domingo, 29 de enero de 2017

TEMA 6: EL TEATRO DE POSGUERRA.


TEMA 6: EL TEATRO DE POSGUERRA.

1. DÉCADA DE LOS 40 Y PARTE DE LOS AÑOS 50.
-Contexto histórico y social. Los años cuarenta fueron la década más dura de la posguerra y coinciden con la Segunda Guerra Mundial, en la que España se mantuvo neutral. Es un período en el que se prohibió el derecho de reunión y asociación y el uso de cualquier lengua que no fuera el castellano en la vida oficial. La cultura sufre un paréntesis tras la guerra debido a la censura que impedía la recepción general del pensamiento extranjero y que encorsetó la evolución del propio. Se promueve en este ambiente otro tipo de “cultura” basada en las novelas rosas, los tebeos y las canciones populares
- Características literarias. La Guerra Civil supuso un corte para el teatro: algunos dramaturgos han muerto (Lorca o Valle Inclán); otros, sufren el exilio (Casona, Alberti o Max Aub); de “escaso interés” es lo que producen viejos maestros (Benavente, Arniches). La escena se ve privada de sus figuras más renovadoras. Abundan comedias extranjeras, normalmente de diversión, para la . El cine triunfa, ahondando la crisis teatral.
Durante la guerra se desarrolló un teatro revolucionario, de urgencia y compromiso. Algunos autores  fueron Alberti y Max Aub. Por otro lado, en la zona nacional, fue menos importante ya que el teatro que sustentaba su ideología ya estaba inventado: teatro burgués.
Tras la contienda, el panorama teatral resultará muy pobre. Les perjudicaron las circunstancias: condicionamientos comerciales e ideológicos, debidos a la censura y a la autocensura (Ley de Unidad Sindical promulgada en 1940, que prohibió trabajar en el teatro a los no sindicados.)
Por eso, tras la guerra, prosperaron, de una parte, los “autores de diversión” intrascendente o conformista, con obras cómicas y evasivas; y de otra, los autores “serios”, que se abrirán difícilmente camino en el teatro comercial. Algunos tendrán salida en los teatros de ensayo o en las representaciones de “teatro independiente”; muchos de ellos no podrán publicar sus obras. Así, junto a un teatro “visible”, que accede a los escenarios, se habló de un “teatro soterrado”, que intentaba responder a nuevas exigencias sociales o estéticas, y que apenas logró mostrarse.
- Autores y clases de teatro. En la producción más atendible de los autores españoles de los años 40 y principios de los 50, hay cuatro líneas fundamentales:

a) Alta comedia, o comedia de evasión
Está en la línea del teatro benaventino de principios de siglo. Es lo que se llamó el teatro de “la continuidad sin ruptura”. Entre sus cultivadores encontramos a José María Pemán (El divino impaciente ), Igancio Luca de Tena, Claudio de la Torre, Edgar Neville  (El baile)o Joaquín Calvo Sotelo (La muralla).
Gozó del favor del público y de los empresarios teatrales. Se desarrolla en espacios lujosos donde personajes pertenecientes a la burguesía viven conflictos personales relacionados con la soltería, el adulterio, la nostalgia del pasado, el choque generacional o la crisis de los valores tradicionales. La resolución de tales conflictos, suele desembocar en un final feliz moralmente ejemplar. Se eluden los conflictos sociales o políticos y tan sólo se realiza una moderada crítica social. Se trata de un teatro caracterizado por el predominio de las comedias de salón o los dramas de tesis y la preocupación por la obra “bien hecha”, con diálogo cuidado y perfecta construcción dramática. Jacinto Benavente continuó publicando y estrenando obras como Lo increíble (1940).

b)Teatro simbólico.
Alejandro Casona. Su producción se instala en una línea antirrealista,poética y con una finalidad didáctica. Será una constante en su obra el juego de realidad y fantasía. Sus personajes viven a menudo situaciones irreales en las que los conflictos humanos se desnudan y al final de la trama han aprendido una lección moral que suele resumirse en aceptar la realidad tal y como es. Entre sus obras: La sirena varada, Prohibido suicidarse en primavera, Los árboles mueren de pie, La dama del alba.


