viernes, 24 de enero de 2014

GUÍA DE LECTURA DEL ROMANCERO GITANO

Como os dije esta mañana, dejo aquí la Guía de Lectura del Romancero Gitano de García Lorca.


FEDERICO GARCÍA LORCA, ROMANCERO GITANO.

 

1. Introducción.

            Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 1898 – Víznar, Granada, 1936). Es considerado el poeta español más grande del siglo XX. Antes de su muerte, su fama se había extendido por todo el mundo hispánico, pero su asesinato lo consagró, como víctima del fascismo, y esto influyó en la difusión de su obra. Hijo de una familia acomodada, Lorca vivió entre 1919 y 1928 en la Residencia de Estudiantes. Entre 1929-30 viajó a Nueva York y Cuba, y entre 1933-34 a Uruguay y a Argentina. Su republicanismo y tendencias de izquierda lo convirtieron en una víctima fatal al estallar la guerra. Su obra, comprometida con la tradición, recoge motivos y temas de las religiones naturalistas, a la vez que desarrolla la relación entre la sangre, la muerte y la fecundidad, la fascinación ritual por símbolos como el cuchillo, la luna y el toro, entre otros.

 

2. Romancero gitano

            Fue escrito entre 1924 y 1927, aunque se publicó en 1938. La mayoría de los romances habían ido apareciendo en revistas literarias. Su título inicial fue Primer romancero gitano: trata de expresar la originalidad del tema, es decir, haber poetizado el tema gitano por primera vez. En él hay una fusión de lo culto y lo popular, de lo tradicional y lo nuevo y vanguardista. Esta poesía se inserta en una corriente conocida como neopopularismo. De los aspectos que proceden de la tradición, cabe destacar el dramatismo de los temas (violencia, sensualidad, erotismo, misterio), la densidad expresiva y la métrica. Lorca eleva a un supremo rango artístico, en sus vertientes lírica, novelesca y dramática, una estrofa de larga tradición, el romance. Además, Lorca se atreve a narrar. El lenguaje (sobre todo a lo que la metáfora y adjetivación se refiere) es siempre sorprendente y de una audacia desconocida.

            Romancero gitano canta fraternalmente a una raza marginada y perseguida que el autor utiliza para ilustrar el destino trágico ya que, por encima de los gitanos, se eleva un único personaje, la pena negra, que está presente en todos los rincones: “y donde no hay más que un solo personaje grande y oscuro como un cielo de estío, un solo personaje que es la Pena que se filtra en el tuétano de los huesos y en la savia de los árboles, y que no tiene nada que ver con la melancolía ni con la nostalgia ni con ninguna aflicción o dolencia de ánimo, que es un sentimiento más celeste que terrestre; pena andaluza que es una lucha de la inteligencia amorosa con el misterio que la rodea y no puede comprender.”

            Como antagonista de esta raza, la Guardia Civil, que aparece siempre con notas negativas. De hecho, se hizo una denuncia en su contra por el supuesto carácter ofensivo de su “Romance a la Guardia Civil”. (De hecho se sigue apuntando a que una de las posibles causas de su fusilamiento esté precisamente en el contenido de sus poemas).

Sin embargo, hay que tener en cuenta que éste no es un testimonio social, documental, de la raza gitana, sino que utiliza elementos del ámbito gitano para expresar todo su mundo espiritual, su complejidad anímica. Lorca rehúye la visión pintoresca y colorista del mundo gitano, frecuente en la literatura anterior, y apunta, más que a la situación social de esta raza, a los aspectos más profundos de la misma: “El libro, en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elevado, lo más profundo, más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal. Así pues, el libro es un retablo de la Andalucía, con gitanos, caballos, arcángeles, planetas, con su brisa judía, con su brisa romana, con ríos, con crímenes, con la nota vulgar del contrabandista, y la nota celeste de los niños desnudos de Córdoba que burlan a San Rafael. Un libro donde apenas si está expresada la Andalucía que se ve, pero donde está temblando la que no se ve. Y ahora lo voy a decir. Un libro antipintoresco, antifolklórico, antiflamenco. Donde no hay ni una chaquetilla corta ni un traje de torero, ni un sombrero plano ni una pandereta, donde las figuras sirven a fondos milenarios y donde no hay más que un solo personaje grande y oscuro como un cielo de estío, un solo personaje que es la Pena[...]”

