viernes, 30 de octubre de 2015

TEMA 2. EL ROMANTICISMO LITERARIO DEL SIGLO XIX (VERSIÓN BREVE).


CONTEXTO HISTÓRICO

                Tras la Guerra de la Independencia, España queda dividida en afrancesados, que apoyan la invasión y los que se oponen a la invasión extranjera. En 1812 se aprueba la Constitución, de signo liberal, en las Cortes de Cádiz, pero dos años después queda anulada al llegar al trono Fernando VII. Su reinado se abre con seis años de rígido absolutismo y continúa con un periodo liberal de tres años (1820-1823); pero de nuevo se restaura el poder real absoluto, periodo que durará hasta la muerte del monarca en 1833. El reinado de Fernando VII obligó a muchos intelectuales liberales a huir a Francia o a Inglaterra, hecho también de gran trascendencia pues a su regreso trajeron consigo las nuevas ideas y tendencias culturales que estaban cuajando en Europa.

Durante la minoría de edad de Isabel II (1833-1843), asume la Regencia su madre, María Cristina. En este periodo se dan los primeros pasos hacia la instauración de un régimen liberal y comienzan a regresar los liberales exiliados. El reinado de Isabel II (1843-1868) fue perturbado por las Guerras carlistas, que enfrentaron a los conservadores o carlistas y los liberales, y que ensangrentaron el país y ralentizaron el progreso. En su conjunto, el reinado de Isabel II fue una etapa de rápido desarrollo económico y de afianzamiento de la burguesía.

 

EL ROMANTICISMO

El tuvo su origen en la Alemania del siglo XVIII ( “Sturm und drang”) oponiéndose a los principios de la Ilustración, consecuencia de la profunda crisis social de un mundo en acelerado cambio. El declive de los valores tradicionales, la despersonalización del individuo ante la masa, el auge del materialismo..., condujeron al rechazo de la nueva realidad bien añorando un pasado perdido, bien reivindicando un progreso que tuviera un modelo social más humano.

                Como movimiento estético supuso una reacción contra el Neoclasicismo, internacional y racionalista. Se rompe con las reglas y con la moderación y el buen gusto: los románticos mezclaron los géneros, combinaron prosa y verso en muchas obras, recurrieron a la polimetría en la lírica y en el teatro, rompieron con las tres unidades dramáticas y mezclaron de nuevo, tanto en novelas como en dramas, lo trágico con lo cómico.

El subjetivismo y el individualismo adquieren categoría de dogma, En las obras se expresa el alma exaltada del autor, cuyas ansias infinitas chocan con los límites que les impone la realidad circundante. El genio creador se impone por encima de todo.

Se defiende el instinto, la intuición y la imaginación como formas de conocimiento, ya que la razón es incapaz de descubrir la esencia de la vida (irracionalismo). Se busca la soledad, el aislamiento, la lejanía: evasión hacia un mundo ideal, gusto por la Edad Media, el elemento mágico y maravilloso, presente en casi todas las leyendas, lo mismo en prosa que en verso (ej: Maese Pérez, el organista de Bécquer o A buen juez, mejor testigo de Zorrilla).

El paisaje se convierte en la proyección espiritual del poeta: se exaltan las ruinas, la nocturnidad, lo tormentoso y sepulcral, lo triste y melancólico.

                Es frecuente el contraste entre lo feo y lo desagradable  y la exaltación de la mujer y del amor. Este choque ocasiona un tremendo desengaño, una decepción que se traduce en el suicidio (como Larra) o en esa desesperación y melancolía.

En oposición al internacionalismo dieciochesco, el Nacionalismo reivindica el concepto de pueblo como entidad espiritual. Se exalta lo peculiar de cada país, y fruto de ello serán el costumbrismo.

                El Romanticismo en España es impulsado e introducido de manos de los emigrados en Europa que huyeron durante la época absolutista como Ángel Saavedra, Espronceda o Martínez de la Rosa. El apogeo del Romanticismo español comprende los años que van desde 1834 a 1850.

 

EL ROMANTICISMO EUROPEO.

 

Destacaremos a los cuentos de E.T.A. Hoffman y la obra de Goethe en Alemania; la poesía de Byron, de Shelley y la obra en prosa de Walter Scott o Mary Shelley, en Inglaterra; en Francia, en especial Victor Hugo  y Alejandro Dumas.

 

ROMANTICISMO ESPAÑOL.

POESÍA.

La libertad y el rechazo a las normas convierten la poesía lírica en el mejor vehículo de expresión del yo romántico. Sus temas habituales son la melancolía o el hastío y el tono pesimista y desalentado, o, por el contrario, la exaltación y la protesta contra las normas sociales o contra la vida misma. Sus ambientes preferidos son la noche, los lugares apartados, los cementerios, el mar embravecido, la tormenta.

