viernes, 25 de septiembre de 2015

EL SÍ DE LAS NIÑAS, L.FERNÁNDEZ DE MORATÍN




Leandro Fernández de Moratín nace en 1760 y muere en 1828. Consecuente con la época en que le tocó vivir, el siglo XVIII, siglo de “las luces” y de la confianza fundamentada en la razón, esta obra nos muestra aquel ideal ilustrado de “enseñar deleitando”. La literatura debía ser útil y bella.
Los ilustrados vieron en el teatro el medio perfecto para que fuera una escuela de costumbres. Las obras debían perseguir una finalidad didáctica: respetar la moral pública y el orden social. Lo más importante era el texto teatral, no el espectáculo, y rechazaron aquellas obras en la que imperaba la inverosimilitud y la falta de decoro poético.
Las comedias de Moratín tienen esta finalidad moral. En ellas se respeta la regla de las tres unidades (espacio, tiempo y acción). Su tema fundamental es la inautenticidad como forma de vida:
—en los matrimonios de conveniencia: El viejo y la niña y El sí de las niñas.
—la educación de las jóvenes: La mojigata
—el teatro de su tiempo: La comedia nueva y el café.

El sí de las niñas fue estrenada en 1806. Llevaba a escena el tema de las bodas arregladas por padres y tutores sin contar con la voluntad de la novia. Los matrimonios impuestos y desiguales eran una realidad social de la época, dato que lo demuestra el hecho de que en 1787 había tres veces más viudas que viudos. En el propio círculo del escritor encontramos casos muy significativos: su tío Nicolás se había casado a los cuarenta y pico años con una jovencita a la que ni conocía; el Conde de Aranda se casó a los sesenta y cinco con una nieta sobrina que no había cumplido los dieciséis; y él mismo, rehusa casarse con Paquita Muñoz, joven de 20 años (él tenía cuarenta y dos), para no ser igual que el protagonista despreciable de su obra El viejo y la niña.
La finalidad de la obra no era tanto proponer soluciones (el divorcio era impensable) como concienciarse del problema y denunciar las conductas que lo ocasionaban.
Analicemos los caracteres de la obra, que se articula en torno a siete personajes que se agrupan en tres parejas (solo queda “suelto” Simón, el criado de D. Carlos). A excepción de los criados, todos ellos pertenecen a la clase media.
  1. Don Diego / Dª Irene
Don Diego es un burgués acaudalado de cincuenta y nueve años que pretende casarse con una joven de dieciséis, lo cual es un despropósito. Sin embargo, está lleno de virtudes: es sensible, ama a Paquita, aunque es consciente de que ella nunca le amará, se comporta con su sobrino como si de un hijo se tratase... sabe que de Paquita no podrá conseguir más que la estimación y la amistad, y eso le produce un desasosiego que no le deja dormir. Don Diego intenta por todos los medios saber si Paquita da su consentimiento para la boda, algo que Doña Irene no permite porque lo que quiere es imponer su egoísmo. Su sacrifico en aras de lo racional permitirá la felicidad de los jóvenes. Representa la discreción.
Doña Irene es su contrapunto cómico. Su función no es sólo provocar la risa sino resaltar la cordura, sensibilidad y generosidad de Don Diego. Es un personaje al que se caracteriza con una verborrea insustancial que estorba el propósito de Don Diego de conocer la respuesta de Paquita. A través de ella se proyecta la sátira contra la beatería y la santurronería. Es egoísta y no quiere que su hija se meta a monja: prefiere casarla “bien” y así reponer su economía. Representa la insensatez.
Pero a pesar de que está dispuesta a sacrificar a su hija por fines puramente económicos, Moratín no la presenta como un personaje cruel, y más que odio despierta compasión.

  1. Paquita /Carlos: el amor
Paquita se debate entre la obediencia a su madre y el amor a Don carlos. Es inocente, pero también sabe lo que es el amor. Su amor por Don Carlos, al que pide ayuda, es totalmente desinteresado, pues desconoce su fortuna y parientes. Conocemos su carácter por sus palabras y su acciones, pero también por cómo la ven los demás personajes. por ejemplo, destaca de ella Don Diego su candor y su inocencia; su madre, por el contrario, nos la muestra como una simple.
Representa el amor adolescente junto a la capacidad de sacrificio ante lo inevitable. Todo hace de ella un ser encantador del que el espectador se compadece.
Don Carlos es militar, obediente y con un gran respeto hacia su tío. Es capaz de dominar sus sentimientos y subordinarlos a la razón, al deber filial que le une a su tío.
  1. Rita / Calamocha: los criados.
Son los criados de Doña Paquita y Don Carlos, tienen una función cómica y sus diálogos, además de aportar frescura y verosimilitud, representan con su carácter desvergonzado el contraste necesario para resaltar la ternura y el lirismo de las palabras de Carlos y Paquita. Ambos tienen en común la juventud, la gracia y el buen humor.
Ella es la confidente de Paquita, su consejera; destaca en ella la amistad. Con sus comentarios ridiculiza a Doña Irene. Él, va desapareciendo poco a poco de la escena; tal vez con ello el autor quería evitar la típica boda entre los sirvientes de la comedia barroca.
  1. Simón.
Criado y consejero de Don Diego. Le aprecia realmente y cree que es un hombre de bien.

