se ha dado en la historia de las artes y de las letras. Todas ellas suponen un ejercicio de experimentación creadora, coexisten en pugna y se suceden unos a otros rápidamente. Muchos de ellos afectan por igual a las artes plásticas, al arte escénico o al cinematográfico, a las letras e incluso al pensamiento (aunque no todos abarcaron todas las manifestaciones artísticas). En este momento de experimentación renovadora se rechaza todo o casi todo lo anterior —aunque sólo en teoría—, aunque fundamentalmente se repudian Realismo y Romanticismo, tan cargados de humanidad, de sentimientos y de realidad. Los autores vanguardistas, sobre todo en sus inicios, fueron doctrinalmente muy radicales. Y una de las consecuencias de este radicalismo creador fue que los géneros que más necesitaban apoyarse en la realidad como la novela o el teatro, cedieron terreno al género que lo permite todo: la poesía.

Las características de la literatura vanguardista pueden resumirse en los siguientes puntos:

•Afán de originalidad: en esta ruptura total con lo anterior se buscan un más allá inexplorado (como el futurismo o el ultraísmo) o un “más acá” anterior a toda cultura: la humanidad primitiva, el mundo del niño... La innovación se produce tanto en el lenguaje (palabras inusitadas en el lenguaje poético) como en la métrica (se prescinde del verso y de la rima, de ahí la preferencia por el verso libre) o en los temas: los grandes temas como la vida, la muerte, el amor Dios..., se abandonan o se abordan sin trascendencia, con ingenio o incluso con humor. La exhibición del sentimiento se considera de mal gusto y la falta de sentido lógico les lleva a abolir signos de puntuación, la distinción entre mayúsculas y minúsculas...

•Hermetismo: buscan la impopularidad, como Góngora o Juan Ramón (“A la minoría, siempre.”). Se trata de un arte minoritario. El artista se convierte en un profesional, en un técnico, un virtuoso cuyo oficio es “hacer” poemas.

•Autosuficiencia del arte: el arte aspira a convertirse en una entidad dotada de vida independiente y autónoma (al romper el vínculo con la realidad). La poesía se convierte en poesía pura, inmanente, sin elementos no poéticos (es decir, humanos, como sentimientos, anécdotas...).

•Antirrealismo y antirromanticismo: se elimina la referencia a lo humano y se elude la confesión personal. “El poema no dice, es”.

•Sobrerrealismo: del naufragio de la historia y la realidad salvaron el mundo infantil, promesa de futuro y reino de la incoherencia, una etapa de la vida imaginativa aún pura, sin contaminaciones, en la que la mente funciona de un modo primitivo y elemental; y el mundo de los sueños y del subconsciente (principalmente el Surrealismo), que contiene fuerzas que escapan al dominio del hombre.

  •Intrascendencia: el arte debe carecer de toda finalidad extraestética, de toda trascendencia moral, social o filosófica.

•La metáfora: como recurso capaz de apresar y expresar asociaciones sin referirse a lo real.

•Escritura onírica: automatismo psíquico puro. El Surrealismo propugna trasladar el dictado puro de la mente con ausencia del control de la razón.

•Atomización: ya señalamos antes que para el poeta vanguardista la creación es un “hacer”; sin embargo, los surrealistas, al querer quebrantar los nexos lógicos, practicar la incoherencia y entregarse al azar, la convierten en un “deshacer”, que quiere ser reflejo del carácter fragmentario del mundo y de las visiones oníricas que lo expresan. Ortega diría gráficamente: “El espejo de la belleza se ha roto en mil pedazos”.

  LOS ISMOS INTERNACIONALES.

FUTURISMO Nace en 1909, año en que el escritor italiano Marinetti publica su primer manifiesto vital e iconoclasta en un periódico francés: Manifiesto técnico de la literatura futurista. Resueltamente antirromántico (“¡Matemos el claro de luna!”), exalta la civilización mecánica y técnica: “Un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia.” Se tratarán temas como el avión, la máquina, la energía eléctrica, el deporte... El estilo busca el dinamismo, la rapidez verbal, rompe con la sintaxis para dejar “las palabras en libertad”, lleva a cabo innovaciones tipográficas y crean palabras de manera arbitraria. No dio frutos notables ni en Italia ni en el resto de Europa, salvo en Rusia.

CUBISMO Nace hacia 1907 como escuela pictórica, pero el llamado cubismo literario arranca en 1913 gracias a Guillaume Apollinaire y a otros poetas franceses. Se propone descomponer la realidad para proceder a composiciones libres de conceptos, imágenes o frases. Defiende lo intelectual sobre lo sensorial, se elimina lo anecdótico y desprecia lo sentimental. A ello se añaden (sobre todo los famosos Caligramas de Apollinaire) especiales disposiciones tipográficas de los versos que forman “imágenes visuales”. Éste y otros artificios como el “collage” serán aprovechados por posteriores movimientos de vanguardia.

DADAÍSMO Encabezado por Tristán Tzara surge en Suiza durante la Primera Guerra Mundial en 1916. Su nombre, elegido al azar abriendo un diccionario con un cuchillo, es el de un balbuceo infantil. Es un movimiento de rebeldía pura que se levanta contra la lógica, contra el sentido común y contra las convenciones estéticas o sociales. Rompen con la coherencia del discurso y vuelven al primitivismo e ilogicismo de la infancia. Surge de un rechazo a la “racionalidad” que condujo al absurdo de la guerra. Preparó el camino para el Surrealismo.

SURREALISMO Surge de la decadencia del Dadaísmo y convierte su risa jovial en protesta literaria, metafísica y social. Su principal representante es André Breton, que publica en 1924 el Manifiesto surrealista. No sólo es una renovación estética, es una renovación integral: una total liberación del hombre de los impulsos reprimidos en el subconsciente (Freud) por una razón sumisa a convenciones morales y sociales, y de la represión que ejerce sobre el hombre la sociedad burguesa (Marx). La vida no es más que la cara más gris de la realidad y hay que conquistar la verdadera vida, acceder a una realidad más alta, la superrealidad que se halla amordazada en lo más hondo de las conciencias. En el ámbito literario, quieren alejar la razón del proceso creador para que la escritura sea fruto del subconsciente. El resultado fueron textos herméticos, que hicieron ver la necesidad de introducir una técnica que elaborara lo que dicta el subconsciente. Influyó en escritores como Lorca, en pintores como Dalí y en cineastas como Buñuel.

EXPRESIONISMO Surge en Alemania y en literatura su máximo representante fue B. Bretch, que combinó lo grotesco y lo patético, lo lírico y lo realista. EXISTENCIALISMO En este ismo se debate el sentido de la existencia, la eternidad, los problemas de identidad.... Tiene conexiones con autores como Unamuno, Ortega o Machado.

LA VANGUARDIA ESPAÑOLA La crítica continúa dudando de la existencia de una auténtica producción artística vanguardista en España. Los vanguardistas españoles se resistieron a ser encasillados en una u otra tendencia, pero lo cierto es que se puede hablar de manifestaciones vanguardistas en la producción de muchos autores. Los límites cronológicos de la Generación de las Vanguardias son 1920 y 1939. A pesar de que la crítica se ha centrado en estudiar y destacar la producción de los poetas de la Generación del 27, lo cierto es que hubo otros autores en los que encontramos rasgos vanguardistas. Los antecedentes de esta generación: Ramón Gómez de la Serna ,(que con la publicación del Manifiesto futurista de Marinetti en la revista Prometeo abrió el camino del arte nuevo en España, principalmente del Ultraísmo, con su prosa y sus greguerías), Juan Ramón Jiménez (que influirá en las manifestaciones de vanguardia que tienden a la poesía pura) y Ortega y Gasset (que con su Deshumanización del arte llevó a cabo la confirmación teórica del impulso renovador y que acogió los escritos de los jóvenes escritores vanguardistas en la Revista de Occidente.) La vanguardia hispana se caracteriza por combinar e integrar rasgos de distintos ismos. Sin embargo, también hubo una tendencia clasicista que surge en torno a la figura de Góngora, debido a la elaboración técnica a la que sometía sus escritos. Los autores de esta tendencia crearon novísimos cancioneros y romanceros en los que mezclaron ritmos tradicionales con imágenes vanguardistas (Lorca o Alberti). A medida que el arte se rehumaniza, se tiende a incluir elementos populares.

ULTRAÍSMO Su primer manifiesto aparece en 1919 en la revista Cervantes: defienden la creación de imágenes mediante metáforas y rechazan lo anecdótico y sentimental. Su nombre indica la voluntad de ir “más allá” del Novecentismo imperante. En la línea del antisentimentalismo y la deshumanización, incluye los temas maquinistas y deportivos, busca imágenes nuevas, recurre a disposiciones tipográficas al modo de Apollinaire y suprime la puntuación en los escritos. Supone el resumen en España e Hispanoamérica de los movimientos de vanguardia “alegre”. Su principal promotor fue Guillermo de la Torre con sus “poemas visuales” Hélices. Destacan también obras de otros autores: Imagen, de Gerardo Diego, y Urbe, de César M. Arconada. También se considera cercano a este ismo el Romancero gitano de Federico García Lorca. En Argentina entró en contacto con el Expresionismo alemán en la obra de J.Luis Borges.

CREACIONISMO Fue iniciado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro y el francés Pierre Reverdy, pero fue el primero el que lo dio a conocer en España. Querían un arte que no imitara ni tradujera la realidad, su máxima poética: la creación de la realidad en el poema. El poema será un objeto autónomo, creación absoluta, no imitación: “¿Por qué, cantáis la rosa, ¡oh, poetas? / ¡Hacedla florecer en el poema!”

SURREALISMO Posiblemente el país europeo donde la repercusión del Surrealismo fue mayor, a pesar de que se discuta su existencia por no existir una conciencia de grupo ni un manifiesto teórico, pero las manifestaciones poéticas son amplias y de gran calidad. Fue conocido tempranamente a través de la traducción del Manifiesto en 1925; a ello hay que añadir las vistas de Bretón a Barcelona y la de Aragon a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde vivían, entre otros, Buñuel, Lorca o Dalí. El poeta Juan Larrea jugó un papel fundamental en la difusión del Surrealismo en nuestro país. El Surrealismo español no fue ortodoxo: no practicaron la escritura automática ni llegaron a la pura creación inconsciente, y en sus poemas se percibe siempre una intencionada línea creadora como hilo conductor de las mayores audacias. Lo que sí hubo fue una liberalización de la imagen y un enriquecimiento del lenguaje poético. Fusionó, además, Ultraísmo, Creacionismo y la tradición autóctona. El Surrealismo significó la crisis del ideal de poesía pura y deshumanización que había prevalecido durante unos años. Lo humano, e incluso lo social y lo político, penetran de nuevo en la literatura precisamente por los cauces de la expresión surrealista: así lo prueban las trayectorias de Lorca, Alberti y Neruda. En el vanguardismo español se aprecia una clara evolución que va desde la depuración de la realidad y el objetivismo al subjetivismo final de los años treinta. En esta evolución hacia lo subjetivo grotesco y absurdo juega un papel fundamental el Surrealismo y las greguerías de Ramón Gómez de la Serna (operación mental que subraya relaciones remotas que despiertan la hilaridad y la sospresa).

En cuanto a los géneros literarios, ya dijimos en la introducción que fue LA LÍRICA el que mejores frutos dio. En el periodo de entreguerras domina la poesía pura, que fue cultivada por autores Salinas, J.Guillén, Lorca, Alberti, Aleixandre, Gerardo Diego, Cernuda o Emilio Prados. La rehumanización llegará en los años treinta de la mano de la influencia del Surrealismo: destaca el uso del verso libre y del versículo (verso largo que basa el ritmo en el juego semántico de paralelismos), la eliminación de la lógica y las creaciones metafóricas. Esta influencia se aprecia en Poeta en Nueva York (Lorca), Sobre los ángeles (Alberti) o Espadas como labios (Aleixandre, así como en la obra de Cernuda.

En el ámbito de la prosa, la NOVELA sigue los pasos que había marcado Ramón: humorismo e irracionalidad, frases breves y ligazón caprichosa. Su prosa tiene rasgos que se usarán en la poesía vanguardista. Destacan sus obras La viuda blanca y negra y El gran hotel. También se dio una tendencia realista de tipo social que mezcló la captación del lenguaje coloquial con el nuevo arte, pero sin caer en el realismo tradicional. Una segunda etapa correspondería a la narrativa vanguardista, desarrollada durante la dictadura de primo de Rivera. Son obras libres de compromiso que incorporan el estilo metafórico de la poesía. Destacan autores como Benjamín Jarnés (El profesor inútil), Mario Verdaguer (La isla del tesoro) o A.Espinosa (Crimen), que incluyen en sus obras elementos surrealistas y ultraístas. Durante los años veinte y junto a todos ellos, también hay autores que se oponen al arte deshumanizado y cultivan poesía y novela cercana al realismo social como F. De Cossío o J.Díaz Fernández.

En el TEATRO se da un movimiento de renovación dramática que va desde Tic-tac de Claudio de la Torre hasta Escaleras de Gómez de la Serna, pero no triunfaría entre el público. Continúa la producción de autores consagrados como Benavente o Muñoz Seca. El teatro novecentista de Gómez de la Serna no arraigó y tan sólo triunfó Lorca con sus dramas poéticos y tragedias rurales, pero no con sus creaciones vanguardistas cercanas al Surrealismo El público y Así que pasen cinco años. De atmósfera surrealista es también El hombre deshabitado de Rafael Alberti.