miércoles, 28 de enero de 2015

TEMA7. TEATRO ANTERIOR A 1939. TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS PRINCIPALES.

TEMA7. TEATRO ANTERIOR A 1939. TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS PRINCIPALES.
Desde principios del siglo XX van relegándose las formas del drama romántico, cuyo mejor exponente fue José de Echagaray (1832-1916). El espectador se interesa por la realidad, pero es difícil introducir novedades en un género dependiente del espectador convencional. Hay que distinguir, pues, un teatro que triunfó en los escenarios, de otro inquieto y renovador, pero que tuvo más dificultades para llegar al público. 
A TEATRO QUE TRIUNFA
1. TEATRO REALISTA
Llamada también “alta comedia”, continúa la tendencia realista de la segunda mitad del siglo XIX. Es el teatro burgués por excelencia: Sus temas predominantes son las costumbres sociales, se desarrolla en un marco urbano y se dirige a la media y alta burguesía. Decorados, elegidos para producir un realismo escénico.
Máximo representante: Jacinto Benavente. Comenzó su carrera denunciando los defectos de la clase media y alta, atacando la hipocresía, lo que le granjeó la admiración de los jóvenes por su carga crítica y su renovación del lenguaje teatral, pero su obra El nido ajeno (1894), tuvo muy mala acogida por parte del público por lo que en adelante el autor prefirió ir acomodando la temática de sus obras a los gustos de la burguesía. Entre sus obras destacan los dramas rurales La malquerida y Señora ama, y otras que están en la línea de la llamada “comedia de salón” como Rosas de otoño..., pero su obra maestra es Los intereses creados, farsa que utiliza los personajes y el ambiente de la vieja comedia dell'arte, pero que encierra una cínica visión de los ideales burgueses.
Benavente hizo un teatro con una fina de presentación de ambientes cotidianos y una “filosofía” desengañada. Destaca su habilidad escénica y la fluidez de sus diálogos. Su línea fue seguida por Gregorio Martínez Sierra, Manuel Linares Rivas o más modernamente Luca de Tena o Calvo Sotelo.
2. TEATRO EN VERSO.
Hacia 1910 comienza a elaborase un teatro en verso de signo antirrealista, heredero del teatro romántico de mediados del siglo XIX, y modernista por su lenguaje. Con resonancias del teatro del Siglo de Oro, su temática principal fue el drama histórico. Su postura es anticrítica, en oposición a la Generación del 98: se exaltan personajes y situaciones de la España medieval e imperial, idealizando la grandeza del imperio español. Se trata de un teatro brillante pero vacío.  Sus máximos representantes fueron:
Eduardo Marquina (1879-1946), que ensalzó los valores tradicionales de valentía, nobleza, nostalgia del pasado imperio y patriotismo en En Flandes se ha puesto el sol y Las hijas del cid.
Francisco Villaespesa (1877-1936). En El Alcázar de las perlas, Abén Humeya y otras, evoca la España árabe, el mundo oriental y la historia de España, y se ambienta en lujosos salones habitados por atractivas princesas.
En este estilo modernista harán también teatro los hermanos Machado, coautores de La Lola se va a los puertos obra ambientada en la Andalucía popular del cante jondo.
3. TEATRO CÓMICO
Toma la tradición de los pasos de Lope de Rueda, los entremeses y los sainetes. Engloba dos géneros que alanzaron gran éxito entre el público: la comedia costumbrista y el sainete (fue a finales del siglo XIX la modalidad característica del “género chico”, en la mayoría de corta de extensión; ahora se amplía y va perdiendo la parte musical). Representantes:
Carlos Arniches (1886-1946). Su obra original se clasifica en dos garndes grupos:
--Género chico: sainetes de ambiente madrileño, como El Santo de la Isidra, Los guapos o La Doloretes. Interesantes por su habla castiza (creada en parte por el autor), los personajes son tipos populares tratados con gran fuerza expresiva y rasgos melodramáticos, la comicidad se logra con graciosos diálogos y el chiste fácil.
--Tragicomedia grotesca: funde lo risible y o conmovedor, con una observación de las costumbres más profunda y una actitud crítica ante las injusticias. Un buen ejemplo es La señorita de Trevélez.
Los hermanos Quintero, Serafín (1871-1938) y Joaquín (1873-1944). Nos presentan en sus sainetes una Anadalucía artificial, edulcorada y sin asomo de problemática, que no representa en absoluto la Andalucía real. Las obras están pobladas de tipos andaluces, simpáticos, bondadosos, con sabor local y cierto sentimentalismo. Dominan la técnica teatral logrando la comicidad con situaciones disparatadas, juegos de palabras y lenguaje fluido, gracioso y ocurrente. Conciben el teatro como producto de consumo. Diferenciaron entre sainete (un sólo acto que refleja tipos y costumbres populares) y comedia (al menos dos actos y refleja tipos y costumbres no populares). Escribieron unas 200 obras entre entremeses, juguetes, sainetes, zarzuelas, comedias y dramas, de las que destacaremos: La reja, Abanicos y panderetas, El patio, Las de Caín.
Pedro Muñoz Seca (1881-1936). Destaca en el terreno de la parodia: creó un nuevo género llamado astracán, degeneración de un híbrido teatral que mezcla elementos del juguete cómico y del melodrama cómico de costumbres. Son piezas descabelladas sin más objetivo que levantar la carcajada. Destaca La venganza de Don Mendo.
No podemos dejar de mencionar el teatro lírico. El género chico tuvo una vida breve. En Madrid y Barcelona había muchas salas de este género. Es un teatro de consumo con estructura fija, dominado por las voces del elenco. El sainete y otros géneros se adaptaron con partes cantables. Con su declive, la zarzuela recobró prestigio y su repertorio se renovó. Desde los 30 vuelven a estrenarse nuevas obras aunque con menos éxito.

B. TEATRO INNOVADOR Y MINORITARIO.
Se alejan del realismo dominante y ensayan nuevas fórmulas dramáticas. Entre ellos, se alzan Valle Inclán y Lorca.
1. TEATRO DE LA GENERACIÓN DEL 98
Unamuno. Cauce de expresión para los conflictos humanos que le obsesionan (muerte, angustia, inmortalidad...). Son dramas de ideas con un diálogo denso y sin concesiones a las exigencias escénicas, personajes a los que confiere un carácter filosófico o simbólico, y todo ello presidido por la concepción unamuniana de la obra como “desnudez”. Destacaremos La Raquel encadenada, Fedra, El otro o La esfinge.
Azorín. Quería renovar el teatro apartándolo de la realidad, lo que se traduce en un teatro antirrealista (que permita aflorar el mundo del subconsciente lo maravilloso) y subjetivo, en la línea de lo irreal y simbólico. Destaca Old Spain y La guerrilla. Diálogos animados y vivos. Su mejor obra: Angelita sobre su obsesión por el tema del tiempo.
Valle Inclán. Su teatro tiene una clara vocación de ruptura, tanto en la forma como en la temática, lo que le convierte en una de las cumbres del teatro europeo del siglo XX. En su obra, al igual que en la novela, se observa un proceso de evolución que va desde los dramas “decadentistas” de raíz modernista hasta el esperpento, aunque este desarrollo no es lineal. Podemos dividir sus obras en:
--Tres obras varias (estética modernista): El Marqués de Bradomín, Voces de gesta, Cuento de abril. La primera es una adaptación parcial de Sonata de otoño que inicia la técnica de múltiples lugares de acción, técnica que se deriva del origen novelesco de la obra.
--Etapa de transición: las comedias míticas. En esta etapa cabe destacar: la trilogía de las Comedias bárbaras, llamadas así porque su técnica es teatral y por las violentas pasiones que perturban a sus personajes, así como por la visión apocalíptica del mundo. Supone un alejamiento de los ambientes esteticistas del Modernismo y la primera muestra de su “teatro en libertad” (libertad de imaginación creadora). La acción se sitúa en Galicia. Muestra la descomposición de una sociedad arcaica y rural. Divinas palabras, que también tiene Galicia por escenario, se puede incluir ya en la estética del esperpento por su tema y sus características.
--Las farsas: las obras de este ciclo aparecen recogidas bajo el título Tablado de marionetas para la educación de los príncipes. Elige la farsa para ridiculizar personajes y situaciones, lo que supone un paso más hacia el esperpento. También hay que destacar La Marquesa Rosalinda, obra que entrecruza elementos procedentes del teatro de marionetas con otros de la commedia dell’arte y del entremés.
--Los esperpentos: el esperpento se constituye en un método fustigador contra una determinada sociedad: pretende comunicar el sentido trágico de la vida española a través de una estética deformadora: física, espiritual, de lenguaje y de acción (el espejo cóncavo). El esperpento supone la superación del dolor y de la risa. Los personajes, se transforman en marionetas, en fantoches. Los títulos más destacados: Luces de bohemia (destacar las novedosas y litearias acotaciones del autor y la gran variedad de registros lingüísticos que recoge, que van del más culto al más vulgar) y tres piezas breves recogidas en Martes de carnaval.
Jacinto Grau. Coetáneo a la Generación del 98 pero con una estética próxima al Novecentismo, realiza un teatro eminentemente intelectual, esbozando en sus obras planteamientos filosóficos y trascendentales. Entre sus títulos, destacaremos El hijo pródigo, El conde Alarcos y su mayor éxito, El señor de Pigmalión.
2. TEATRO DE LA GENERACIÓN DEL 14.
Ramón Gómez de la Serna combinó elementos simbolistas, modernistas, dadaístas y presurrealistas. Reacciona contra la burguesía puritana y vulgar. Los medios seres, Escaleras.
3. TEATRO DE LA GENERACIÓN DEL 27.
Federico García Lorca. Para Lorca el teatro es “la poesía que se levanta del libro y se hace humana”. Su teatro, además, tiene voluntad didáctica, pues está destinado a elevar el nivel cultural de sus destinatarios, el pueblo. Lorca, además, concibe el teatro como un espectáculo total en el que se unen poesía, música, baile y coreografía.
Lorca toma influencias del teatro modernista (la estructura de dramas en estampas, preferencia por el mundo rural), del teatro clásico español ( fusión de música y danza), y del teatro de títeres.
Su temática: el conflicto entre la realidad y el deseo, el choque del autoritarismo y la libertad.... aunque el elemento neurálgico del universo lorquiano es la frustración. Lorca lleva a escena destinos trágicos, pasiones condenadas por la soledad o la muerte, amores marcados por la esterilidad, y en varias obras todo ello aparece encarnado en personajes femeninos, son arquetipos, de ahí su preferencia por los femeninos (encarnan más dramáticamente el ansia de libertad en una sociedad patriarcal y machista).
En cuanto al lenguaje, conviven poesía y realidad: sabor popular y aliento poético. Destaca por la densa presencia de símbolos, metáforas y comparaciones.
En cuanto al estilo, usa el verso y la prosa. Sus dos primeras obras están escritas totalmente en verso: El maleficio de la mariposa y Mariana Pineda. En prosa escribió La casa de Bernarda Alba (una prosa profundamente poética). En el resto de sus producciones combinó prosa y verso.
En la evolución de su teatro la experimentación es el elemento determinante. Partiendo del drama modernista, adopta las posibilidades escénicas de la Vanguardia y los recursos de la tradición popular en busca de la expresión adecuada para desarrollar todo el conflicto temático de sus obras:
—Teatro modernista: Mariana Pineda, escrita en verso.
—Etapa de las farsas: entroncan con formas populares del teatro de títeres. Escribe farsas para guiñol (Retablillo de Don Cristóbal), farsas para personas (La Zapatera prodigiosa, Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín). Su farsa, al revés que Valle, intenta engrandecer a sus personajes por su dimensión trágica.
—Comedias imposibles, como las llamó el propio Lorca El público y Así que pasen cinco años. Experimentales: rupturas de lógica espacio-temporal, desdoblamientos de personalidad, multiplicación de interpretaciones posibles... Se sitúan en una línea superrealista.
—Neopopularismo: destacan sus tragedias Yerma, Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba. Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores no es tragedia rural pero está montada sobre valores populares. Es un drama urbano (Granada) que simboliza la frustración femenina: su protagonista consume lenta e inútilmente su vida esperando al amado ausente.
Hay que destacar la creación de “La Barraca”, con la que realizó una entusiasta labor representando en los pueblos españoles obras de nuestro teatro clásico.