c) Teatro cómico.
Junto a la comedia burguesa, en la línea de la comedia de evasión, destacan las figuras de Jardiel Poncela y Miguel Mihura cuyo teatro del humor representó el mejor intento de renovación y superación del género.
Jardiel Poncela, desde antes de la guerra, había propuesto “renovar la risa” introduciendo lo inverosímil y apartándose todo lo posible de las convenciones vigentes. Escribe obras con muchas acotaciones y con una gran número de personajes. Busca el humor verbal y de situación e introduce lo mágico, lo fantástico y la intriga en sus obras. Su teatro no tenía intención crítica y la burguesía vio confirmados los valores de su clase en sus obras. Su compromiso era contra las costumbres opresivas y las relaciones sentimentales románticas, contra el lenguaje trasnochado y los tópicos que invadían la vida cotidiana. Entre sus obras: Los ladrones somos gente honrada y Eloísa está debajo de un almendro.
Miguel Mihura no triunfó en su momento y su obra más conocida es Tres sombreros de copa, que fue estrenada en 1952, veinte años después de su creación. Mihura ha confesado que todo su teatro responde a una misma línea: “la de ocultar mi pesimismo, mi melancolía, mi desencanto por todo, bajo un disfraz burlesco”. Es cierto que, junto a comedias que son puros pasatiempos, hay otras en las que late la idea que constituye la base de su concepción del teatro: el choque entre individuo y sociedad, contra un mundo de convenciones que impiden al hombre ser feliz.
Ambos autores presentan facetas que se han considerado precedentes del teatro del absurdo, al menos por la introducción de un humor disparatado y poético.

d) Drama social.
En una línea muy distinta, aparece un teatro inconformista, que se inserta, al principio, en una corriente existencial, aunque se perciban una raíces sociales concretas, aun cuando los autores no tuvieran, o no pudieran mostrarla, una intención social patente. Dos fechas resultan claves: 1949, con el insólito estreno de Historia de una escalera deBuero Vallejo, y 1953 en que un teatro universitario presenta Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. La primera, supuso una crítica a la sociedad del momento : retrata la clase media de los años cuarenta con referencias a las injusticias del momento. Los personajes son más profundos psicológicamente y los espacios escénicos más complejos. Para Alfonso Sastre, el teatro tiene una función más social que artística y por ello usa las obras como medio de reflexión y como vehículo de transformación social. Escuadra hacia la muerte marca un hito en el teatro de posguerra por su hondura existencial.