En cuanto a la métrica: polimetría y combinación de distintos metros y estrofas en el mismo poema. Fundamental será también la adopción de un lenguaje simbólico (por ejemplo, las desilusiones se comparan con las hojas caídas de los árboles), la búsqueda de imágenes nuevas diferentes a los tópicos clasicistas, y el uso de expresiones y palabras llamativas por su sonido, por su significado, por ser poco frecuentes o demasiado vulgares y poco "poéticas" ”( piélago, aquilón, fulgor, harapo...). Abundan también las exclamaciones e interrogaciones retóricas en correspondencia con la exaltación sentimental.

Pero no fue la poesía lírica la que gozó de más éxito en este período, sino la llamada poesía narrativa. El verdadero lirismo romántico se dará en la poesía española más tarde que en los demás géneros con las figuras de G.A Bécquer y Rosalía de Castro (ya en la segunda mitad). En esta época destacan como cultivadores de la poesía lírica el Duque de Rivas, Martínez de la Rosa, Gertrudis Gómez de Avellaneda... pero sin duda el poeta que más se ha valorado en la historia literaria es José de Espronceda.

 

José de Espronceda (1808-1842)

Fue un joven rebelde, inconformista y defensor del liberalismo de cuya vida cabe reseñar su relación amorosa con Teresa Sancha, una mujer casada que murió joven y que dejó una honda huella en el poeta.

Dos son los poetas extranjeros que influyeron fuertemente en Espronceda: Ossian y Lord Byron.

La base más sólida de la fama de Espronceda la constituyen sus cinco Canciones (Canción del pirata, El canto del cosaco, El mendigo, El reo de muerte, El verdugo) junto con sus dos poemas largos: El Estudiante de Salamanca y El diablo mundo.

Las Canciones.

Destaca el inconformismo y la rebeldía ante una sociedad que está podrida, por eso busca la libertad al margen de las estructuras establecidas. Las cinco figuras (pirata, cosaco, mendigo, reo de muerte o verdugo) son creaciones simbólicas de su ideal de libertad.

El Estudiante de Salamanca

Es una leyenda fantástica de contenido simbólico. Se ha señalado la influencia de L. Byron y de Tirso de Molina para la creación del personaje del poema, Don Félix de Montemar, insolente y vanidoso que pasa la vida entre amores y juego, desafiando a hombres y cortejando a mujeres a las que después abandona sin ningún remordimiento

El diablo mundo

Es un extenso poema inconcluso simbólico-filosófico que consta de una Introducción y seis Cantos, de los que destaca por su belleza el Canto II, Canto a Teresa, elegía por la muerte de Teresa Sancha (con la tuvo un hijo y que luego lo abandonó), y por el fracaso vital, del que es el amor la más exacta cifra, la elegía a la juventud y los placeres perdidos. Recoge los temas típicos de la tradición elegíaca como el ubi sunt y el carpe diem. En El diablo mundo expresa el autor su rebeldía contra el mundo, el vivir agobiado por la edad y amargado por las experiencias.

 

Pasado ya el movimiento romántico en Europa y cuando dominan otras tendencias artísticas, aparecen en nuestro país las mayores figuras del romanticismo español: G.A. Bécquer y Rosalía de Castro.

 

Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)

Fue redactor del periódico El Contemporáneo, en el que publicó muchas de sus leyendas, tradujo obras de teatro. Sintió devoción por el pasado. Destacaremos de su  poesía las Rimas y de su obra en prosa las Leyendas.

Las Rimas

Muestran un proceso que va de la ingenuidad a la decepción. Sus poesías son breves,  con pocos  recursos retóricos, prefiere la rima asonante, domina el endecasílabo y del heptasílabo. Concilia  la poesía culta y popular. Bajo la aparente sencillez se esconde una gran elaboración. Logra la apariencia de una poesía confidencial en tono de conversación íntima entre el lector y el poeta. Se le puede considerar antecedente del Simbolismo ya que más que describir alude a ideas y sentimientos interiores mediante vocablos que designan realidades exteriores.

Suelen dividirse temáticamente en cuatro partes:

Rimas I-XI: suponen una reflexión sobre la misma poesía y el fenómeno espiritual de la creación literaria.

Rimas XII-XXIX: el poeta trata del amor y de sus efectos en el alma (exaltación amorosa). El amor aparece identificado con la mujer, que es la expresión máxima de la belleza, pero que es un ideal porque es inaccesible, un misterio que se desvanece o un sueño.

Rimas XXX-LI: se centran en la decepción y el desengaño.

 

 

Rimas LII-LXXIX: es el grupo más variado y recoge la depuración última de la experiencia vivida por el poeta, solo frente al mundo y a la muerte. El sentimiento dominante es el dolor y la angustia que se proyecta sobre la condición humana, la muerte, la pregunta por la inmortalidad.

 

La obra en prosa: Leyendas

Son veintiocho relatos cortos de carácter fantástico y ambientación romántica. En ellas tratará temas como la mujer ideal y el amor imposible (El rayo de luna), lo exótico (El caudillo de las manos rojas), el ansia del amor absoluto... Sus dos temas centrales son la fuerza del amor y la presencia en la vida cotidiana de lo sobrenatural y maravilloso. Ambos expresan la insuficiencia de la razón para comprender el mundo, ya que la realidad no es racional. Sitúa las leyendas en un tiempo lejano (suele remontarse a la Edad Media), aludido vagamente. Los espacios son naturales o ámbitos sagrados, es decir, lugares no contaminados por la razón o la civilización. Los personajes están aprisionados en su falta de fe, en su orgullo o en su vanidad, y la única salida es la conversión o el infierno.

Destacan entre otras: El rayo de luna, El monte de las ánimas, Los ojos verdes, El beso, Maese Pérez el organista...

 

Rosalía de Castro (1837-1885)

Abandonar su Galicia natal produjo en ella un sentimiento de profundo desarraigo. Sintió hacia Castilla un resentimiento tanto social como estético. Como Bécquer, escribe una poesía intimista, une lo culto y lo popular, busca la expresión natural y sencilla de los sentimientos y tiene preferencia por la asonancia. Pero ella se hace portavoz de los temas del proletariado gallego, expresando con gran lirismo y economía de recursos poéticos la miseria, el desempleo y la crisis que conducen a la tragedia de la inmigración. Escribió en gallego sus Cantares gallegos y Follas novas. De su producción es castellano destaca como la mejor En las orillas del Sar, en la que domina, como en sus obras gallegas, el dolor, aunque ahora provocado por el desengaño y la pérdida de las primeras ilusiones.

Cantares gallegos (1863) es su primera gran obra y en la que intenta dar a conocer su tierra. Hay en ella un tono alegre que no volverá a repertirse.

Follas novas (1880) une poemas subjetivos en la que destaca la desolada visión de la con poemas  de carácter social, con el tema de la emigración de fondo.

En las orillas del Sar ((1884) desaparece el mundo exterior y se centra más en su propio espíritu. La naturaleza le sirve para expresar sus sentimientos (soledad, dolor, nostalgia). Su visión del mundo es de extremada desolación.

Cabe destacar en esta autora sus innovaciones métricas, y en el estilo busca la sencillez,  no abusa de la metáfora y emplea numerosas comparaciones. El recurso más usado es el símbolo, junto a repeticiones y contrastes. Destaca la naturalidad con que se refiere a lo extraordinario.

 

 

TEATRO

El género que realmente contribuye al éxito del Romanticismo en España es el teatro, siendo el  principal género el drama, que refleja la complejidad de la vida con su variedad de clases sociales, mezcla del lenguaje coloquial y culto, de penas y alegrías.  Tienen una características comunes:

la ruptura con el Neoclasicismo impone la libertad como principio creador:  mezcla de  los géneros dramáticos, de la prosa (escenas narrativas) y el verso (escenas líricas), ruptura de las unidades de espacio, tiempo y acción., se amplían los lugares escénicos (predilección por paisajes solitarios, tormentas, mazmorras...) y la acción se desarrolla siempre en épocas pasadas, con preferencia por la Edad Media.

El drama romántico se divide en jornadas, que suelen ser cinco, y éstas a su vez en escenas. Las jornadas suelen llevar títulos, que resultan a veces muy efectistas (ej, en Don Álvaro o Don Juan Tenorio.)

Los rasgos definitorios del héroe son el misterio (origen desconocido) y la pasión fatal, con algo de angélico y diabólico. La heroína romántica es un ser divinizado capaz del mayor sacrificio y heroísmo y predestinada, desde el momento en que ama, a la muerte. Alrededor de ellos los demás personajes parecen existir para oponerse al cumplimiento del amor de la pareja protagonista, o para asistir impotentes a la catástrofe final.

                Los temas predilectos serán el amor, que se desarrolla en complejas tramas argumentales, y el sino, que viene impuesto por una serie de casualidades e infortunios que conducen a los personajes a la tragedia final.

Algunos títulos son: La conjuración de Venecia, Martínez de la Rosa (1834); Macías, Larra (1834); El Trovador, García Gutiérrez (1836); Los amantes de Teruel, E. Hartzenbusch (1837); Don Álvaro o la fuerza del sino, Duque de Rivas (1835), que  incorpora los grandes temas del Romanticismo: el hombre marginado, el amor, la superstición, el pesimismo, la melancolía, la incorporación del lenguaje cotidiano... por encima de todos, la fuerza del destino que se impone a la voluntad del hombre; y Don Juan Tenorio, Zorrilla(1844), que es la obra más representativa del teatro romántico junto con Don Álvaro. El autor retoma el tema del libertino que recupera la fe y consigue la salvación gracias al amor.

 

PROSA

Se desarrolla un entramado editorial que multiplica las publicaciones periódicas y hace rentable la publicación de fragmentos de obras extranjeras y la crítica literaria. Nace la figura del redactor o colaborador periodístico y los escritores comienzan a poder vivir de su trabajo en prensa.

El género más representativo de la prosa romántica es la novela histórica. Las principales producciones del género son El doncel de don Enrique el Doliente, de Larra y Sancho Saldaña de Espronceda. Los protagonistas son personajes de segunda fila o inventados. El narrador es el principal elemento estructurador de la obra e interviene constantemente en el relato: recuerda datos históricos al lector, aclarando la interpretación... El lenguaje está lleno de arcaísmos en consonancia con la época en que se sitúan.