Otros autores del 27 o coetáneos a esta generación:
—Alberti: El hombre deshabitado, El adefesio, Noche de guerra en el Museo del Prado.
—Miguel Hernández: Obras con matiz político: Pastor de la muerte. (lo meto aquí, aunque no sea realmente del 27)
—Salinas: El director, La cabeza de Medusa.
—Jardiel Poncela: Supone la renovación del teatro cómico: sus obras se acercan al teatro del absurdo. Eloísa está debajo de un almendro.

C. TEATRO SIMBOLISTA: ALEJANDRO CASONA.
Dirige antes de la guerra varios grupos para difundir el teatro clásico. Rasgos:  simbolismo y gran calidad en su lenguaje. Obra: La sirena varada. En Nuestra Natacha rompe con la estética del teatro poético y gana en contenidos críticos. Otras obras: Los árboles mueren de pie, Prohibido suicidarse en primavera. Aciertos: ilusión y fantasía mezclados con misterio e intriga.
D. TEATRO TESTIMONIAL Y REALISTA: MAX AUB.
Su trayectoria supone una constante experimentación.
—Teatro de vanguardia: cuando está triunfando Benavente, escribe un teatro innovador y de minorías. Trata aspectos existenciales (problemas de comunicación, lo objetivo y o subjetivo). Tiende a lo discursivo en detrimento de la acción. Obras: Crimen, Narciso, Jácara del avaro.
—Teatro de urgencia: De baja calidad. Pedro López García.
—T. de testimonio: inmerso en el exilio se siente solidario con los otros exiliados, abocados y víctimas de la tragedia universal, la guerra, la injusticia, el odio y la deshumanización. Consigue en esta línea sus mejores obras: Cara y cruz, No, Morir por cerrar los ojos, Deseada.


viernes, 23 de enero de 2015

TEMA 6. LA POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 27 (VERSIÓN BREVE)

TEMA 6. LA POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 27

1. Contexto histórico.
Los “felices veinte” constituyen una época de tranquilidad en toda Europa que propició el desarrollo de una intensa vida cultural y la experimentación de nuevas formas artísticas. En España, corresponde con el golpe de estado de Primo Rivera. Pero cuando pasa esta euforia económica vuelve de nuevo el descontento. Los años treinta se abren con una crisis económica y social que deriva de la crisis económica mundial de 1929. Así, en 1931 se proclama la República. Es el momento conocido como bienio progresista, pero el gobierno se desgastó y la derecha se hizo con el poder en 1933. Su reacción contra las medidas del gobierno anterior provocó una revolución popular que preparó el triunfo de un Frente Popular de izquierdas y el posterior golpe militar de derechas. El alzamiento nacional supuso el comienzo de la Guerra Civil (1936-1939) y un paréntesis de varios años para la vida cultural del país.

2. La Generación del 27.
El conjunto de poetas que se escalonan desde Salinas a Altolaguirre recibe el nombre de  Generación del 27 por el acto conmemorativo del tercer centenario de la muerte de Góngora que organiza en 1927 el Ateneo de Sevilla. Por la gran afinidad entre ellos, pronto constituyeron un grupo de auténticos amigos que, aun careciendo de un programa común, sintieron el mismo deseo de pureza y de renovación lírica. La Residencia de Estudiantes, con sus tertulias y actividades culturales, el Centro de Estudios Históricos y los cafés madrileños, fueron su punto de encuentro.
Profesores universitarios y escritores como Alejandro Casona o F.García Lorca, que con la compañía teatral “La Barraca” quiso dar a conocer nuestro teatro clásico por toda España, tomaron pronto medidas para acercar la cultura al pueblo.
Colaboraron además en las mismas revistas, como la Revista de Occidente y La Gaceta Literaria, pero hubo muchas más: Litoral (fundada por Altolaguirre y Prados), Verso y prosa, Cruz y raya (dirigida por Bergamín), Caballo Verde para la poesía (dirigida por Neruda)...
Sin embargo, la Guerra Civil terminó con esta intensa vida literaria y cultural, de ahí que, a excepción de Lorca, muerto en 1936, y V.Aleixandre, Gerardo Diego y Dámaso Alonso, que permanecieron en España, los demás marcharon durante o al finalizar la contienda al exilio. Este partida supone un giro artístico en su producción: comienza la rehumanización.
Los poetas del 27, aunque en conexión con los movimientos vanguardistas europeos,  conjugaron en sus obras tradición y renovación. Bebieron de la influencia de varios ismos, pero sobre todo del Surrealismo, Creacionismo y Ultraísmo. De la generación precedente, Juan Ramón Jiménez servirá de guía a los que cultivaron la poesía pura; de  Ramón Gómez de la Serna y sus greguerías recogerán el uso de la metáfora y la tendencia lúdica y evasiva; y Ortega y Gasset será un mentor de estos jóvenes que vieron publicadas sus obras en la Revista de Occidente. De la tradición literaria española, junto a Góngora, debido al carácter deshumanizado de gran parte de su obra, se sintieron atraídos por la obra de Manrique, Garcilaso, Fay Luis, San Juan, Quevedo o Bécquer. Especial interés suscitó Lope de Vega, sobre todo por poesía de tipo popular.