            Para muchos el gitano representa una marginalidad, a veces delictiva, que le interesa para proyectar sus aspiraciones y sueños más íntimos, sus deseos de unos modos de vida marginales y libres, su anhelo de libertad. El gitano representa el hombre primitivo, que vive fuera de la sociedad, la fuerza elemental de la naturaleza que existe al margen de las leyes y de las convenciones sociales.

            Es un libro profundo, escrito con materiales folklóricos, que enfrenta el impulso vital y las pasiones amorosas con la ley, la norma, las costumbres establecidas, los intereses sociales o las imposiciones de la civilización.

 

Temas

 

a.     El destino trágico

Hay poemas que se adentran decididamente en el mundo de las fuerzas oscuras, del eros destructor y de la muerte en tanto que compañía fatal de la condición humana, como en “Romance de la luna, luna”, “Preciosa y el aire”, “Reyerta”, “Romance sonámbulo”, “Romance de la pena negra”..., o en los poemas del erotismo marginal “San Rafael” y “La casada infiel”. Pero el mundo de la historia y la denuncia de los comportamientos colectivos dominan en otros ocasiones, como en los romances que oponen los gitanos a la Guardia Civil: los del Camborio y la Benemérita; también encontramos denuncia de la represión religiosa de los instintos como tema central de “La monja gitana”. “San Miguel” también puede ser considerado una crítica de la “putrefacción social” de Granada. Esta crítica se filtra en los poemas de signo ontológico a los que hemos hecho referencia al principio: por ejemplo, “Preciosa y el aire”, un poema esencialmente mítico, no carece de sutiles contrastes entre la naturaleza y la civilización; o “San Rafael”, también podría prestarse a consideraciones sobre la marginalidad de la condición homosexual.

 

b.     Amor y muerte

Dos temas que no siempre son disociables: se presentan unidos en “Reyerta”, “Romance sonámbulo”, “”Romance de la pena negra” y “Muerto de amor”. Amor y muerte moral hay en “La monja gitana”; erotismo y frustración social en “San Miguel”. Puro erotismo en “La casada infiel” y “Thamar y Amnón”

Las presencias del erotismo en la obra son turbadores, de hecho, se ha considerado el mejor documento de la literatura española creada sobre la realidad amorosa frustrada en sus raíces más íntimas y fundamentales.

El romance de  “La casada infiel” es el romance del sexo superficial y físico, sin implicaciones, sin trascendencia ni repercusión para el espíritu de los actores y, en especial para el gitano que hace la narración un tanto exhibicionista del encuentro sexual. En el “Romance de la luna, luna”, esa luna-mujer-bailarina desnuda, lúbrica y pura, seduce y posee al niño con posesión mortal. Y así hasta llegar hasta el romance último en el que la luna, que tenía senos duros de estaño en el primero, se transforma en pechos durísimos de la hermanastra de Amnón, en el que la luna preside una bíblica y agitanada violación sexual entre hermanastros.  En “Preciosa y el aire” se narra la agresión sexual de un viento hipermasculinizado sobre una doncella que huye asustada...

En cuanto a la muerte, la luna-mujer-muerte del primer romance ejerce su actividad mortífera sobre el niño gitano que allí muere, e inaugura el desfile, ya casi ininterrumpido, de muertes y violencias del Romancero Gitano. En el último romance, junto a la violencia de los esclavos del rey David que quieren matar a Amnón, el propio autor mata el libro que escribe poniendo fin a aquello que está cultivando: “David con unas tijeras / cortó las cuerdas del arpa”. Entre estos romances extremos hay todo un conglomerado de violencias y de crímenes. Es la violencia agresora, augurio de la violación que cerrará el libro, del viento-hombrón sobre la alegre Preciosa, en el romance segundo; es la violencia intrínseca de la raza gitana, que desemboca en turbulenta discusión en el romance tercero en el que el toro de la reyerta / se sube por las paredes. El Camborio que provoca el lamento del poeta, ya que supone el ocaso de una raza violenta: se acabaron los gitanos / que iban por el monte solos; paga con su sangre y su vida a la muerte voraz que domina todo el microcosmos de la obra.  También muerte en el romance decimotercero y decimocuarto. Y tanta violencia aislada, tanta muerte individual, halla su eclosión natural en un asesinato colectivo, en una orgía de violencias, de saqueo, en el romance de la “Guardia Civil Española”. Así es el final, coherente, macabro y definitivo de los poéticos gitanos de Lorca, proyección de su yo más íntimo. Todo cuanto ha cantado es estúpidamente destruido y arde por voluntad ajena y asesina de las fuerzas de represión, de las fuerzas que están para exterminar cualquier forma de heterodoxia.