También se publican novelas sentimentales o de terror.

A mediados de siglo comienzan a publicarse novelas por entregas que incrementan la masa de lectores, principalmente de público femenino.

Vinculado también a la prensa periódica se desarrolla el género literario en prosa que llamamos costumbrismo en los artículos de costumbres. Se retratan personajes o situaciones y costumbres característicos de la vida colectiva en España. Se suelen distinguir dos variantes del artículo de costumbres: de tipo, si pintan personajes, y de escena si pintan situaciones. El costumbrismo que domina es conservador (a excepción de Larra) y su finalidad es presentar lo propio español desde la nostalgia: se pretende recordar las costumbres que se están perdiendo. En estos textos se unen narración y descripción.

Los principales autores de este costumbrismo conservador son Estébanez Calderón, que recreó una Andalucía pintoresca en sus Escenas andaluzas, y Mesonero Romanos que se dedicó principalmente a retratar el Madrid de la época con gran detallismo es sus Escenas matritenses. Su observación de lo cotidiano influirá en la creación de ambientes de la novela realista, que será el género más importante surgido en el siglo XIX.

Frente a ellos, Larra muestra un tono progresista en sus con una finalidad reformadora de los males de la patria. España es el tema central de su obra crítica y satírica, pero su rebeldía melancólica le irían llevando a la autodestrucción provocada por un alejamiento cada vez mayor entre su interior y el contexto social.  Utilizó seudónimos como Fígaro, El Pobrecito Hablador, El Duende Satírico del Día...

En cuanto al estilo, suele ser claro, directo, evidente, muy gráfico y sencillo. Utiliza mucho la caricatura, las enumeraciones caóticas y la ironía (como mecanismo principal para desvelar apariencias). Contribuyó a crear una lengua moderna liberada de adornos gastados que no significaban nada.

Nos dejó mas de doscientos artículos, que se suelen clasificar en tres grupos:

-Artículos de crítica literaria y cultural, en los que trata sobre la libertad de expresión, la censura y la incultura. Pide utilidad en literatura no sólo forma. Gran preocupación por le teatro de su tiempo del que tenía una visión muy negativa (malas condiciones de los locales, poca ayuda del estado, fallos de dirección de los autores...).

-Artículos de costumbres y de crítica social: se aleja de sus contemporáneos Mesonero Romanos y Estébanez Calderón, que crean definitivamente el cuadro de costumbres, pero que se limitan a pintar, a describir, unos cuadros alegres, agradables a la lectura y a la vista de lo que hacen imaginar, pero vacíos, sin intención ulterior alguna. Larra no busca agradar sino corregir y educar, en ningún caso intenta divertir ni describir lo pintoresco simplemente, ni se contenta con hacer reír al lector. Utiliza una sátira aguda e hiriente, con intención de avispa (aunque sea para corregir defectos y debilidades de comportamiento), con una patriótica ansiedad de reformador de su propio país. La labor del escritor satírico ha de ser trascendental y con una función regeneradora. Entre los vicios nacionales que le irritan y preocupan destacan la pereza, la hipocresía, la brutalidad y el retraso de España, a la cola del resto de Europa, por lo que reclama una educación básica y fundamental para el pueblo. En ningún caso personaliza: crea un tipo risible y caricaturesco,con la intención de que, quienes pudieran parecerse a este prototipo irrisorio, se corrigieran los defectos.

-Artículos políticos. Son escritos de agudísimo ingenio, aunque para muchos críticos, predomina en ellos una calidad y un valor extraliterarios. Hay que destacar el valor y la arrogancia de un escritor que, a veces con velada ironía, a veces de cara, comenta la mediocre política de su tiempo en una época confusa, de censura absolutista y en la que podía exponerse incluso la vida. La verdad y la razón son dos de los temas que más le preocupan.

Artículos más importantes: “El café”, “El casarse pronto y mal”, “El castellano viejo”, “Vuelva usted mañana”, “La Nochebuena de 1936”, “Los amantes de Teruel”...

 

 

jueves, 22 de octubre de 2015

ORACIONES SUBORDINADAS SUSTANTIVAS Y ADJETIVAS PARA ANALIZAR:





1. Después de aquel año cuando llovió en verano se aficionó  a navegar en barco.
2. Todos se preguntaron cómo pudo evitar aquel riesgo que nadie preveía.
3. Nadie que se viera en aquel espejo ignoraba que tenía un alma especial.
4. Giraron muy fuerte alrededor de la fuente donde lucían los pequeños sapos.
5. La ciudad que describe Borges no parece terminar nunca.
6. Me acerqué a la ventana cuyo vano invitaba a saltar por los aires.
7. Estamos hablando de los amigos con quienes nunca compartes nada.
8. Yo soy lo que el tiempo ha querido.
9. Las avispas zumbaban sobre un gatito negro, que se acurrucaba entre las hojas.
10. El agua brillaba del modo como lo haría el oro en el fuego.
11. Los chiquillos, cuyas manos cazaban los higos al vuelo, preguntaban si regresarían a casa.
12. Con los pies descalzos pisaban el campo donde los terrones resecos cortaban la piel.
13. Ignoro dónde está el paquete de cigarrillos que compré esta mañana.
14. Al que apareció primero le permitieron cruzar la puerta que ocultaba el despacho.
15. A cualquier hora cuando no trabajes escribe qué opinas sobre el asunto.
16. Desde el suelo, que estaba reblandecido por el estiércol, contemplaba cómo volaban los pájaros.
17. Los domadores, de quienes se alejaban los caballos sudorosos, se calentaban en la hoguera del patio.