 2. DÉCADA DE LOS 50. EL TEATRO REALISTA Y DE DENUNCIA SOCIAL:
- Contexto histórico y social. Durante los años cincuenta España experimenta una etapa de apertura al exterior: se permite cierto pluralismo interno, se suavizan las relaciones diplomáticas con las potencias occidentales, se permite la entrada en la ONU a España en 1955 y se da un cambio en la política económica que favorece el crecimiento de la renta nacional. Una activa clase media de profesionales, comerciantes y funcionarios desarrollaron poco a poco la economía del país. La marcha a Europa de una enorme masa de trabajadores produjo envíos de dinero que, unidos al incremento paulatino del turismo en nuestro país, harían posible el progreso que se daría durante los años sesenta.
- Autores y obras. Desde la publicación de Historia de una escalera el teatro español encuentra un nuevo rumbo. El año 1955 marca un hito: aparece el teatro social  Junto al público burgués ha aparecido un público nuevo (juvenil y sobre todo universitario) que demanda otro teatro. Además, la censura se relaja y tolera algunos enfoques críticos. Los pioneros  vuelven a ser Buero Vallejo y  Alfonso Sastre.
Buero Vallejo, en esta segunda época, se centra en el enfoque social, pero sin desatender al individuo concreto y su valor moral. Destacan sus obras Un soñador para un pueblo, Las meninas, El concierto de San Ovidio o El sueño de la razón y su obra más compleja y lograda, El tragaluz, en la que dramatiza las consecuencias de la Guerra Civil.
Alfonso Sastre, además, es su principal teorizador: en Drama y sociedad, expone su tesis: el arte es una representación reveladora de la realidad, lo social es una característica superior a lo artístico y la principal misión del arte en el mundo injusto en el que vivimos consiste en transformarlo. En 1950 había intentado fundar un “Teatro de Agitación Social” (prohibido) y en el 61 crearía el “Grupo de Teatro Realista”. Como autor, tras su etapa existencial, ponía en práctica su ideas en obras como Muerte en el barrio, La cornada, La mordaza.
Tras Buero y Sastre aparecerán autores nacidos nacidos en torno a 1925 y que son coétaneos a la Generación de medio siglo: Rodríguez Méndez (Los inocentes de la Moncloa), Carlos Muñiz (El tintero), Martín Recuerda (Los salvajes en Puente San Gil) y Lauro Olmo (La camisa). Desarrollan su teatro fundamentalmente en la década de los 60.
- Temática y estilo. Son obras cuya temática es característica del teatro social y abordan problemas muy concretos: la burocracia deshumanizada y la esclavitud del trabajador, las angustias de unos jóvenes opositores, la situación de los obreros que se ven forzados a emigrar o a soñar con las quinielas (La camisa), la brutalidad de unos aldeanos instigados por fuerzas retrógadas... Lo común es el tema de la injusticia social y la alienación, y la actitud del autor será de testimonio o de protesta (con las limitaciones de la censura). En cuanto a la estética y la técnica, todas se inscriben en el realismo aunque con diversos matices: por ejemplo, Lauro Olmo se apoya a veces en recursos y lenguaje del sainete, o Martín Recuerda en rasgos esperpénticos.
Tanto por su temática como por su actitud estos autores representan el intento de crear al margen de los espectáculos de “consumo” un teatro comprometido con los problemas de la España en que vivían. Tuvieron problemas para difundir sus obras, como es lógico.
Como contraste, hubo un teatro que triunfó: en los años sesenta continuaba teniendo éxito la comedia burguesa en la obra de Alfonso Paso, aunque su producción es muy variada: obras poético-humorísticas como Vamos a contar mentiras 