 

c.     Andalucía del llanto

Refleja el conflicto que vive la raza gitana porque si se integra en el mundo “payo” desaparecería como raza; y si no lo hacen, estarán siempre marginados. Todo esto unido a la tradición del cante jondo.

 

Estructura de la obra

Se divide en dos bloques:

 

a.     Romances del 1 al 15.

Contiene la personal visión que tiene el autor del mundo gitano o su personal invención del mundo gitano que se subjetiva a través de elementos tomados de la gitanería como realidad social y folclórica. Es un mundo cerrado, autónomo, inconfundible, no identificable con ninguna realidad existente.

Dentro de este bloque, el más extenso, hay que hacer otra subdivisión:

—Bloque femenino: 1-7    aunque el romance de la “Guardia Civil” puede

—Bloque masculino: 8-15    considerarse como síntesis final de todos los anteriores.

 

a.1. Bloque femenino.

Habría que hacer, a su vez, una diferenciación entre los dos primeros y el resto: los unifica la común mitificación de las fuerzas naturales, “femenina” la primera y masculina la segunda, con distribución inversa de las víctimas. Del 3 al 7 la temática es amorosa (aunque ligada a la muerte).

En este bloque las protagonistas son femeninas: la luna, Preciosa, la gitana suicida, la gitana monja, la casada infiel, y en el séptimo la figura de la Soledad, la encarnación de la pena negra, del eterno femenino lorquiano, anhelante y frustrado: es la mujer sin hombre, a quien probablemente ha perdido.

a.2. Bloque masculino.

Predominan los hombres: Antoñito, el muerto de amor, el “Emplazado”...

 

b.     Tres romances históricos (16-18).

El poeta nos ofrece su visión “agitanada” de unos cuadros histórico-legendarios de extracción literaria (“Romance de Don Pedro a caballo”) o de contenido religioso (“Martirio de santa Olalla” y “Thamar y Amnón”). Esta sección busca prolongar hacia atrás, hacia la antigüedad clásica o la Judea bíblica, el mundo poético andaluz: Andalucía romana (“Martirio de Santa Olalla”), Andalucía judaica (“Thamar y Amnón”). En realidad la nota gitana sólo se encuentra en este último, en el coro de vírgenes que rodea a la violada. La “Burla de Don Pedro a caballo” es una leyenda medieval o una alegoría del cristianismo primitivo, según las interpretaciones.

 

c.     Romances 8, 9 y 10.

Están dedicados a ciudades andaluzas. “San Rafael” es el romance que evoca y exalta las esencias de Córdoba, ciudad árabe y romana, y esencialmente andaluza; “San Miguel” Granada, objeto de popular romería; y Sevilla se identifica con la gracia de “San Gabriel”.

 

Elementos formales

 

Realismo: el libro tiene una base real, es decir, se produce una perfecta armonía entre la imaginación para acuñar metáforas o expresiones sorprendentes y la base sólidamente realista de cuanto está poetizando Lorca. Son acontecimientos absolutamente reales los que Lorca está transformando en un mundo propio, muy teñido de sabor mítico. Por ejemplo, preciosa es una  muchacha que es sorprendida por una súbita tormenta, se asusta y corre a refugiarse.

 

Antropomorfización de lo inerte o lo animal: capacidad para dar vida a lo que no tiene vida, de humanizar animales, de animalizar objetos, accidentes atmosféricos o situaciones. Por ejemplo, los faroles tiemblan en el “Romance sonámbulo” o tiritan los cuchillos cuando prenden a Antoñito, o el mismo viento agrede sexualmente a Preciosa.

 

Sensualismo y atención a lo concreto: la escritura de Lorca está centrada en lo concreto, en lo sensorial. Percibe el mundo a través de los cinco sentidos. Los concreto y lo sensorial aparecen ligados en las abundantes indicaciones horarias y en las cuantificaciones exactas: al Camborio se lo llevan a las nueve de la noche o Thamar se tiende en la cama a las tres y media. 

                                  

Figuras literarias:  es clave la tendencia a la metáfora pura, producto de su concepción de la poesía y del influjo de Góngora, y cuyas repercusiones en el texto son la desrealización y el hermetismo. A través de la metáfora se constituye una realidad poética distinta por completo de lo real: la metáfora desrealiza el mundo representado, une la realidad “verdadera” y la realidad poética mediante un gran “salto ecuestre” que concilia mundos diversos y antagónicos. El resultado es el hermetismo y dar la visión de un mundo ambiguo y también oscuro. Por ejemplo, las glorietas de caracolas de “Preciosa y el aire” son los saltos de los peces que, al asomarse en la superficie, dibujan una trayectoria curva en el agua. Junto a la metáfora, la elipsis es una técnica fundamental que también contribuye a la desrealización y al hermetismo. Por ejemplo, ¿qué le ocurre a Soledad Montoya? Podemos conjeturarlo, pero no afirmarlo. ¿Por qué prenden a Antoñito? Puede que por contrabandista, pero no hay datos discursivos seguros.

También la metonimia y el símbolo son recursos fundamentales que obedecen a la condensación expresiva. En cuanto a la primera, veamos algunos ejemplos: los martillos sustituyen a los gitanos de las fraguas en “Reyerta”; los puñales de la “Muerte de Antoñito el Camborio”; o el barco y el caballo, signos metonímicos decisivos para crear un clima de misterio.

Respecto al símbolo, hay que tener claro que funcionan contextualmente, por eso muchas veces algunos críticos señalan que resultan falsas las lecturas que tienden a establecer valores fijos. Pero, para facilitar la comprensión del texto, vamos a establecer algunos de ellos: la luna suele encarnar a la muerte o ser presagio de la misma; los metales también son un presagio negativo ya que se relacionan con el frío de los cadáveres y el material de los cuchillos que se emplean en los asesinatos; la cal se relaciona con los enterramientos; el agua estancada, los pozos y aljibes son escenarios propicios para la muerte de alguien; el agua que corre libremente es propicia a los encuentros amorosos; los colores (rojo, amarillo, verde, blanco...) suelen traer malos augurios. Pero el valor simbólico también alcanza al viento, a las estrellas, a los caballos, pájaros, a las flores y los frutos... en suma, esta obra ofrece la proyección del sistema usual de símbolos lorquianos. 

Hay una tendencia acusada al empleo de contrastes binarios (antítesis): por ejemplo, presentación negativa de la Guardia Civil / ciudad gitana alegre, la muchacha suicida del “Romance sonámbulo” en el interior, en tierra / el hombre que llega tarde desde el mar...

La cohesión estructural se consigue mediante paralelismos sintácticos, léxicos, estribillos...

 

Carácter literario y popular del Romancero: sobre una esencia culta se detectan claras reminiscencias populares como el ritmo, deliberadamente musical, y los asuntos que dan vida a los romances: contrabando, peleas, navajazos, tiros, adulterios, suicidios por amor. Se pueden percibir dos clases de composiciones en el texto: las de materia más popular y / o de estilo fuertemente emocional, musicales, leves, y mucho menos densas que otro grupo de romances de materias más culta, contenido más apretado y con un ritmo más grave. A este segundo tipo pertenecen “Preciosa y el aire”, “Reyerta”, “San Miguel”, “San Rafael”, “Muerto de amor”, “El emplazado”, “Martirio de Santa Olalla” y “Thamar y Amnón”.

Hay expresiones tomadas de romances medievales“ Míralo por dónde viene” en “Preciosa y el aire” o el piropo “¡ Ay Antoñito el Camborio / digno de una Emperatriz!”). En el Romance primero  la zumaya (un pájaro) recuerda a los presagios del vuelo de la corneja del Cantar de Mio Cid. También tiene sabor medieval el uso del adverbio ya en “Prendimiento y muerte de Antoñito el Camborio” ( ya mi talle se ha quebrado / como caña de maíz) o en “Thamar y Amnón” ( ya la coge del cabello / ya la camisa le rasga). Cercanos a los romances medievales son los diálogos dramáticos que entran siempre sin verbo de presentación, y que tienen también valores teatrales y narrativos (Niño, déjame, no pises / mi blancor almidonado en “Romance de la luna, luna”). Lo mismo ocurre con el fragmentarismo, ya que nos ofrece los acontecimientos dramáticos sin antecedentes narrativos creando romances-escena a través de la selección de los momentos culminantes.

 

 

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