domingo, 18 de octubre de 2015

TEMA 1. LA LITERATURA DEL SIGLO XVIII: ENSAYO Y TEATRO (VERSIÓN BREVE)

CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL
A finales del siglo XVII España está sumida en la decadencia política y económica que continuará en los primeros años del siglo XVIII.  Reina durante este siglo en España: Felipe V (1700-1746), con quien se instaura la casa de Borbón, tras haber ganado la Guerra de Sucesión (1701-1714). La guerra tuvo unas consecuencias políticas, económicas y culturales enormes. La nación era un mero esqueleto de lo que había sido. Fue sucedido por su hijo, Fernando VI (1746-1759). Durante su reinado, la conciencia de decadencia era patente. Será su hermano, Carlos III (1759-1788), el gran reformador y modernizador del país. Carlos IV (1788-1808) puso todos sus esfuerzos en evitar que las ideas de la Revolución Francesa, que estalló en 1789, penetraran en España.
Con la dinastía de los borbones aumenta la centralización del poder, lo que propiciará un absolutismo monárquico que postuló la separación entre la Iglesia y el Estado (expulsión de los jesuitas / aparición de la Enciclopedia en Francia), llevó a cabo intentos de reforma y racionalización de la economía; se criticó con acritud la ociosidad, privilegios y el parasitismo de las clases elevadas y se intentó mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos: alumbrado y empedrado de las calles y mejoras en el área de la educación. En 1714 se funda la Real Academia A imitación de Francia, se crean nuevas bibliotecas e instituciones culturales: Biblioteca Nacional (1712), Real Academia de la Historia (1735), con la que se pretendía rescatar y estudiar el pasado de España; Museo del Prado (1785) Sociedades Económicas de Amigos del  País y Jardín Botánico.
A este sistema político se le conoció con el nombre de Despotismo Ilustrado, cuyo lema era “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”, porque a éste se le tutela —y se le teme— procurando su felicidad, sin que intervenga en los asuntos públicos. Para mejorar su vida y hacerlo más culto y razonable se establecen industrias públicas, academias, museos, escuelas, centros de investigación... Es, por tanto, un sistema en el que hay súbditos, no ciudadanos, y en el que el rey ya no es rey por la gracia de Dios.
A finales de siglo, todo el fermento ideológico de bases igualitarias y reformistas, culmina en la Revolución Francesa (1789), que producirá reacciones defensivas contra aquellas ideas en muchos países, incluida España: el hombre será valorado por sus acciones y manera de prosperar, y no por su nacimiento lo que provoca el pánico entre las clases dominantes por su progresiva pérdida de poder y la llegada de un nuevo orden social.
CRISIS DE LA CONCIENCIA EUROPEA.
La nueva mentalidad fue minando los cimientos de la estructura social e ideológica aceptada por Europa hasta provocar a principios de del siglo XVIII lo que se ha calificado como “crisis de la conciencia europea”. El choque entre razón y tradición dio lugar en el siglo XVIII a un proceso de revisión de todo lo heredado por la mentalidad tradicional y presidió el despliegue de la llamada “era de las luces”. Todas las creencias y convicciones (religiosas, políticas, filosóficas, científicas o seudocientíficas....) dominantes hasta el siglo XVII se someten a discusión.
Comienza el predominio de la burguesía sobre la aristocracia que, sin los prejuicios de ésta, fomenta el espíritu crítico. Fruto de él es el gran movimiento cultural que dominó el siglo XVIII y que conocemos como Ilustración, de origen francés, y que impuso el racionalismo sobre la fe y la tradición, de ahí que el siglo XVIII se haya denominado el “Siglo de las luces”. Se rechaza el principio de autoridad y todo ha de ser sometido a comprobación, de ahí que se valore por encima de todo la experiencia y la observación (empirismo). Se proponen reformas sociales, económicas y educativas. Los intelectuales ilustrados buscan el utilitarismo: que todo sirva al progreso, los conocimientos han de ser útiles a una sociedad dominada por la ignorancia y la superstición, y la educación es la única vía para que el hombre sea capaz de pensar por sí mismo y se cuestione el mundo. Se impone el ideal de “enseñar deleitando”.
Pero en España la virulencia de la Revolución Francesa supuso un paso atrás: se cierran las vías de comunicación con el país vecino por temor a que se reproduzcan en suelo español. Con Carlos IV y Fernando VII la nación se divide en dos bandos: afrancesados o liberales y conservadores, que protagonizarán las luchas políticas que marcarán el siglo XIX español.

GÉNEROS DE LA LITERATURA DIECIOCHESCA EN ESPAÑA
El respeto a las normas clásicas y el ideal de enseñar deleitando regirán la creación literaria. Noes un siglo de creación, sino de revisión, inquietudes y proyectos en la que el pasado es sometido a un radical examen. Es fundamental el surgimiento del periodismo ya que asociado a él se van perfilando los géneros periodísticos actuales tales como el artículo de opinión y la crítica literaria.
POESÍA
1.        Poesía rococó: léxico cortesano, refinado, de metros cortos y ritmo marcado en estrofas breves. Los temas preferidos: amor y belleza femenina. Vinculada a la poesía bucólica y anacreóntica. Representantes: Nicolás Fernández de Moratín.
2.        Poesía ilustrada: unión de los temas propios del pensamiento ilustrado a los temas característicos de autores clásicos. Representantes: Juan Meléndez Valdés, Quintana, Cienfuegos, Nicasio Gallego.
3.        Poesía didáctica: buena muestra de ella son las fábulas de Tomás de Iriarte y de Félix María de Samaniego.
4.        Poesía neoclásica: de gusto refinado y severo. Representantes: Leando F. Moratín, Quintana y Alberto Lista.
5.        Poesía satírica: Nicolás fernández de Moratín, Samaniego o Jovellanos.
LA PROSA
Diego Torres Villarroel.
Único escritor fiel a los gustos barrocos, destaquemos: Vida, que se considera como una continuación del género picaresco, género que ya había acabado su ciclo; Visiones y visitas de torres con Quevedo por la Corte, cuadros costumbristas donde ofrece una sátira mordaz.
Francisco José de Isla. (Padre Isla)
Con su obra Fray Gerundio de Campazas ridiculizó el barroquismo de la oratoria sagrada y pretendió devolverle su dignidad y fines, inspirándose en las mismas ideas que Luzán en su Poética y Feijoo en su Teatro crítico: combatir los excesos barrocos.
Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764)
Benedictino y catedrático de Teología de Oviedo, en su obra utiliza el género del discurso, precedente del ensayo moderno: género híbrido en el que se mezcla lo literario y lo científico, lo subjetivo y lo ameno. Escribe para todo el mundo con el objetivo de combatir los errores comunes, las supersticiones y las falsas creencias populares. Escribe con una fe religiosa profunda pero empleando la razón: su religiosidad no fue obstáculo para poner en tela de juicio su ortodoxia y atacó los falsos milagros por considerarlos como un insulto a la divinidad. . Trató una gran variedad de temas, entre los que destacan la defensa de la mujer, la repulsa a la sociedad estamental y la defensa por los más desfavorecidos y por la igualdad de todos los hombres. Su crítica equivale a la negación del principio de autoridad en que se fundamentaba toda la cultura precedente. Se propone ser “desengañador de las Españas” y su obra responde al planteamiento de Voltaire “atrévete a pensar por ti mismo” o al kantiano “atrévete a saber”. Se caracterizó por una tolerancia admirable, se preocupó por la reforma de los estudios y se mostró reacio ante la falsa piedad (la de apariencia) contra la que dirigió sus críticas.
En cuanto al estilo, emplea una lengua de gran viveza, opuesta al retoricismo. Su prosa posee un tono familiar y natural, sin afectación, fruto de una gran depuración y elaboración. Sus obras más destacables son Teatro Crítico Universal, en laque abundan paralelismos y contrastes, y Cartas eruditas y curiosas, de estilo más llano, como requería el género epistolar. Dice usar los recursos expresivos no con fines estéticos, sino para llamar la atención y hacer el mensaje más eficaz. Influyó en Cadalso, Jovellanos y Larra.
Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)
Ocupó importantes cargos públicos y participó de forma activa en la política del país. Firmaba sus escritos con el pseudónimo de Jovino.
Su obra estrictamente literaria es escasa: dos dramas, El Pelayo y El delincuente honrado, y varios poemas. Sus escritos más importantes están en prosa y son didácticos: políticos, históricos, económicos, filosóficos, filológicos... En ellos instruye, formula críticas y propone reformas para elevar la dignidad espiritual y material de España. Entre sus obras destacan Memoria sobre espectáculos y diversiones e Informe sobre la ley agraria, en el que propugnaba una valiente reforma de la propiedad agrícola. En Elogio a Carlos III exalta la política que el monarca había desarrollado en su reinado, en especial las reformas económicas. Fue un ilustrado reformador, no un revolucionario, pero las que hoy nos parecen moderadas reformas debieron resultarles a los tradicionalistas de entonces peligrosos alardes de subversión.
José Cadalso (1741-1782)
Recoibió una educación cosmopolita. En Madrid tuvo amores con una joven actriz, Filis en sus poemas, que murió a los 25 años, hecho que puede estar reflejado en sus Noches lúgubres. Participó activamente en la vida política y cultural de España pero acabó desengañado de la vida de la Corte.
Comienza escribiendo poesías en su exilio aragonés que culminan en sus Ocios de juventud, colección de sonetos, poemas satíricos y anacreónticos. Escribió también dos tragedias, pero sus obras más importantes están escritas en prosa:
Cartas marruecas: 90 epístolas en total, cuyo eje principal son las opiniones de un extranjero que tiene una cultura diferente y que ponen de relieve, por contraste, los defectos de la sociedad occidental, un recurso que ya había utilizado Montesquieu en sus Cartas persas. La obra es en realidad un ensayo sobre España en el que se analizan los males del país como una vía para encontrar un posible remedio. Tres personajes o corresponsales nos hablan sobre diversos aspectos de la época: Nuño, un español que conoce bien su patria; Gazel, un marroquí que viaja por España, y Ben Beley, un sabio marroquí que está por encima de lo accidental, con lo que se nos ofrecen diferentes perspectivas sobre una misma realidad. Los temas más recurrentes son la frivolidad de ideas y costumbres, la crítica injustificada de España, la decadencia de la industria, la crítica de la nobleza que vive de la herencia y no quiere educarse, etc. El motivo principal, según él, del retraso de España reside en las continuas guerras (que han destruido el hábito de trabajo), el gran capital que se traía de América y que también propició que no hubiera obligación de trabajar y el atraso científico y la degeneración de la cultura española en superficialidad y pedantería, así como el orgullo y el espíritu de rutina. Nos muestra una España que es el esqueleto de un gigante y propone como soluciones el cultivo de la ciencia y de la virtud y el ejemplo de otras naciones más prósperas, aunque se deja llevar por cierta indolencia ensoñadora, un tanto pesimista.
Noches lúgubres: obra póstuma que nos ofrece a un Cadalso retórico y efectista, que en nada recuerda al irónico y reflexivo de las Cartas. Está dividida en varias “noches” en las que se desarrolla, de forma dialogada, el episodio que luego habían de atribuir realmente al autor: Tediato, enajenado por la muerte de su amada, intenta, con la ayuda del sepulturero Lorenzo, desenterrarla para morir junto a su cadáver en casa, aunque la intervención del juez le impide conseguir su propósito.
La obra supone la primera manifestación del prerromanticismo en España, aunque la mayoría de la crítica coincide al afirmar que se trata más bien de una obra filosófica que trata de la injusticia del mundo (la prematura muerte en la juventud), que coincidió cronológicamente con el advenimiento del movimiento romántico. Son rasgos típicamente románticos el ambiente tétrico (relámpagos, cementerios, cárceles, gritos en la noche...), el Dios de Tediato, que es el Dios de los elegidos para el dolor, las exclamaciones pesimistas, la naturaleza como reflejo de su estado de ánimo y la manifestación de un dolor altruista por el prójimo. El héroe romántico se regodea en su propio dolor y quiere vengarse del mundo privándole de su presencia. Se han señalado como posibles fuentes Pensamientos nocturnos de Young y la leyenda folklórica de la Difunta pleiteada.
El estilo se caracteriza por el predominio del estilo nominal, numerosas aposiciones y escasez de verbos, que convierten la narración en una prosa rítmica. Vocabulario típicamente romántico.
Eruditos a la violeta está compuesta a modo de siete lecciones que un profesor imparte a sus discípulos. La sátira y la ironía son transparentes: el profesor, con el objeto de preparar a los alumnos para su triunfo y lucimiento en sociedad sin esforzarse en serio, les enseña las cuatro nociones indispensables que les permitan aupar su petulancia de supuestos sabios y escritores de moda.
Ignacio Luzán.
Autor de la Poética más importante del siglo XVIII. Recomienda un empleo cuidadoso del lenguaje figurado, regido siempre por la claridad (pureza), el orden y la proporción.

TEATRO

Hubo una gran afición al teatro en este siglo, marcado también por las constantes polémicas entre los defensores del teatro posbarroco y los partidarios de una renovación neoclásica. Se distinguen claramente dos líneas:
COMEDIA POSTBARROCA.
Continuaban las fórmulas de Calderón: se repiten temas y argumentos pero se complican la intriga y el montaje. Se basan más en el espectáculo que en el texto. Fueron las que gozaron de mayor éxito entre el público. Entre ellas destaca No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague de Antonio Zamora.
Este teatro sería el blanco de las críticas de autores como Moratín, que les acusaban principalmente de la falta de verosimilitud en las obras, aunque también apuntaban a principios éticos y religiosos: “escuela de maldad” y “espejo de lascivia” llegó a calificar Moratín padre al teatro barroco.
TEATRO NEOCLÁSICO.
Los ilustrados concibieron el teatro como instrumento para las reformas sociales, convirtiéndolo en espejo de costumbres. Sus partidarios rechazaron el resto de obras dramáticas por su falta de verosimilitud y por atentar contra el decoro poético (falta de adecuación entre los personajes y su habla).
Son obras en las que prima el texto sobre el espectáculo que respetaban la regla de las tres unidades (lugar, tiempo y acción). Se trata de comedias que tienen una intención didáctica y que presentan tipos y conflictos universales de los que se pudiera extraer una enseñanza útil. Lo cierto es que, a excepción de la obra de Moratín, las obras neoclásicas tuvieron un público muy minoritario. Esta comedia usó el verso hasta que Moratín introdujo la prosa.
Leandro Fernández de Moratín encarna el ideal de hombre ilustrado y su obra dramática es el mejor exponente de la comedia neoclásica española (respeto de las tres unidades, enseñar deleitando, imitación verosímil de la realidad, presentación de una sociedad fundamentada en la clase media como motor del país y decoro poético). Tomó partido por José Bonaparte durante la invasión, por lo que después tuvo que huir de España. Murió en París.
Creó la comedia española moderna, en la que el público ya no espera sorpresas de una intriga complicada sino la evolución lógica y razonable de los acontecimientos. Nos presenta a gente normal con problemas domésticos de forma instructiva y agradable. Escribe sobre costumbres nacionales, y quiere con ellos denunciar errores comunes, al igual que hacía el padre Feijoo. Sus cinco comedias, en realidad, giran en torno al tema de la inautenticidad como forma de vida:
El viejo y la niña (1786) inicia el tema que iba a ser dominante en su teatro: la práctica de estipular matrimonios violentando el deseo de los contrayentes. La tesis del autor no es tanto defender que la mujer tenga libertad a la hora de escoger marido como denunciar los peligros de las bodas irracionales.
El barón (1787): el tema es la elección libre del marido.
La comedia nueva o El Café (1792) responde al deseo de censurar los dramas que a finales del XVIII representaban la última degeneración del teatro barroco, que están plagados de inverosimilitudes y que carecen de un fin didáctico o útil a la sociedad. Refleja esta obra la situación del teatro del momento, que queda satirizado.
La mojigata (1804) es una crítica de la hipocresía y se incide en el tema de las mujeres sometidas a la voluntad paterna. Moratín no censura la autoridad de los padres sino el uso despótico y el abuso de ella.
—El sí de las niñas fue estrenada en 1806 y llevaba a escena una realidad social de la época: las bodas arregladas por padres y tutores sin contar con la voluntad de la novia. La finalidad de la obra no era tanto proponer soluciones (el divorcio era impensable) como concienciarse del problema y denunciar las conductas que lo ocasionaban.
El lenguaje que usa Moratín es sencillo y natural sin caer en la vulgaridad. Fue el primer autor en introducir en este tipo de teatro la prosa, lo que suponía además una toma de postura ideológica, pues se desvinculaba de los cánones heredados del teatro del siglo XVII. El respeto de las tres unidades se consigue sin la menor inverosimilitud. Todo en la obra es moderado: el sentimiento, la gracia, la amistad, el amor.
La mujer cobra una inusitada importancia para la época en esta obra. El tema, como también señalamos al principio, es la imposición paterna en el casamiento, frente a lo natural y racional, que es el amor entre dos jóvenes, aunque la educación de la mujer también juega un papel fundamental. Moratín nos dice con esta comedia que la autoridad paterna debe ejercerse de una manera no despótica.
La preocupación de aquellos que como Moratín defendían la libertad de la mujer en la elección del marido no era tanto por considerarla capacitada para adquirir las mismas libertades que los hombres, sino, muy al contrario, porque se pensaba que las bodas irracionales a la larga provocarían que las mujeres buscaran fuera del matrimonio, y por lo tanto en una situación de adulterio, el pretendiente que les gustara.
Estuvo representándose 26 días seguidos y gustó a todos los públicos (clases acomodadas y clase media). La clase media se sentía identificada con la historia. El éxito demostró que el respeto por la regla de las tres unidades no era incompatible con la popularidad de una obra, de lo que se deduce que el público permanecía en su mayoría totalmente ajeno a la polémica.
También se compusieron tragedias neoclásicas que, como las comedias, se atienen a las tres unidades dramáticas. Solían mostrar personajes históricos y estaban ambientadas e inspiradas en la Edad Media española o en la antigüedad grecolatina. Algunos ejemplos destacables son: La Raquel de García de la Huerta, Guzmán el Bueno de Moratín padre o Pelayo de Jovellanos.
OTRAS PIEZAS QUE SE REPRESENTABAN.
sainetes: son piezas breves y humorísticas que reflejan tipos y costumbres populares, y que se convirtieron en el espejo de los aspectos pintorescos y cómicos de la vida cotidiana, del lenguaje y usos del pueblo. Su finalidad era divertir al público mediante los diálogos cómicos e ingeniosos y la caricatura.
En la composición de estas piezas menores debemos destacar a Ramón de la Cruz, que fue convertido por la crítica en defensor del casticismo frente al afrancesamiento. Su obra más importante fue El Manolo, un remedo a la tragedia neoclásica en la que hace que mueran todos sus personajes sólo para respetar las normas del género. En Andalucía el equivalente fue González del Castillo.
tonadillas escénicas, antecedentes del género chico.
comedias sentimentales, que suponen el precedente del teatro romántico. El texto es un pretexto para crear espectáculo. Son comedias de santos, de magia y de militares; también tuvieron mucho éxito las comedias lacrimosas o sentimentales, en las que abundaban las escenas patéticas para poner en evidencia la falta de comprensión de la sociedad. La obra que dio el espaldarazo al género fue El delincuente honrado de Jovellanos.