3.  La poesía de la Generación del 27
Calificada esta etapa como segunda “Edad de Oro” de la literatura española, la mayoría de los poetas cambiaron su modo de hacer poesía a lo largo de 40 años. A grandes rasgos se aprecia una evolución paralela que parte de la intrascendencia de la Vanguardia para llegar, después de varias fases, a un compromiso humanizado o político.
En una primera etapa (hasta 1928 ó 1929) se aprecia en ellos un afán de pureza y desnudez, que le vino de la mano de Juan Ramón Jiménez. Una poesía en la que está ausente lo narrativo, de perfección técnica y depuración expresiva. Consideraban el poema como obra artística autosuficiente. Fueron acusados en sus comienzos de herméticos y fríos debido a la contención en la expresión del sentimiento y el intelectualismo, pero su predilección por la poesía popular (tan impregnada de “impurezas sentimentales”) los aleja de la pureza extrema. Al matizar la influencia de las vanguardias con la herencia de la poesía moderna posterior al Romanticismo (Bécquer, Darío, Machado o Juan Ramón) sintetizaron en los poemas material sentimental con material conceptual, por lo que nunca llegaron a considerarse deshumanizados o puros.
Toda esta síntesis de influencias se aprecia también en la métrica. Tras los experimentos vanguardistas, en los que prefirieron el verso libre, el verso blanco y el versículo, a partir de 1925 aumenta el uso de estructuras métricas tradicionales como el soneto, la décima, la canción, el romance o el villancico, que se renuevan al verter en ellas una temática e ideología modernas (como las famosas décimas de Guillén o el Romancero gitano de Lorca).
Sintieron predilección por el poema breve, en el que convergieran tradición y modernidad, y experimentaron con estructuras exóticas como el haiku, que trata de describir de forma brevísima una escena, vista o imaginada.
En cuanto al lenguaje poético, la metáfora y la imagen son los recursos fundamentales de evocación y asociación. Sintieron atracción por el objeto cotidiano, que adquiere entidad poética.
La influencia del Surrealismo será fundamental en ellos a partir de la publicación del Manifiesto surrealista de Bretón. Lo adaptaron y combinaron (el Surrealismo) con el humor y lo grotesco de la poesía popular. Algunos autores acogen el Surrealismo en sus poemas con imágenes oníricas y violentas y con la exploración del subconsciente con cierto tono angustioso. La imaginación, los procesos oníricos, el humor corrosivo, la pasión erótica e incluso la crueldad son instrumentos para luchar contra la cultura burguesa y las hipocresías de un orden moral establecido.
En una segunda época, a partir de los años treinta se siente la profunda crisis histórica y la poesía se va rehumanizando, se funden de nuevo arte y vida y vuelve la poesía de compromiso social (el poeta siente que su poesía debe estar al servicio de fines sociales). Esta rehumanización es el resultado de la expresión abierta de los problemas íntimos, de la tendencia a alejarse de los postulados del purismo y de prestar mayor atención al mundo contemporáneo.

4. Corrientes literarias más destacables.

Neopopularismo.
Se trata de una poesía popular actualizada que vuelve los ojos a los poetas anónimos del Romancero viejo y del Cancionero tradicional. A la cabeza de esta corriente están:
Federico García Lorca. Esta corriente abarca su obra Libro de poemas, Canciones, Poema del cante jondo y Romancero gitano. Con ellas penetra en las entrañas andaluzas para destacar lo hondo y profundo de esta región, no lo pintoresco. En Romancero gitano destacan las metáforas, el sensualismo y la transformación por vía poética del maltratado pueblo gitano. Exalta la dignidad de esta raza marginada y perseguida e ilustra el tema del destino trágico que aparece en toda su obra: sus personajes son seres al margen de un mundo convencional y hostil y por ello marcados por la frustración y abocados a la muerte. Es el punto más alto de la fusión de lo culto, incluso lo vanguardista, y lo popular. Tras esta obra, Lorca dará un giro al Surrealismo.
Rafael Alberti. En sus obras Marinero en tierra, La amante y El alba de alhelí compone canciones en las que se mezclan inspiración popular (estilo nominal, paralelismos, concisión, condensación expresiva a través de la elipsis, sencillez léxica...) y expresión culta. En todas ellas expresa en poemas cortos y sugerentes la nostalgia de un paraíso perdido lejos del mar. Nunca abandonó del todo el neopopularismo pero tras El alba de alhelí compone obras que se inscriben en otras corrientes del momento como el neogongorista Cal y canto o el surrealista Sobre los ángeles. Recuperará el neopopularismo en 1954 con sus Baladas y canciones del Paraná.

Poesía pura.
Jorge Guillén. Compone Cántico como expresión jubilosa de la realidad y del hombre. Su tema, la afirmación del ser y del vivir. Es un libro de poesía pura, pero después de sucesivas ampliaciones e incorporaciones de poemas, se observa en ellos una vena de sentimiento y humanidad: consigue un equilibrio entre emoción e inteligencia mediante la expresión contenida y refrena del sentimiento. La luz se convierte en palabra fundamental en su poesía. Sus décimas constituyen modelos de impecable perfección.
Pedro Salinas. Supera con La voz a ti debida y Razón de amor libros anteriores como Seguro azar y Fábula y signo. La voz a ti debida es un extenso poema amoroso que relata una historia personal y vivida desde la pasión, pasando por la unión plena, hasta el umbral de la separación, dado que la ruptura tiene lugar el Razón de amor. Se trata de un amor intelectualizado cuyo objeto puede ser la mujer o la propia poesía. Tras estas obras su poesía no cambia sustancialmente, aunque en El contemplado se abre más allá de su mundo íntimo. Entre los rasgos de su obra: intelectualismo y un permanente diálogo mediante el que los interlocutores profundizan en sí mismos y en sus contrarios y se enriquecen mutuamente. La poesía se convierte en la forma de acceder a la esencia de la realidad.

Surrealismo.
En Federico García Lorca la experiencia surrealista llega tras un cansancio del neopopularismo y un viaje a NY con Poeta en Nueva York, en el que nos ofrece una visión negativa de la ciudad y el rechazo a una civilización mecanizada que destruye la libertad del hombre y lo auténtico humano, aunque junto a ella exprese la fascinación que le produce la mezcla de razas, el cine, el jazz..., mediante elementos oníricos, de forma dislocada, sin apenas nexos lógicos. La métrica es variada. Otra obra de esta corriente es el poema elegíaco Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, en el que nos presenta en una atmósfera irreal a una figura mítica que la muerte arrastra a la nada desde la cogida del toro hasta la muerte del espíritu.
Rafael Alberti compone como resultado de una crisis espiritual, religiosa, amorosa y estética Sobre los ángeles, en la que el surrealismo es vía de expresión de sus obsesiones, angustias y contradicciones internas, y en la que los ángeles son objetivaciones poéticas de fuerzas oscuras que le oprimen y a cuyo arbitrio se encuentra. Al final el poeta acepta el proceso como una experiencia vital aleccionadora. 
Vicente Aleixandre se dio a conocer con una obra de tono tradicional, Ámbito, pero tras la lectura de Freud dará un giro al Surrealismo con Pasión de la tierra, poemas en prosa en los que expresa su deseo de fundirse con la naturaleza, lo que le lleva a la defensa de lo elemental, lo desnudo, lo auténtico, y a atacar las normas y trabas sociales que limitan la libertad y los impulsos espontáneos del hombre. Comparte el dolor del universo pero también el goce de la vida, a la que desea libre de inhibiciones. En Espadas como labios y La destrucción o el amor el amor aparece como fuerza destructora que paradójicamente conduce a la fusión con lo cósmico. Destacan la presencia de elementos oníricos y una expresión afectada de ilogicismo. En Sombra del paraíso su poesía se hace más clara y comunicativa.
Luis Cernuda. Dentro de las varias etapas de su obra recogida en el volumen La realidad y el deseo, el Surrealismo ocupa la segunda de ellas con obras como Un río, un amor y Los placeres prohibidos. El Surrealismo le ofrece una puerta abierta para expresar sin inhibiciones su mundo interior (amor, nostalgia, insolidaridad..., sentidas como un romántico) y su rebeldía frente a las convenciones sociales y artísticas.

5. Otros poetas.
Autores como Gerardo Diego, Emilio Prados o Manuel Altoaguirre son difíciles de clasificar debido a la heterogeneidad de su obra.
Gerardo Diego. Su obra sorprende por su inusitada variedad de temas, de tonos y de estilos. En síntesis presenta dos direcciones: la poesía de vanguardia y la poesía “clásica” o “tradicional”. Ambas han sido cultivadas paralelamente por el autor, aunque con un progresivo dominio de la segunda. Su primer libro, El romancero de la novia, está impregnado aún de tono becqueriano, pero este año empiezan ya sus experimentos de vanguardia: destaca como representante español del Creacionismo. Así en Imagen y Manual de espumas. A la misma línea vanguardista corresponde la Fábula de Equis y Zeda. Y por los mismos años también prosigue su obra de corte tradicional: Versos Humanos, SoriaViacrucis o Versos Divinos...
Emilio Prados. Sus comienzos están marcados por un doble signo: las formas populares y la influencia de Juan Ramón. Así en los poemas que van de Tiempo a Cuerpo perseguido. También hay en él una etapa surrealista que coincide con un momento de crisis: La voz cautiva y Andando, andando por el mundo. Sigue una breve etapa de poesía política con obras como Llanto en la sangre o Cancionero menor para los combatientes. En el exilio se hace punzante su nostalgia de la tierra española. En Jardín cerrado se encierra en su intimidad y ahonda en los problemas existenciales.
Dámaso Alonso sigue una trayectoria muy diferente a los demás. Inicia su obra con Poemas puros, que le revelan como un “pionero” de la poesía pura. Pero su obra más importante es Hijos de la ira, poesía existencial que supone en realidad una autobiografía espiritual del poeta, la más desnuda confesión de su desamparo, a la vez que un grito de protesta contra el odio, la injusticia y la podredumbre.
Miguel Hernández. Poeta que no puede clasificarse como miembro de la Generación del 27, pero su corta vida de 1910 a 1942 hace difícil su inclusión en cualquier movimiento. En 1933 publica su primera obra importante Perito en lunas como aprendizaje de técnicas modernas. Comienza su poesía amorosa que evoluciona hasta El rayo que no cesa que supone su consagración, de tono neopetrarquista. En su poesía toca temas como la religión, el amor y otros de carácter existencial. También encontramos en su creación la vertiente de poesía social motivada por los acontecimientos de la guerra como se refleja en Viento del pueblo y en El hombre acecha.

martes, 20 de enero de 2015

GUÍA DE LECTURA: EL ÁRBOL DE LA CIENCIA

1. Breves apuntes sobre su vida que afectan a El árbol de la ciencia.

Nace en San Sebastián en 1872. Vive durante casi toda su vida en Madrid, aunque también en Pamplona y en Valencia donde acaba sus estudios de Medicina. Se doctora con una tesis sobre El dolor. Ejerció poco tiempo como médico.
Entra en contacto con escritores como Azorín y Maeztu, lo que le llevará a entregarse a su gran vocación, la literatura. Firma el Manifiesto de los tres (1903). Entra en política. Simpatizó con el anarquismo, militó en el “Partido Republicano Radical”, pero su talante individualista encajaba mal en las directrices de partidos políticos. Pese a sus contactos juveniles con el anarquismo, lo que realmente le atraía del mismo era la rebeldía. Rechazaba el comunismo, el socialismo y la democracia, encerrándose pronto en un radical escepticismo; de hecho no participa ni en la oposición a Primo de Rivera, ni en la llegada de la República. Durante la Guerra Civil pasa a Francia, pero vuelve en 1940. Muere en Madrid en 1956.
Viaja por España. Fue un solitario. En su ensayo Juventud, egolatría, se incluye entre quienes están “enfermos” por tener más sensibilidad de la necesaria. Conocida es su timidez, su espíritu de independencia, su misoginia, que le hizo rechazar el matrimonio, a la vez que fustigaba el recurso a la prostitución. Todo esto lo hacer ser un hombre de un radical pesimismo: “la vida es esto, crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén de la fuerza por la debilidad”. Par él el hombre es egoísta, cruel y brutal. Sin embargo hay en Baroja otra cara, la que le lleva a ser tierno con los desvalidos y marginados.
Las ideas sobre el hombre y el mundo que se deducen de sus obras se inscriben a la perfección en la línea del pesimismo existencia, religioso, social y económico. Esta concepción le viene también del filósofo Schopenhauer.

2. Obra.

    Baroja es el novelista del 98, aunque hizo incursiones en otros géneros: un libro de versos, algunas obras teatrales, algún ensayo (Juventud, egolatría).
    Su fecundidad narrativa lo aproxima a Galdós:
Una decena de libros de cuentos y relatos breves.
Más de sesenta novelas.
Podemos dividir su obra en tres etapas:
1. Primera etapa: 1900- 1914 (Primera Guerra Mundial).
Es la más importante. El autor agrupa las novelas en trilogías:
a) Trilogía de “la Tierra Vasca”: La Casa de Aizgorri , El Mayorazgo de Lbraz  y Zalacaín el aventurero.
b) Trilogía de “la lucha por la vida”: La busca, (protagonizada por Manuel, venido de un pueb lo a Madrid y va pasando por diversos ambientes y oficios hasta terminar en los suburbios de la ciudad, entre mendigos, golfos y vagos, al borde de la delincuencia. Baroja pinta descarnada y sombríamente las clases medias y bajas y las más miserables de la sociedad madrileña), Aurora Roja  y  Mala hierba.
c) Trilogía de “la vida fantástica”: Camino de perfección, Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox y Paradox, rey.
d) Trilogía de “la raza”: El árbol de la ciencia (1911), La dama errante  y La ciudad de la niebla.
El árbol de la ciencia es una novela típicamente noventayochista, -refleja la crisis existencialista y vital del inadaptado protagonista, Andrés Hurtado, sus disquisiciones pesimistas, sus dolorosas experiencias que lo conducirán al suicidio. Fuerte crítica a la sociedad española. La obra recoge bastantes aspectos de la vida del propio autor sin llegar por ello a ser biográfica.
2. Segunda etapa: 1914 – Guerra Civil.
3. Tercera etapa: 1936 – 1956
Baroja afirmaba que lo novela era un “cajón de sastre” donde cabía todo. Esta impresión pueden producirla el desaliño de muchas de sus novelas: acumulación de episodios y acontecimientos, de personajes sin un aparente esquema constructivo. La técnica narrativa de Baroja es realista, basada en la observación de ambientes, y situaciones y personajes de la vida real pero vistos a través del subjetivismo del autor que le da un carácter impresionista al  texto. Los personajes  suelen ser personajes marginados o enfrentados a la sociedad, a veces cargados de frustración y abulia (Andrés Hurtado), otras de acción (Zalacaín). Sus novelas están pobladas de multitud de personajes secundarios apenas caracterizados, que entran y salen sin previo aviso, pero que aportan la impresión de variedad que se encuentra en la vida.
    Su prosa es clara, sencilla y espontánea, antirretórica, con abundancia de frases cortas y descripciones impresionistas.


3. Notas para un comentario crítico sobre El árbol de la ciencia.

a) Subgénero narrativo.
    El árbol de la ciencia combina la novela de personaje (lo que sucede al protagonista en su interior) y la novela de viaje (peripecias vitales externas contadas en forma de narración lineal). Esta unión de biografía y relato de viaje se aglutina en torno al protagonista y su principal problema: el buscar un sentido a su vida. Se le llama bildungsroman, o novela de formación del protagonista, ya que a lo largo del relato se va conformando su personalidad desde la juventud hasta la madurez, a partir de un “viaje” por el mundo exterior (Valencia, Burgos, Alcolea…), y por su mundo interior (lecturas filosóficas y charlas con su tío Iturrioz).

b) Tema y argumento.
    El tema principal es el debate del protagonista entre su pensamiento y el mundo exterior. Andrés reflexiona sobre lo que le ocurre para encontrar cuál debe ser su pauta de actuación, y adopta una postura que se conoce como “abulia” o incapacidad de actuar, pero no por falta de carácter, sino por exceso de reflexión.
    Su no adaptación tiene el sentido de la protesta. Hurtado, como Baroja, es un moralista y desea un mundo mejor, menos sometido a la crueldad producto de la lucha por la supervivencia.
Entre los subtemas encontramos:
1. El conocimiento científico. La ciencia es el camino que elige Andrés como postura vital. Estudia Medicina, pero descubre que la ciencia le trae más problemas que soluciones. La ciencia para Andrés no está a la altura que debería para construir un mundo mejor, pero confía en que en el futuro lo esté. Entre las conversaciones con Iturrioz hay una fundamental: el problema de la vida y de la ciencia como conocimiento de aquella, simbolizado en la imagen bíblica que da título al libro: el árbol de la vida y de la ciencia. Baroja recoge un pensamiento del Eclesiastés: “Quien añade ciencia, añade dolor”. Es más feliz quien desconoce, quien ignora. Este pensamiento lo recoge Shopenhauer y está en el poema “Lo fatal” de R. Darío.
Andrés cree en la ciencia, pero no en la de su momento, sino en la que está por venir. Por eso la novela termina diciendo que “tenía algo de precursor”
2. La lucha por la vida. La vida es entendida como cruel lucha por la supervivencia. Esto procede del “darwinismo social”, teoría muy extendida a finales del XIX. En esta época se presentaba como natural que los pueblos superiores dominen a los inferiores.
3. La crítica de la sociedad española. (educación, la España profunda de la intrahistoria que representa Alcolea, el Desastre del 98).
4. El trasfondo filosófico. Kant, Hegel, Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche…
5. El amor. El amor entendido como sentimiento romántico está satirizado en la figura de Lamela. El amor familiar se pone en entredicho (en la familia de Andrés). El amor por Lulú es fructífero siempre que no transmita la vida, porque los hijos heredan las taras de los padres, en este caso, Andrés al tener un hijo sólo perpetuaría el dolor de vivir (Naturalismo).

c) Los personajes.
    Protagonista: Andrés. P.Principales: los que intervienen con mayor peso en la caracterización de Andrés (Lulú, Iturrioz…)
    Secundarios: Aparecen una galería muy importante de personajes secundarios con una doble función: pasar revista a las distintas clases sociales, y aportan cada uno un rasgo a la caracterización general del ser humano. Dentro de este grupo destacamos a los estudiantes (madrileños y venidos de provincias), a los profesores (lo más serios, los más ridículos, los más engreídos, ignorantes y desconectados de la ciencia en Europa…). Los médicos, los tipos del barrio de Lulú (un sainetero estúpido y fúnebre, Antoñito Casares periodista andaluz con moral de chulo; Estrella; Doña Virginia, comadrona, tercer, alcahueta “mosca sarcófaga” que hacía abortar, secuestraba a las muchachas y las vendía; Venancia (trabajadora incesante con la idea de que el mundo sólo se lo merecían los ricos…). Los tipos de Alcolea (Pepinito, Dorotea, el molinero, los Ratones y Mochuelos, el tío Garrota –el maltratador-, etc.
    La mayoría de estos personajes están caracterizados como “tipos”, es decir, sus principales rasgos físicos y morales están tipificados, no individualizados; y además, el 90% están descritos de forma despectiva. La mayor parte de estos personajes se describen en tres líneas, lo que confiere más individualidad al protagonista Andrés que es el único que se rebela frente a la mísera sociedad moral que le ha tocado vivir.

d) La voz de los personajes.
    En El árbol de la ciencia hay sobre todo estilo directo, es decir, mucho diálogo. También aparece el estilo indirecto (“Hurtado le contaba lo que hacía, le hablaba de la clase de disección…”) y el estilo indirecto libre (“A pesar de su caridad y de sus buenas obras, este hermano Juan era para Andrés repulsivo; le producía una impresión desagradable… Había en él algo anormal. ¡Es tan lógico, tan natural en el hombre huir del dolor, de la enfermedad, de la tristeza!”voz del personaje). No hay monólogo interior ni monólogo en toda la obra. Baroja no deja en ningún momento solo a su protagonista.

e) Narrador. Es un narrador omnisciente subjetivo en la mayor parte de las ocasiones.

f) Espacio.
    Los espacios que aparecen en la novela son de dos clases: real (Madrid) y otro de base real (Alcolea del Campo no existe en la realidad, pero podría tratarse de cualquier municipio de Ciudad Real limítrofe con Andalucía. En realidad lo que hace Baroja es contraponer campo a ciudad.

g) Tiempo.
    El tiempo de la historia sigue un orden cronólogico: desde el comienzo de la carrera de Andrés hasta su suicidio.
    El tiempo del relato: emplea los cinco primeros capítulos de la novela para el primer año de carrera, el sexto para el segundo año, el 7º para el tercero, el 8º,9º,10º y 11º para el cuarto. Se producen ralentizaciones y aceleraciones. También hay rupturas temporales cuando el protagonista recuerda su infancia (flash-back o analepsis).

lunes, 19 de enero de 2015

TEMA 5: EL NOVECENTISMO Y LA VANGUARDIA.(VERSIÓN BREVE).