Los personajes también se agrupan por sus relaciones: tío/sobrino, madre/hija, amo/criado; y por su posición social (cuatro señores y tres criados).Todo discurre por el diálogo, distinto en cada personaje (verosímil, que respeta el decoro) según su edad, su estado social y su sexo, tres factores que imponen el tono.
El lenguaje que usa Moratín es sencillo y natural sin caer en la vulgaridad. Fue el primer autor en introducir en este tipo de teatro la prosa, lo que suponía además una toma de postura ideológica, pues se desvinculaba de los cánones heredados del teatro del siglo XVII.
El respeto de las tres unidades se consigue sin la menor inverosimilitud.
  1. Espacio.
Una sala de una posada de Alcalá de Henares, un lugar de cruce que favorece el diálogo y la acción en el que están presentes las confesiones íntimas y el mundo exterior con las salidas y llegadas. El espacio es claro y sencillo. Para los momentos de confusión en la trama se utiliza la falta de luz.
  1. Tiempo.
Dura diez horas (desde las 7 de la tarde hasta las 5 de la mañana), del atardecer al alba. Tiempo concentrado y gran dinamismo en la escena. La luz juega un papel simbólico fundamental: en la oscuridad tiene lugar la desolación de los jóvenes; el alba significa la felicidad de los personajes protagonistas. La luz que se impone a las tinieblas, un símbolo cargado de significación en el siglo en el que la obra se creó. La oscuridad propicia la peripecia y domina en los momentos en los que el corazón anula la razón; el sol sustituye a las tinieblas de la noche y aclara los malentendidos.



  1. Acción.
Única. Se resume en el proyectado matrimonio que una joven de dieciséis años, doña Francisca, con un acaudalado burgués de cincuenta y nueve. La muchacha se ve obligada a aceptar por el amor y obediencia que le debe a su madre, aunque esté enamorada de Carlos, un joven militar. Este amor sólo lo conocen sus criados, Rita y Calamocha. Cuando don Carlos acude en ayuda de Paquita, que le ha enviado una carta, descubre que su rival es su tío y tutor, por lo que su sentido de la obediencia le obliga a renunciar a su amada. Sólo la cordura y la comprensión de Don Diego –y su sacrificio- podrá resolver lo que se encaminaba a la ruptura de un orden racional y natural.


Todo en la obra es moderado: el sentimiento, la gracia, la amistad, el amor. La luz va marcando el paso del tiempo y tiene, como hemos señalado, una función simbólica:




La mujer en esta obra de Moratín cobra una inusitada importancia para la época. El mayor contraste en torno a Paquita lo podemos ver en las diferentes visiones que de ella tienen D. Diego y Dª Irene: Dª Irene tiene una actitud “machista” ante la situación y no cree a su hija capacitada para prácticamente ninguna decisión, frente a ella, D. Diego considera que Paquita está totalmente capacitada para tomar sus propias decisiones y expresarlas sin temor.
El tema, como también señalamos al principio, es la imposición paterna en el casamiento, frente a lo natural y racional, que es el amor entre dos jóvenes. Moratín nos dice con esta obra que la autoridad paterna debe ejercerse de una manera no despótica. El tema de la educación de la mujer también es importante en la obra: podemos ver el contraste entre don Carlos, que renuncia a su amor por el deber, y Paquita, que lo hace por simple disimulación.
Se postula como posible fuente extranjera La escuela de madres del autor francés Marivaux: parece ser que Moratín pudo tomar de esa obra la severidad educativa de Dª Irene para con su hija.
También pudo inspirarse Moratín en algunas obras españolas como Entre bobos anda el juego de Rojas Zorrilla en la que también se plantea el tema de un casamiento ridículo entre una joven y un anciano.
No obstante, el tema de las bodas desiguales queda justificado en la propia época de Moratín en la que los casamientos arreglados por los padres entre novias jóvenes y ricos ancianos eran bastante comunes. De igual modo, era una preocupación general en la época, como queda reflejado en la prensa periódica, el conflicto entre la autoridad paterna y la libertad de los hijos y sobre todo de la mujer. La preocupación de aquellos que como Moratín defendían la libertad de la mujer en la elección de marido no era tanto por considerar a la mujer capacitada para adquirir las mismas libertades que los hombres, sino, muy al contrario, porque se pensaba que las bodas irracionales a la larga provocarían que las mujeres buscaran fuera del matrimonio, y por lo tanto en una situación de adulterio, el pretendiente que les gustara. Esto es, se temía el desquite de las mujeres casadas contra su voluntad.
Estuvo representándose 26 días seguidos. Gustó a todos los públicos (clases acomodadas y clase media). La clase media se sentía identificada con la historia. El éxito demostró que el respeto por la regla de las tres unidades no era un obstáculo, no era incompatible con la popularidad de una obra, de lo que se deduce que el público permanecía en su mayoría totalmente ajeno a la polémica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario