sábado, 4 de marzo de 2017

J. L. ALONSO DE SANTOS: BAJARSE AL MORO


1. ASPECTOS BIOGRÁFICOS:

José Luis Alonso de Santos (Valladolid, 1942) se estableció en Madrid en 1959 para seguir estudios superiores en la Universidad Complutense, donde obtuvo las licenciaturas en Psicología y en Imagen, pero inició muy pronto su actividad teatral. Son los años del teatro independiente, en los que grupos teatrales con pocos medios y mucha imaginación recorren el país representando obras de creación colectiva o de los nuevos autores que forman parte de estos grupos.
Alonso de Santos comienza su formación escénica con William Layton, en el Teatro Estudio de Madrid (TEM); asimismo, cursa estudios de interpretación y dirección en la desaparecida Escuela Oficial de Cinematografía. A partir de 1965, además de ser actor del TEM, trabaja con los grupos teatrales Tábano, TEI (Teatro Experimental Independiente) y con el Teatro Libre de Madrid, del que será director desde 1971.
Durante el curso 1968-1969 ejerce como profesor de Interpretación en la Escuela Oficial de Cinematografía. De 1971 a 1973 lleva la dirección del Aula de Teatro de la Universidad Complutense. A partir de 1978 es profesor de Interpretación en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, de la que también ha sido director.  Ha sido Catedrático de Escritura Dramática en la citada Escuela y director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Su actividad teatral se complementa con su participación en la revista especializada Primer Acto, de la que fue miembro del Consejo de Redacción desde 1980. En la actualidad es Presidente de la recién creada Academia de Artes Escénicas.
Estrenó su primera obra como autor en 1975, ¡Viva el Duque, nuestro dueño! con el Teatro Libre. Ha escrito, además, guiones de cine, series de televisión, narrativa infantil y novelas. Ha recibido a lo largo de su carrera numeroso premios.
Obras teatrales En su extensa producción teatral, más de treinta obras, pueden destacarse los siguientes títulos: ¡Viva el Duque, nuestro dueño! (1975) Del laberinto al 30 (1979) El álbum familiar (1982) La estanquera de Vallecas (1985) Bajarse al moro (1985) Pares y nines (1989) Yonquis y yanquis (1996) Salvajes (1998) o En el oscuro corazón del bosque (2009)

2. BAJARSE AL MORO:
 El autor se ha inspirado en la realidad que nos rodea, tratando de reflejar el mundo cotidiano. De ahí que los personajes, el ambiente, los objetos y las referencias a la sociedad y la cultura de la época resulten al lector cercanas o familiares. La obra se estructura en dos actos, con cuatro y tres escenas respectivamente. Presenta, por otro lado, una estructura dramática equilibrada que responde al modelo de planteamiento (escenas primera y segunda del acto I), nudo (escenas tercera y cuarta del acto I y escena primera del acto II) y desenlace (escenas segunda y tercera del acto II).
La obra gira en torno al proceso de iniciación de Elena en una nueva vida que comporta riesgo y aventura. Finalmente, Elena se reintegrará en su ambiente pequeño burgués. El tema principal es la integración en el mundo pequeño-burgués, consumista y convencional o la elección de una vida al margen, el inconformismo y la rebeldía. Como temas secundarios encontramos: el desencanto del individuo en la sociedad, la búsqueda de un lugar en el mundo, la hipocresía social, el dinero, la amistad y la solidaridad, el amor, los estereotipos sociales, la religión, la droga…
El número de personajes es reducido, a pesar de lo cual, podemos establecer la siguiente clasificación:
a. Explícitos: - Principales: Chusa, Elena, Jaimito (protagonista)  y Alberto (antagonista). - Secundarios: Doña Antonia, la madre de Alberto, que es el elemento discordante pues cada vez que aparece rompe el ambiente de convivencia; Abel y Nancho, los drogadictos.
b. Implícitos o aludidos: aunque están ausentes de la escena, su influencia argumental es relevante. Se trata del padre de Alberto, la madre de Elena y el vecino cura.
Bajarse al moro respeta la regla de lugar, pero no la de tiempo. La acción se desarrolla en un único escenario realista, el interior de una vivienda del centro de Madrid. Este espacio se describe con precisión en la primera acotación: se trata de un lugar cerrado y reducido, donde se mezclan los más variados objetos, como se van a mezclar, representadas por los personajes, una variedad de mentalidades, hábitos y actitudes.
Distinguiremos entre dos clases de tiempo:
a. Tiempo histórico: La obra se sitúa en 1985. Tanto en los diálogos como en las acotaciones se hacen referencias al momento histórico en que se desarrolla: los años ochenta, momento de desarrollo político y social en una España en plena transición,  pero también en pleno desencanto. Las referencias a ese momento son numerosas: periódicos (El País), cómics (El Víbora, Tótem), canciones y cantantes (Los Chunguitos, Chick Corea, Lennon), cine (Casablanca), libros (Apocalípticos e integrados de Umberto Eco), políticos (Felipe González, Alfonso Guerra, Miguel Boyer),  transformaciones sociales (tomar la píldora, casarse por lo civil, el divorcio, el crecimiento de nuevas poblaciones como Villaverde o Móstoles, la homosexualidad, las revistas eróticas, el vídeo, las manifestaciones…).
b. Tiempo narrativo: la acción se desarrolla a lo largo de varios días, más o menos tres en cada acto. Son fechas cercanas a la Semana Santa.
En lo que respecta al lenguaje, hay un claro predominio del registro coloquial. En la forma de hablar de cada personaje tenemos la impresión de que el autor refleja el modo de hablar de la calle, lleno de coloquialismos, jergas, modismos populares e, incluso, vulgarismos. Los rasgos característicos de este registro lingüístico que se pueden encontrar en la obra pertenecen, casi en su totalidad, al plano léxico; así encontramos voces como chachi, chumino, curre, fetén, chingar, mangui, chungo, chorvo, cuyo origen está en el caló; otros términos, vinculados al argot de la droga: china, harina, caballo, pico, mono chutarse. Desde el punto de vista morfológico, es característico el uso del apócope (poli, curre, tranqui) y de ciertos sufijos relacionados con ambientes juveniles o populares (muslamen, bocata). Hay, por último, presencia de frases o expresiones que constituyen fórmulas estereotipadas, frecuentes igualmente en el lenguaje coloquial: de qué va, lo que yo te diga, qué demasiao, tela de rara, pasar de…

En cuanto al género dramático, se trata de una comedia, un género que refleja lo cotidiano y que plantea conflictos con personajes corrientes, generalmente desde un punto de vista humorístico y con una intención crítica. La obra está emparentada con el sainete, en tanto que hay en ella una suave distorsión de la realidad, cierta caricatura, tono ligero y una comicidad que, en algunos momentos, llega a provocar la risa. Pero se aleja de este modelo en lo ideológico, pues el humor del sainete siempre fue de tipo conservador. La novedad de Alonso de Santos radica en la superación de los modelos teatrales tradicionales (comedia, sainete, teatro de humor) para incorporar a su obra elementos procedentes de la sociedad y de la cultura del momento: el humor del cine americano, como el de Woody Allen, la poesía de la experiencia que se está publicando en esos momentos, la llamada canción de autor (cantautores)… Todo ello con el objetivo de crear un tipo de comedia moderna, real y progresista que carecía de antecedentes en el teatro español.