TEMA 5: EL NOVECENTISMO Y LA VANGUARDIA.

Contexto histórico.

España, pese a su neutralidad, sufrirá hondos cambios a partir de la Primera Guerra Mundial. La crisis de 1917 trae conflictos sociales, el fin de los partidos turnantes y el creciente protagonismo de las masas obreras. La decadencia de la Monarquía llevaría al golpe de estado de Miguel Primo Rivera en 1923. El cambio fue aceptado en un principio por los intelectuales, aunque después se opondrán al convertirse en una dictadura que prohíbe los partidos y pone fin al parlamentarismo. Tras el paréntesis de la dictadura (1923-1930), las nuevas fuerzas políticas propiciarán el advenimiento de la Segunda República (1931), aunque la pugna entre estas nuevas fuerzas y el viejo bloque dominante explicará los avatares de la República y el desencadenamiento de la Guerra Civil (1936-1939).
Históricamente la literatura de Vanguardia es la que corresponde a la posguerra que siguió a 1918.  Durante 10 años el viejo continente disfruta de una de una visible prosperidad y reina el optimismo: se siente el deseo de olvidar los horrores de la guerra y se practica una literatura de “evasión”, momento que Ortega llamó “la deshumanización del arte”. El clima es semejante en España. Sin embargo, esta situación dura aproximadamente hasta 1930: la depresión económica de Occidente, producto del Crack del 29, coincide con una honda crisis espiritual en la que naufragan el optimismo y los ideales que se habían forjado en la década anterior.

LA GENERACIÓN DEL 14.
Fue Eugenio D'Ors quien acuñó el término Novecentismo. Los autores novecentistas configuran la segunda generación literaria del siglo XX, inmediatamente posterior a la Generación del 98 y que convive con el Vanguardismo.  Son intelectuales. El 1910 se fundan el Centro de Estudios Histórico y la Residencia de Estudiantes, encaminadas a la formación de una minoría preparada para el ejercicio de su misión rectora.

Ideología del Novecentismo.
En lo político, la mayoría procedía de reformismo burgués. Hombres como Ortega, Azaña o Marañón defendieron los ideales republicanos.
En lo cultural, aparece un nuevo tipo de intelectual: se imponen la pulcritud (VS bohemia modernista), una sólida formación universitaria (VS el autodidactismo noventayochista) y un examen objetivo, de los problemas: (VS posturas irracionalistas o exaltadas). Muchos tuvieron una vocación magistral. Reaccionaron contra actitudes decimonónicas (antirrealismo y antirromanticismo) y se sintieron europeístas, atendiendo a lo universal (VS casticismo), lo que también les llevó a una preferencia por lo urbano frente a lo rural.
El problema de España sigue patente, pero con tintes menos patéticos. Son temas frecuentes la idea de la revolución desde el poder (heredera del regeneracionismo) y el elitismo.

Estética del Novecentismo.
Supone una superación tanto del Modernismo como de la Generación del 98 y un rechazo al Romanticismo y al Realismo trivial: se huye del sentimentalismo (se refrena lo dionisíaco y se potencia lo apolíneo). Tres principios presiden la labor creadora: pulcritud, distanciamiento y equilibrio. Da como resultado una literatura para minorías, y se impone el intelectualismo para evitar lo sentimental. Todo conduce a un arte puro, que es mero placer estético.. Este arte ha de liberarse de las contaminaciones demasiado humanas y ser intrascendente, fuente de goce intelectual, sin otra función social o redentora.

Géneros literarios.

1. El ensayo.
Los ensayistas ocupan un lugar prioritario en esta generación. Destacaremos, entre todos:

Ortega y Gasset. Guía y maestro de la generación, funda en 1913 la “Liga para la Educación Política”, en 1915 la revista “España” y en 1923 la “Revista de Occidente”, que recoge las nuevas corrientes europeas y españolas de todos los ámbitos del pensamiento y la creación.
Máxima figura de la filosofía española del siglo XX, recogió en la España invertebrada su postura europeísta y su denuncia del aislamiento de nuestro país. Sus ideas estéticas están expuestas en La deshumanización del arte en el que analiza y defiende el arte nuevo, deshumanizado, que sólo entiende una minoría ya que es un arte puro. En Ideas sobre la novela lleva a cabo un análisis del género narrativo, mientras que Meditaciones del Quijote es un ensayo sobre los géneros literarios.

Eugenio D'Ors. definió a la nueva generación como europeísta, antibohemia, universitaria y laica. Obras: Glosario (anotaciones breves); Tres horas en el Museo del Prado y Lo barroco, que le dieron autoridad como crítico de arte; Oceanografía del tedio es la cima de su prosa, cuidada, limpia y de gran plasticidad.

Otros autores: Gregorio Marañón.

2. Novela.

Gabriel Miró. Gran capacidad para captar sensaciones y sentido lírico, en sus obras la acción se convierte en mero soporte para descripciones impresionistas. Domina el lenguaje, lleno de imágenes vivísimas, de emoción y belleza. Insinúa sin mostrar explícitamente. Obras: Las cerezas del cementerio, Nuestro padre San Daniel, El obispo leproso.

Ramón Pérez de Ayala. Comienza con un relato autobiográfico de corte noventayochista y evoluciona hasta la novela intelectual. Obras: Tinieblas en las cumbres, A.M.D.G, Luz de domingo.

Otros autores: Wenceslao Fernández Flores, Benjamín Jarnés.

3. Ramón Gómez de la Serna es imposible de encasillar, ejemplo de escritor puro. Para él, el mundo es  sólo descriptible en términos de humor, aunque con un poso de amargura. Encarna el espíritu de vanguardia al estar en perpetua ruptura con los convencionalismos. Atendió a todos los géneros, menos a la poesía lírica. Su creación más personal son las greguerías (Humorismo + Metáfora = Greguería), publicadas por primera vez en 1910 en la revista “Prometeo”. Son apuntes breves que encierran una pirueta conceptual o una metáfora insólita, algunas son chistes y otras se acercan a la máxima filosófica. En el ámbito de la novela, supone la superación del canon tradicional realista-naturalista por su ingenio, su humor y los personajes estrafalarios; la acción es escasa, a menudo irreal y están llenas de greguerías que sorprenden al lector. Obras: Piso bajo, El doctor inverosímil. Escribió un teatro simbólico e insólito. Obras: La utopía, Los medios seres.

4. Poesía.
Los poetas tienden a una depuración estilística, que Pedro Salinas llamó “del cisne al búho”. Está presidida por la figura de:

Juan Ramón Jiménez. En 1900 se fue a Madrid a “luchar por el Modernismo”. Frecuentó la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Estudiantes. Se casó en NY en 1916 con Zenobia Camprubí. Residieron en Madrid hasta la Guerra Civil; a partir de entonces residirán en varios países hispanoamericanos hasta que en 1951 se asientan definitivamente en Puerto Rico, donde murió, dos años después de ganar el Premio Nobel.
Es un poeta consagrado a su obra, aislado por su hiperestesia. Su poesía es minoritaria (“A la minoría, siempre”). Su obra está presidida por un triple sed: de Belleza (expresión de un goce exaltado de lo bello, entreverado de melancolía e incluso de dolor), de Conocimiento (poesía como modo de penetración en la esencia de las cosas) y de Eternidad (como posesión inacabable de Belleza y verdad; preocupación angustiosa de la fugacidad de las cosas e idea muy particular de Dios, al que identifica con la Naturaleza).
Su obra se puede clasificar en varias etapas:
--Etapa sensitiva: de los comienzos a 1915. Muestra de un postromanticismo becqueriano, pero se aprecia pronto la impronta del Modernismo, como en Almas de violeta, Ninfeas. En 1903 escribe su primer gran libro, Arias tristes, poesía “vestida de inocencia”, sencilla de formas. Temas como  la soledad y melancolía o el paso del tiempo. Alejado  del Modernismo más ornamental y sonoro.
De 1908 a 1915 encontramos títulos como Sonetos espirituales: adopta los ropajes del Modernismo pero de un Modernismo intimista orientado hacia la contemplación y la confesión sentimental. Pero también compone libros de estilo más sencillo que presagian la inminente depuración del lenguaje poético: El viaje definitivo. Su obra en prosa Platero y yo combina rasgos modernistas con rasgos de voluntad de pureza.
--Época intelectual: “Más se fue desnudando”(1916-1936). Diario de un poeta recién casado (1916) supone la ruptura con el Modernismo: poesía desnuda en la que elimina todo lo anecdótico y tiende a la concentración conceptual y emotiva. Son poemas breves, densos, en versos escuetos y preferentemente sin rima o leves asonancias y también poemas en prosa que influirán en la poesía de vanguardia.
Siguen otros libros: Eternidades, Piedra y cielo, en los que continúa el proceso de depuración que se traduce en una gran dificultad.  La estación total corona esta etapa.
--Época suficiente (1936-1958). Encontramos títulos como En el otro costado, Dios deseado y deseante, Animal de fondo. Visión panteísta de la la naturaleza.
Servirá de guía a los poetas puros y a los jóvenes del 27, y ya en la segunda mitad del siglo serán los “novísimos” los que recuperen la estima que había perdido durante la guerra.

Otros poetas contemporáneos: Mauricio Bacarisse, Juan José Domenchina y José Moreno Villa.

  LAS VAGUARDIAS. EL ARTE NUEVO.
En 1920 el Modernismo está totalmente superado. En Europa comienzan a aparecer movimientos vanguardistas. Tras el futurismo italiano, vienen cubismo, dadaísmo y surrealismo en Francia; ultraísmo y creacionismo en España e Hispanoamérica.
Los movimientos de vanguardia suponen una auténtica ruptura y se suceden unos a otros rápidamente. En este momento de experimentación renovadora se rechaza todo o casi todo lo anterior . Y una de las consecuencias de este radicalismo creador fue que los géneros que más necesitaban apoyarse en la realidad como la novela o el teatro, cedieron terreno al género que lo permite todo: la poesía.
Las características de la literatura vanguardista pueden resumirse en los siguientes puntos:
·Afán de originalidad: se buscan un más allá inexplorado (como el futurismo o el ultraísmo) o un “más acá” anterior a toda cultura: la humanidad primitiva, el mundo del niño... La innovación se produce tanto en el lenguaje (palabras inusitadas en el lenguaje poético) como en la métrica (se prescinde del verso y de la rima, de ahí la preferencia por el verso libre) o en los temas: los grandes temas como la vida, la muerte, el amor Dios..., se abandonan o se abordan sin trascendencia, con ingenio o incluso con humor.
La exhibición del sentimiento se considera de mal gusto y la falta de sentido lógico les lleva a abolir signos de puntuación, la distinción entre mayúsculas y minúsculas...
·Hermetismo: buscan la impopularidad, como Góngora o Juan Ramón (“A la minoría, siempre.”).  
Se trata de un arte minoritario.
·Autosuficiencia del arte: el arte aspira a convertirse en una entidad dotada de vida independiente y autónoma (al romper el vínculo con la realidad). La poesía se convierte en poesía pura, inmanente, sin elementos no poéticos (es decir, humanos, como sentimientos, anécdotas...).
·Antirrealismo y antirromanticismo: se elimina la referencia a lo humano y se elude la confesión personal. “El poema no dice, es”.
·Sobrerrealismo: del naufragio de la historia y la realidad salvaron el mundo infantil y el mundo de los sueños y del subconsciente (principalmente el Surrealismo).
·Intrascendencia: el arte debe carecer de toda finalidad extraestética, de toda trascendencia moral, social o filosófica.
·La metáfora: como recurso capaz de apresar y expresar asociaciones sin referirse a lo real.
·Escritura onírica: automatismo psíquico puro. El Surrealismo propugna trasladar el dictado puro de la mente con ausencia del control de la razón.
·Atomización: al querer quebrantar los nexos lógicos, practicar la incoherencia y entregarse al azar, el arte reflejael carácter fragmentario del mundo y de las visiones oníricas que lo expresan. Ortega diría gráficamente: “El espejo de la belleza se ha roto en mil pedazos”.
LOS ISMOS INTERNACIONALES.
FUTURISMO
Nace en 1909, año en que el escritor italiano Marinetti publica su primer manifiesto: Manifiesto técnico de la literatura futurista. Resueltamente antirromántico (“¡Matemos el claro de luna!”), exalta la civilización mecánica y técnica: “Un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia.” Se tratarán temas como el avión, la máquina, la energía eléctrica, el deporte...
CUBISMO
Nace hacia 1907 como escuela pictórica, pero el llamado cubismo literario arranca en 1913 gracias a Guillaume Apollinaire. Se propone descomponer la realidad para proceder a composiciones libres de conceptos, imágenes o frases. Sobre todo los famosos Caligramas de Apollinaire, especiales disposiciones tipográficas de los versos que forman “imágenes visuales”. Éste y otros artificios como el “collage” serán aprovechados por posteriores movimientos de vanguardia.
DADAÍSMO
Encabezado por Tristán Tzara surge en Suiza durante la Primera Guerra Mundial en 1916. Su nombre, elegido al azar abriendo un diccionario con un cuchillo, es el de un balbuceo infantil. Es un movimiento de rebeldía pura que  se levanta contra la lógica, contra el sentido común y vuelven al primitivismo e ilogicismo de la infancia. Surge de un rechazo a la “racionalidad” que condujo al absurdo de la guerra. Preparó el camino para el Surrealismo.
SURREALISMO
Surge de la decadencia del Dadaísmo y convierte su risa jovial en protesta literaria, metafísica y social. Su principal representante es André Breton, que publica en 1924 el Manifiesto surrealista.  No sólo es una renovación estética, es una renovación integral: una total liberación del hombre de los impulsos reprimidos en el subconsciente (Freud) por una razón sumisa a convenciones morales y sociales, y de la represión que ejerce sobre el hombre la sociedad burguesa (Marx). La vida no es más que la cara más gris de la realidad y hay que conquistar la verdadera vida, acceder a una realidad más alta, la superrealidad que se halla amordazada en lo más hondo de las conciencias. En el ámbito literario, quieren alejar la razón del proceso creador para que la escritura sea fruto del subconsciente. Influyó en escritores como Lorca, en pintores como Dalí y en cineastas como Buñuel.
EXPRESIONISMO
Surge en Alemania y en literatura su máximo representante fue B. Bretch, que combinó lo grotesco y lo patético, lo lírico y lo realista.

LA VANGUARDIA ESPAÑOLA
Se puede hablar de manifestaciones vanguardistas en la producción de muchos autores. Ramón Gómez de la Serna ,(que con la publicación del Manifiesto futurista de Marinetti en la revista Prometeo abrió el camino del arte nuevo en España, principalmente del Ultraísmo, con su prosa y sus greguerías), Juan Ramón Jiménez (que influirá en las manifestaciones de vanguardia que tienden a la poesía pura) y Ortega y Gasset (que con su Deshumanización del arte llevó a cabo la confirmación teórica del impulso renovador y que acogió los escritos de los jóvenes escritores vanguardistas en la Revista de Occidente.)
La vanguardia hispana se caracteriza por combinar e integrar rasgos de distintos ismos.
ULTRAÍSMO
Su primer manifiesto aparece en 1919 en la revista Cervantes: defienden la creación de imágenes mediante metáforas y rechazan lo anecdótico y sentimental. Su nombre indica la voluntad de ir “más allá” del Novecentismo  imperante. En la línea del antisentimentalismo y la deshumanización, incluye los temas maquinistas y deportivos, busca imágenes nuevas, recurre a disposiciones tipográficas al modo de Apollinaire y suprime la puntuación en los escritos. Supone el resumen en España e Hispanoamérica de los movimientos de vanguardia “alegre”.
Su principal promotor fue Guillermo de la Torre con sus “poemas visuales” Hélices. Destacan también obras de otros autores: Imagen, de Gerardo Diego.
  CREACIONISMO
Fue iniciado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro. Querían un arte que no imitara ni tradujera la realidad. Su máxima era: “¿Por qué, cantáis la rosa, ¡oh, poetas? / ¡Hacedla florecer en el poema!”
SURREALISMO
Fue conocido tempranamente a través de la traducción del Manifiesto en 1925; a ello hay que añadir las vistas de Bretón a Barcelona y la de Aragon a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde vivían, entre otros, Buñuel, Lorca o Dalí. El poeta Juan Larrea jugó un papel fundamental en la difusión del Surrealismo en nuestro país.
El Surrealismo español no fue ortodoxo: no practicaron la escritura automática ni llegaron a la pura creación inconsciente. Lo que sí hubo fue una liberalización de la imagen y un enriquecimiento del lenguaje poético. Fusionó, además, Ultraísmo, Creacionismo y la tradición autóctona.
El Surrealismo significó la crisis del ideal de poesía pura y deshumanización que había prevalecido durante unos años. Lo humano, e incluso lo social y lo político, penetran de nuevo en la literatura precisamente por los cauces de la expresión surrealista: así lo prueban las trayectorias de Lorca, Alberti y Neruda.

viernes, 9 de enero de 2015

TEMA 4: EL MODERNISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98 (VERSIÓN BREVE)

TEMA 4: EL MODERNISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98.

A fines del siglo XIX y principios del siglo XX Europa vive un periodo de inestabilidad que desembocará en la Primera Guerra Mundial.
España está inmersa en una crisis económica, política, social y espiritual. La Gloriosa no dio los frutos que se esperaba de ella y llegó el desencanto. La Restauración no fue capaz de paliar los graves problemas, aunque supuso un periodo de relativa tranquilidad, marcado por la alternancia en el gobierno de liberales y conservadores. En 1898 el gobierno de Sagasta lleva a España a una guerra que acaba con el Desastre del 98, en que España pierde Cuba, Filipinas y Puerto Rico. La crisis social da lugar a la Semana Trágica de Barcelona en 1909. La brutal represión provocó el rechazo de la sociedad española y de Europa. Llegará después el golpe de estado y la dictadura de Primo de Rivera, que puso fin al turno de partidos y al parlamentarismo.
A principios de siglo España era un país atrasado en todos los sentidos. Los intelectuales intentan regenerar el país, reclamando renovar la educación. A la cabeza, Giner de los Ríos ( que fundó la Institución Libre de Enseñanza). De todo este caldo de cultivo nació el movimiento regeneracionista: Joaquín Costa.
A fines de siglo XIX en España, Europa e Hispanoamérica surgen movimientos de tipo disidente e inconformista fruto de la crisis de la conciencia burguesa. En la literatura cunden los impulsos renovadores, radicalmente opuestos a las tendencias vigentes (realismo, naturalismo, prosaismo poético...). Se les llamó “modernistas” y se caracterizan por su inconformismo y por la búsqueda de una renovación estética. Junto a ellos, otros escritores, movidos por el mismo afán renovador, dan especial cabida en su temática a los problemas del momento histórico y recibieron el nombre de Generación del 98.
Las diferencias entre ambos son notorias. El Modernismo es cosmopolita y busca lo exótico. Tal y como llega a España de la mano de Rubén Darío es una literatura de los sentidos, deslumbrante de cromatismo y atractivos sensuales. Impulsados por la búsqueda de la belleza, utilizaron un lenguaje minoritario y retoricista de intención predominantemente estética. La Generación del 98 se preocupa por España y redescubre Castilla como cuna de lo español. Se trata de una literatura que constituye un examen de conciencia. Su lenguaje huye del artificio recargado y del preciosismo literario.

MODERNISMO
Podemos definir el Modernismo literario como un movimiento de ruptura con la estética vigente que se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental llega hasta la Primera Guerra Mundial, aunque autores como Machado o Juan Ramón lo abandonaran antes, o podamos percibir su eco en momentos posteriores entrelazado con movimientos ya distintos.
El término “modernista” fue utilizado en un principio con un matiz despectivo, pero Rubén Darío, junto a otros escritores, asume con orgullo ese mote a partir de 1890. Rubén Darío publica en 1888 su obra Azul (18 cuentos y siete poemas), que supone la obra inaugural del movimiento ya que supuso una revolución formal por la modernización de recursos expresivos y el cuidado del ritmo. En el prólogo de Prosas profanas (1896) formula las bases de la nueva estética: afán de originalidad,  exaltación de países lejanos (Grecia, China, Japón), armonía de la palabra y verso deslumbrante. Enriqueció el léxico con voces de gran sonoridad, introdujo el soneto en alejandrinos y cultivó el dodecasílabo y el verso libre. Evoluciona hacia un tono más reflexivo y abandona el preciosismo en Cantos de vida y esperanza (1905), poesía trascendental en la que reflexiona sobre la vida y en la que aparecen junto a lo pagano y lo erótico tonos graves y preocupación social.
En cuanto a las influencias que recibe el Modernismo, a excepción de Bécquer, se vuelven los ojos a otras literaturas. La influencia francesa en fundamental. Además de los grandes románticos (Víctor Hugo), hubo dos movimientos claves. Por un lado el Parnasianismo, con la máxima de T. Gautier “el arte por el arte”, que hace que se instaure el culto a la perfección formal. Se prefieren los mitos griegos, los ambientes orientales, de épocas y civilizaciones pasadas, el mundo bíblico, el antiguo Egipto, los pueblos germánicos o la Edad Media española. Por otro lado, el Simbolismo, que arranca de Baudelaire, Rimbaud, Verlaine y Mallarmé. Defienden que el mundo sensible no es más que símbolo de  realidades escondidas, y la misión del poeta es descubrirlas, de ahí que los versos se llenen de misterios, sueños y símbolos (ej, el ocaso=vejez o muerte, río=vida...) Es una poesía que propone sugerir mediante un lenguaje fluido y musical.
También son destacables otras influencias: E.A. Poe y Walt Whitman (EEUU), Oscar Wilde (Inglaterra) y poetas de la propia tradición española: Bécquer y los poetas antiguos: Berceo, Manrique, el Arcipreste y los poetas de los Cancioneros del siglo XV. El retorno a las raíces españolas se incrementará tras el 98.
En cuanto a la temática modernista, apunta en dos direcciones: la exterioridad sensible (lo legendario, lo pagano y lo exótico) y la intimidad del poeta (vitalismo y sensualidad pero también melancolía y angustia). Sienten una desazón romántica (malestar y rechazo a la sociedad). Se exaltan de nuevo las pasiones y lo irracional frente a la razón y reaparece el misterio, lo fantástico, el sueño. De la necesidad de soñar mundos de belleza en los que refugiarse de un ambiente mediocre procede su escapismo, en el espacio (lo exótico y lo oriental) y el tiempo (hacia el pasado medieval o el de los mitos clásicos): los versos se llenan de ninfas, sátiros, vizcondes, caballeros y castillos.
En cuanto al estilo, los modernistas se valdrán de todos aquellos recursos estilísticos que se caractericen por su valor ornamental, su valor sugeridor o ambos: aliteraciones (la libélula vaga de una vaga ilusión), sinestesias (verso azul, sol sonoro), imágenes (nada más triste que un titán que llora / hombre montaña encadenado a un lirio) y enriquecimiento del léxico con cultismos o voces exóticas o adjetivación ornamental (dromedario, ebúrneo cisne)
No podemos olvidarnos de las innovaciones métricas. En su anhelo de ritmo, usaron con preferencia el verso alejandrino, de influencia francesa será el dodecasílabo y el eneasílabo, aunque no dejaron los versos tradicionales como el endecasílabo o el octosílabo. En cuanto a las estrofas, lo importante era no ceñirse a las estrofas consagradas, de ahí que el soneto ofrezca múltiples variedades.

Los principales representantes del Modernismo son:

1. Ramón María del Valle Inclán.
Su amplia producción literaria abarca todos los géneros y nos muestra también una profunda evolución: desde el Modernismo elegante y nostálgico, que es una evasión hacia la belleza, a una literatura crítica basada en la distorsión de la realidad: el esperpento supone una evasión hacia lo trágico y miserable del alma humana.
La etapa modernista de Valle coincide con sus primeros años de creación literaria. En esta etapa predominan las obras donde aparece una Galicia primitiva, mezcla de lo patriarcal y lo popular, lo legendario y lo realista.
Sus Sonatas representan la cima de la prosa modernista: son cuatro novelas breves que recogen las memorias del Marqués de Bradomín, un don juan “feo, católico y sentimental”. Cada una de ellas supone un paisaje, una estación y una edad de la vida diferentes: La Sonata de estío nos cuenta una relación amorosa en Méjico; la Sonata de otoño, su relación con una enferma de tuberculosis en Galicia; la Sonata de primavera la relación con una novicia a orillas del Tirreno; y la Sonata de invierno, su pérdida del brazo por Carlos VII en Navarra.
Domina en ellas un romanticismo decadente en el que las mujeres son etéreas y enfermizas y los jardines descuidados pero hermosos. Constantemente se enfrentan en el héroe la religiosidad y el erotismo: mezcla la elegancia y la amoralidad en una exaltación de un mundo decadente. Su prosa es rítmica, refinada y bellísima.

2. Antonio Machado.
A pesar de ser uno de los principales representantes de la poesía de la Generación del 98, se adhirió en un principio a la estética modernista, al igual que Juan Ramón o Valle Inclán, que queda representada en su obra de 1903 Soledades, que será ampliada en 1907 a Soledades,galerías y otros poemas. Se trata de un modernismo intimista ya que Machado escribe mirando hacia dentro, en un íntimo monólogo.  Intenta apresar sentimientos universales que giran en torno a los problemas de la condición humana. La soledad, la melancolía y la angustia traspasan su versos. Las expresiones y asociaciones corresponden al simbolismo francés en el que se formó. La metáfora de la vida como agua que corre es constante.

3.Manuel Machado (1884-1947)
Destaca junto a su hermano en la poética modernista con obras Alma (1901) donde es observable un modernismo simbolista mezclado con el andalucismo colorista y sensual típico del autor.
El resto de su producción será un desarrollo de los temas apuntados en Alma. En la etapa que va desde sus Caprichos (1905) a su Ars moriendi (1922): suave sonoridad de los versos, combinación de formas y ritmos franceses y el sentir popular de Andalucía vestido en los moldes de la copla.

4. Juan Ramón Jiménez.
(Os lo pongo aquí porque al menos hay que hacer referencia a su etapa modernista, pero lo estudiaremos en otros temas en profundidad: el Novecentismo.)
Su trayectoria poética está marcada por unos temas constantes: la belleza, la poesía, el amor, la eternidad, Dios. En su creación se distinguen varias etapas. Dentro de la que él mismo llamó “época sensitiva”, entre 1908 y 1915, sus obras Elejías y La soledad sonora, representan su poesía “vestida con los ropajes del Modernismo” pero es un Modernismo intimista.

GENERACIÓN DEL 98
Se dio el nombre de Generación del 98 (el nombre procede de un artículo de Azorín) a aquellos autores que compartían una serie de características generacionales: nacieron en años poco distantes (10 años separan al mayor, Unamuno, del más joven, Machado), tuvieron una formación intelectual semejante (Salinas señala el autodidactismo), eran un grupo de jóvenes escritores que pronto entraron en contacto, acudieron a las mismas tertulias y colaboraron en las mismas revistas (Juventud, Alma española, Helios) y participaron en actos colectivos propios, como la visita a la tumba de Larra. Obviamente el desastre del 98 aunó voluntades. Unamuno será el guía de estos jóvenes cuyo lenguaje generacional supone importantes novedades estilísticas, una ruptura con el Realismo y el Naturalismo y una clara voluntad antirretórica.
Su actitud de rebeldía es una muestra de la crisis de la conciencia pequeño-burguesa. A excepción de Valle Inclán y Machado, que tuvieron un proceso evolutivo inverso, la labor inicial de los noventayochistas se emparenta con movimientos políticos revolucionarios. Pero enseguida, en 1901,  el “grupo de los tres” (Azorín, Baroja y Maeztu) publica un Manifiesto con el fin de cooperar a la generación de un nuevo estado social: de nada sirven el dogma religioso, ni el doctrinarismo republicano y socialista ni el ideal democrático. Sólo la ciencia social puede mejorar la vida de los miserables. Su posición ahora es la de un reformismo de tipo regeneracionista.La campaña fue un fracaso y con ello llega el desengaño. En 1905 se inicia un giro hacia posturas netamente idealistas y sienten el fracaso de los anhelos juveniles. La preocupación por España sigue siendo clave, pero ahora desde la actitud contemplativa del soñador o desde un escepticismo desconsolado.
En 1910 cada autor ha forjado ya una fuerte personalidad. Las características de la mentalidad del 98 son varias. Se nota la influencia de corrientes irracionalistas europeas: Nietzsche, Schopenhauer, Kierkegaard (puede hablarse de un neorromanticismo coincidente con el de los modernistas). Adquieren especial relieve las preocupaciones existenciales: los interrogantes acerca del sentido de la vida, la muerte o el tiempo producen angustia, en especial en Unamuno. El tema de España se enfocará con tintes subjetivos, de forma que los anhelos y angustias íntimas de los autores se proyectan sobre la realidad española. Y la historia, es otro de los campos de reflexión: al principio se acude a ella para rastrear las raíces de los males presentes, pero después se buscan los valores permanentes de Castilla y de España. Les atrajo también lo que Unamuno llamó “intrahistoria”: la vida callada de los millones de hombres sin historia que, con su labor diaria, han hecho la historia más profunda”. Y junto al amor por España, el anhelo de europeización, aunque con el tiempo dominará en casi todos ellos la exaltación casticista.
La Generación del 98, como fenómeno estético, lleva a cabo una renovación literaria a principios del siglo XX que rechaza la estética precedente, con significativas excepciones: sienten afinidad con Galdós, con Bécquer y Rosalía. Se toma a Larra como precursor y sienten veneración por algunos clásicos: Fary Luis, Quevedo o Cervantes y la literatura medieval, en especial el Cantar de Mio Cid, Berceo, el Arcipreste de Hita o Manrique.
Buscan la sobriedad y el cuidado del estilo.  Amplían el léxico español con palabras tradicionales o terruñeras. El subjetivismo se convierte en un rasgo esencial, de ahí que el lirismo intimista llene muchas páginas. Frente al tema de España, se mezclan amor y dolor, de ahí que junto a la visión de atraso y pobreza, encontremos cada vez más una exaltación lírica del paisaje, fundamentalmente de Castilla, que tiene como máximo exponente a Don Quijote.
Además, innovaron en el campo de los géneros literarios: se observan profundos cambios en la novela y se configura el ensayo moderno. Menor éxito tuvieron los intentos de renovación en el teatro, a excepción de Valle.
La estética y el espíritu noventayochista se manifiesta en todos los géneros literarios: novela, poesía, ensayo y teatro. Sus principales representantes son:
1. Miguel de Unamuno (1864-1936)
Su obra gira en torno a dos ejes temáticos: el tema de España y el sentido de la vida humana.
En su ensayo En torno al casticismo, analiza el carácter nacional a través de la intrahistioria y plantea otras cuestiones fundamentales del 98: la valoración de Castilla, la europeización… Vida de Don Quijote y Sancho es una interpretación muy personal de la obra cervantina.
Su pensamiento existencial también se vierte en ensayos, novelas, teatro y poesía, así como en artículos. En el ensayo Del sentimiento trágico de la vida nos muestra su miedo a la Nada, lo que supone la angustia de despertar a la trágica condición humana. La inmortalidad se convierte en una idea obsesiva, de ahí su hambre de Dios, pero la razón le niega la esperanza. Los mismos temas aparecerán en La agonía del cristianismo.
En cuanto a su obra poética, su estilo es sobrio, denso conceptualmente. Su temática: la inmortalidad, la identidad del ser, la intucición como forma de conocimiento... Destacaremos Poesías, Rosario de sonetos líricos, El Cristo de Velázquez y Cancionero.
En su terato representó directamente los conflictos íntimos, así en Fedra, Raquel encadenada, La esfinfe, Soledad y El otro.
Pero prestaremos más atención a la novela, dada la renovación del género que supusieron sus obras, cauce de los conflictos existenciales. A Niebla, la subtitula nivola como reacción a la crítica: se trata de una naracción breve en la que apenas hay descripciones, el diálogo juega un papel fundamental y sus personajes son agonistas, que luchan por su existencia contra la muerte y la disolución de su personalidad. Después, vendrán otras: Abel Sánchez (cainismo), La tía Tula (maternidad) o San Manuel, bueno, mártir (un cura pierde la fe pero guarda las apariencias para procurarles la felicidad a sus feligreses). También escribió cuentos y novelas cortas como Tres novelas ejemplares y un prólogo.
2. Ramón María del valle Inclán (1866-1936).
Después de publicar sus Sonatas empieza a alejarse del Modernismo para preocuparse por el pueblo, los oprimidos y el la situación de España. Comedias bárbaras son tres obras teatrales en las que recupera Galicia pero ahora con toda su miseria: personajes violentos o tarados, y todo ello presidido por Don Juan de Montenegro, tirano que representa un mundo heroico en descomposición. El lenguaje se vuelve más fuerte y hasta agrio, pero musical y brillante. Esta tendencia se acentúa en la trilogía de novelas La guerra carlista en la que aparece un lenguaje desgarrado, acentuado por un léxico rústico. En las novelas de la última etapa, como Tirano Banderas o el ciclo de novelas históricas El ruedo ibérico, el estilo, como en los esperpentos, es desgarrado, agrio en su humor, con una fuerte carga crítica, pero sigue siendo una prosa de cuidada elaboración.
Tras esta etapa de transición llega el esperpento, cuyo máximo exponente es su obra teatral Luces de bohemia. Pone su estética al servicio de las ideas del 98: lo trágico y lo grotesco se mezclan para dar como resultado una estética que pretende ser la superación del dolor y la risa. Deforma la realidad para realizar un profundo análisis crítico de la sociedad.
3. José Martínez Ruiz, “Azorín” (1873-1967)
Su pensamiento se centra en la obsesión por el tiempo, la fugacidad de la vida, una melancolía que fluye mansamente unido al deseo de apresar lo que permanece por debajo de lo que huye o de fijar en el recuerdo las cosas que pasaron. Es un contemplativo y un espíritu nostálgico que vive para evocar. Es el mejor ejemplo de compenetración novenatyochista con el paisaje castellano. En sus novelas se difumina la línea divisoria entre novela y ensayo, apenas hay trama argumental, mero pretexto para hilvanar una galería de personajes fracasados y sensibles. Autor impresionista atento a la belleza de lo nimio. Su estilo fluye lento, con un lirismo contenido y una técnica miniaturista en sus descripciones.
Sus tres primeras novelas son de carácter autobiográfico y de ella toma su pseudónimo: La voluntad, Azorín y Confesiones de un pequeño filósofo. En su segunda etapa recupera a los grandes clásicos y culmina su percepción del tiempo como en Castilla.
4. Pío Baroja (1872-1956)
Dos son las notas que caracterizan la personalidad de este autor: pesimismo e individualismo.
Se dedicó casi en exclusiva a la novela. Sus personajes, son siempre un reflejo del autor. Anheló ser un hombre de acción, pero era un ser abúlico, de ahí que encontremos personajes activos y otros, como Andrés Hurtado, contemplativos.
Su concepción de la vida se inscribe en el pesimismo existencial:ell mundo carece de sentido, la vida es absurda y no alberga ninguna confianza en el hombre.
De su primera etapa destacaremos Camino de perfección, El árbol de la ciencia, y la triolgía La lucha por la vida (La busca, Mala hierba, Aurora roja). En la segunda destacaremos Las inquietudes de Shanti Andía. Entre 1913 y 1935 se consagró a Memorias de un hombre de acción. Sus últimos años los dedicó a sus memorias, Desde la última vuelta del camino.
5. Antonio Machado (1875-1939)
Pensaba que la poesía es sobre todas las cosas una honda palpitación del espíritu. Su estancia en Soria le marcará para el resto de su vida: allí se enamora de Leonor, con la que se casa en 1909, pero al fallecer ésta abandona Castilla. Residió en Baeza, Segovia, Madrid y finalmente  en Collioure, donde fallece en el 39. En su obra se distinguen varias etapas marcadas por los acontecimientos de su vida.
Tras su etapa modernista mencionada anteriormente, publica Campos de Castilla (1912) donde queda patente su preocupación por España y el paisaje castellano.  En él se basa su reflexión sobre el hombre. Predominan como temas meditaciones sobre la muerte y la existencia de Dios, sátiras y proverbios morales.
En su etapa fina escribe Nuevas canciones y lo que podríamos denominar un “diario de ideas” en su Juan de Mairena. Por último, hizo algunas de teatro en colaboración con se hermano Manuel como La Lola se va a los puertos o Juan de Mañara.