3. LOS AÑOS 60. LA BÚSQUEDA DE NUEVAS FORMAS.
- Contexto histórico y social. Durante la década de los sesenta se produjo un importantísimo crecimiento económico que poco a poco fue modificando la sociedad española. El gobierno se siente tan fuerte que amplía su nivel de tolerancia respecto a las libertades y a las manifestaciones de la oposición. Los principales motores del crecimiento económico y de la paulatina modernización del país fueron el turismo y las inversiones extranjeras. En la segunda mitad de esta década surge el terrorismo como nueva fuerza de oposición al régimen.
A la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975), se restaura la monarquía con Juan Carlos I y se promulga la Constitución y el Estado de las Autonomías en 1978. La mejora y consolidación del estado del bienestar ayuda a la estabilización del país (aunque de los últimos años mejor no hablamos...). La desaparición de la censura y el ambiente de libertad en el que comenzó a desarrollarse la cultura española permitió un mejor conocimiento de la literatura española en Europa y de la literatura occidental en España, así como la recuperación de la obra de los escritores exiliados.
- Características literarias. Hacia muy avanzada la década de los 60, pero fundamentalmente ya en los años 70, un grupo de dramaturgos se lanzan a la renovación de la expresión dramática. Se supera el realismo y se asimilan corrientes experimentales del teatro extranjero (el teatro del absurdo, Brecht, Artaud...). Comienza a desarrollarse un teatro de carácter experimental y vanguardista, que ha recibido diversas denominaciones: subterráneo, marginado, inconformista... Entre sus representantes, de muy distinta formación y edades, hay que destacar a Fernando Arrabal, quien inició su carrera mucho antes, o Francisco Nieva, que alcanzará notables éxitos a partir de 1975.
Tuvieron mayores dificultades incluso que los representantes del realismo social: su teatro era igual o más crítico que el de aquellos, lo que provocó problemas con la censura, y su audacia formal los alejó de los escenarios convencionales y del público mayoritario, convirtiéndose en una nueva corriente de teatro soterrado. Características: no tuvieron conciencia de grupo, pretendieron ofrecer una visión crítica de  aspectos sociales y políticos, como la falta de libertad, la injusticia y la alienación, pero la novedad estriba en el tratamiento dramático: se desecha el enfoque realista y, en la mayor parte de los casos, se sirvieron de procedimientos alegóricos, simbólicos y connotativos ( para dar una dimensión universal a sus personajes: el dictador, el explotador, el oprimido...), muchas veces crípticos y de difícil interpretación; se utiliza un tono poético o ceremonial; se recurre a la farsa, lo grotesco, el esperpento, lo onírico, reforzado por la escenografía; tienen influencias, según los casos, de Brecht, Grotowski, del surrealismo, del expresionismo, del teatro del absurdo y de una tradición española que va del entremés y de los autos sacramentales hasta el esperpento, la tragedia grotesca, el género chico y la revista...
- Autores principales:
Francisco Nieva. Clasificó su teatro en:
teatro de farsa y calamidad: al que pertenecen obras más poéticas y de contenido metafísico: Maldita sean Coronada y sus hijas, El corazón acelerado....
teatro furioso: cuestiona el autoritarismo y las instituciones tradicionales españolas: Nosferatu, Pelo de tormenta...
Practica la subversión de los espacios tradicionales, la supresión de la psicología de los personajes y la renuncia a incluir contenidos ideológicos.
Fernando Arrabal. Es un autor con una actitud provocadora desde la que lanza un reto a la sociedad y a los moldes occidentales de comportamiento, atacando tabúes arraigados. Hace su teatro al margen de la sociedad, por su radical rechazo de la misma y desde una etética del absurdo y surrealista. Podemos clasificar su teatro en:
teatro del exilio: Destaca: El cementerio de automóviles, representada en Madrid en 1977 y que decepcionó a un público que no fue capaz de leer en ella la metáfora del franquismo.
teatro pánico: caracterizado por la búsqueda formal (espacial y gestual) y por el uso surrealista del lenguaje. Podemos destacar ¿Se ha vuelto loco Dios?
teatro del “yo” en el mundo, en el que reflexiona sobre el compromiso del escritor en la sociedad. Destacaremos Oye, patria, mi aflicción.
Los dramaturgos que al terminar la guerra se habían exiliado como Max Aub, Rafael Alberti, León Felipe... permanecieron, con algunas excepciones, alejados de nuestros escenarios.
En esta renovación teatral desempeñaron un importante papel los grupos de teatro independiente sin cuya labor sería inexplicable la renovación teatral, como Els Comediants, Els Joglars, La Cuadra, La Fura Dels Baus etc., que experimentaron con nuevas formas, creando textos propios, en montajes colectivos y  fuera de los circuitos comerciales. En grandes ciudades como Madrid o Barcelona, comienzan a realizar una importante labor las salas de teatro alternativo, de aforo reducido y de precio más asequible, que generalmente ofrecen un teatro de vanguardia dirigido a un público formado y con inquietudes culturales.
Antonio Gala es un autor difícil de clasificar. Sus primeros estrenos se remontan a los años 60; desvinculado del teatro comercial de la época y del drama social de su generación, cultiva el realismo poético, la farsa histórica, el drama simbólico-moral... La acogida de su obra ha sido irregular, pero con una progresiva aceptación desde los años setenta. En 1963 se representa Los verdes campos del Edén, obra de humor y ternura. En 1980 estrena Petra regalada.

Sigue proliferando un teatro de evasión, humorístico, de corte folletinesco o moralizador y de crítica amable y superficial. Entre los más favorecidos han estado Ana Diosdado y Juan José Alonso Millán (Revistas del corazón).

1 comentario: