miércoles, 25 de noviembre de 2015

OPINIÓN ARGUMENTADA

Os dejo aquí el texto que puede servir de partida para redactar la opinión argumentada a favor o en contra de la idea de que la educación humanista está desapareciendo en nuestras sociedades.



LA EDUCACIÓN HUMANISTA.

(Fragmento del discurso de recepción del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2001)

Doris Lessing

 

Érase una vez un tiempo -y parece muy lejano ya- en el que existía una figura respetada, la persona culta. Él -solía ser él, pero con el tiempo pasó a ser cada vez más ella- recibía una educación que difería poco de un país a otro -me refiero por supuesto a Europa- pero que era muy distinta a lo que conocemos hoy. William Hazlitt, nuestro gran ensayista, fue a una escuela a finales del siglo XVIII cuyo plan de estudios era cuatro veces más completo que el de una escuela equiparable de ahora: una amalgama de los principios básicos de la lengua, el derecho, el arte, la religión y las matemáticas. Se daba por sentado que esta educación, ya de por sí densa y profunda, sólo era una faceta del desarrollo personal, ya que los alumnos tenían la obligación de leer, y así lo hacían.

 

Este tipo de educación, la educación humanista, está desapareciendo. Cada vez más los gobiernos -entre ellos el británico- animan a los ciudadanos a adquirir conocimientos profesionales, mientras no se considera útil para la sociedad moderna la educación entendida como el desarrollo integral de la persona.

 

La educación de antaño habría contemplado la literatura e historia griegas y latinas, y la Biblia, como la base para todo lo demás. Él -o ella- leía a los clásicos de su propio país, tal vez a uno o dos de Asia, y a los más conocidos escritores de otros países europeos, a Goethe, a Shakespeare, a Cervantes, a los grandes rusos, a Rousseau.

 

Esto ya no existe.

 

El griego y el latín están desapareciendo. En muchos países la Biblia y la religión ya no se estudian. A una chica que conozco la llevaron a París para ampliar sus miras -que falta le hacía- y aunque destacaba en sus estudios, confesó que nunca había oído hablar de católicos y protestantes, que no sabía nada de la historia del Cristianismo ni de cualquier otra religión. La llevaron a oír misa a Nôtre Dame, le dijeron que esta ceremonia era desde hacía siglos base de la cultura europea, y que debería por lo menos saber algo de ello, y ella lo presenció todo obedientemente, tal y como presenciaría una ceremonia de té japonesa, y luego preguntó: "¿Entonces, estas personas son una especie de caníbales?".

 

Hay un nuevo tipo de persona culta, que pasa por el colegio y la universidad durante veinte, veinticinco años, que sabe todo sobre una materia -la informática, el derecho, la economía, la política- pero que no sabe nada de otras cosas, nada de literatura, arte, historia, y quizá se le oiga preguntar: "Pero, entonces, ¿qué fue el Renacimiento?" o "¿Qué fue la Revolución Francesa?"

 

Quedan parcelas de la excelencia de antaño en alguna universidad, alguna escuela, en el aula de algún profesor anticuado enamorado de los libros, quizás en algún periódico o revista. Pero ha desaparecido la cultura que una vez unió a Europa y sus vástagos de Ultramar.

 

COMENTARIO DE TEXTO

Os recuerdo que hay que hacer:

1. Resumen
2. Tema
3. Tipo de texto
3. Características lingüísticas y estilísticas:
      a) Características como texto narrativo
      b) Funciones predominantes
      c) Nivel morfosintáctico
      d) Nivel léxico-semántico



         Maximiliano bajó la escalera como la baja uno cuando tiene ocho años y se le ha caído el juguete de la ventana al patio. Llegó sin aliento al portal, y allí dudó si debía tomar a la derecha o a la izquierda de la calle. El corazón le dijo que fuera hacia la calle de San Marcos. Apretó el paso pensando que Fortunata no debía de andar muy aprisa y que la alcanzaría pronto. «¿Será aquella?». Creyó ver la toquilla azul; pero al acercarse notó que no era la nube de su cielo. [...] Asaltáronle pensamientos tristes, y sintió ganas de llorar. Apenas durmió aquella noche, y por la mañana hizo propósito de ir al hotel de Feliciana en cuanto saliera de clase.[...]

 

            Hízolo como pensó, y aquel día pudo vencer un poco su timidez. Feliciana le ayudaba, estimulándole con maña, y así logró Rubín decir a la otra algunas cosas que por disimulo de sus sentimientos quiso que fueran maliciosas. “Tardecillo vino usted anoche. A las once no había vuelto usted todavía.”

 

         Dejoles solos la tunanta de Feliciana, y se acobardó al principio; pero de repente se rehízo. No era ya el mismo hombre. La fe que llenaba su alma, aquella pasión nacida en la inocencia y que se desarrolló en una noche como árbol milagroso que surge de la tierra cargado de fruto, le removía y le transfiguraba. Hasta la maldita timidez quedaba reducida a un fenómeno puramente externo. Miró sin pestañear a Fortunata, y cogiéndole una mano, le dijo con voz temblorosa: «Si usted me quiere querer, yo... la querré más que a mi vida».

                                                                                 Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta
 

jueves, 12 de noviembre de 2015

TEXTOS DEL ROMANTICISMO

Leed los siguientes textos y contestad:

1. Resumen
2. Tema
3. Clase de texto.
4. Características

Bécquer: “LOS OJOS VERDES (fragmento)”:

 
      [...]
     Tú no conoces aquel sitio. Mira, la fuente brota escondida en el seno de una peña, y cae resbalándose gota a gota por entre las verdes y flotantes hojas de las plantas que crecen al borde de su cuna. Aquellas gotas se alejan por entre las arenas, y forman un cauce, y luchan con los obstáculos que se oponen a su camino, y se repliegan sobre sí mismas, y saltan, y huyen, y corren, unas veces con risa, otras con suspiros, hasta caer en un lago. En el lago caen con un rumor indescriptible. Lamentos, palabras, nombres, cantares, yo no sé lo que he oído en aquel rumor cuando me he sentado sólo y febril sobre el peñasco, a cuyos pies saltan las aguas de la fuente misteriosa para estancarse en una balsa profunda, cuya inmóvil superficie apenas riza el viento de la tarde.
El día en que salté sobre ella con mi Relámpago, creí haber visto brillar en su fondo una cosa extraña... muy extraña...; los ojos de una mujer.
     Tal vez sería un rayo de sol que serpeó fugitivo entre su espuma; tal vez una de esas flores que flotan entre las algas de su seno, y cuyos cálices parecen esmeraldas... no sé: yo creí ver una mirada que se clavó en la mía; una mirada que encendió en mi pecho un deseo absurdo, irrealizable: el de encontrar una persona con unos ojos como aquellos.
     En su busca fui un día y otro a aquel sitio.
     Por último, una tarde... yo me creí juguete de un sueño...; pero no, es verdad; la he hablado ya muchas veces, como te hablo a ti ahora...; una tarde encontré sentada en mi puesto, y vestida con unas ropas que llegaban hasta las aguas y flotaban sobre su haz, una mujer hermosa sobre toda ponderación. Sus cabellos eran como el oro; sus pestañas brillaban como hilos de luz, y entre las pestañas volteaban inquietas unas pupilas que yo había visto... sí; porque los ojos de aquella mujer eran los que yo tenía clavados en la mente; unos ojos de un color imposible; unos ojos...
     -¡Verdes! -exclamó Íñigo con un acento de profundo terror e incorporándose de un salto en su asiento.
     Fernando le miró a su vez como asombrado de que concluyese lo que iba a decir, y le preguntó con una mezcla de ansiedad y de alegría:
     -¿La conoces?
     -¡Oh no! -dijo el montero.- ¡Líbreme Dios de conocerla! Pero mis padres, al prohibirme llegar hasta esos lugares, me dijeron mil veces que el espíritu, trasgo, demonio o mujer que habita en sus aguas, tiene los ojos de ese color. Yo os conjuro, por lo que más améis en la tierra, a no volver a la fuente de los Álamos. Un día u otro os alcanzará su venganza, y expiaréis muriendo el delito de haber encenagado sus ondas.
     -¡Por lo que más amo!... -murmuró el joven con una triste sonrisa.
     -Sí -prosiguió el anciano-; por vuestros padres, por vuestros deudos, por las lágrimas de la que el cielo destina para vuestra esposa, por las de un servidor que os ha visto nacer.
     -¿Sabes tú lo que más amo en este mundo? ¿Sabes tú por qué daría yo el amor de mi padre, los besos de la que me dio la vida, y todo el cariño que puedan atesorar todas las mujeres de la tierra? Por una mirada, por una sola mirada de esos ojos... ¡Cómo podré yo dejar de buscarlos!
     Dijo Fernando estas palabras con tal acento, que la lágrima que temblaba en los párpados de Íñigo se resbaló silenciosa por su mejilla, mientras exclamó con acento sombrío: -¡Cúmplase la voluntad del cielo!

 [...]
_______________________________________________________________________________
 

LARRA:  “Vuelva usted mañana(fragmento)"

         [...]
-Mirad -le dije-, monsieur Sans-délai -que así se llamaba-; vos venís decidido a pasar quince días, y a solventar en ellos vuestros asuntos.

-Ciertamente -me contestó-. Quince días, y es mucho. Mañana por la mañana buscamos un genealogista para mis asuntos de familia; por la tarde revuelve sus libros, busca mis ascendientes, y por la noche ya sé quién soy. En cuanto a mis reclamaciones, pasado mañana las presento fundadas en los datos que aquél me dé, legalizadas en debida forma; y como será una cosa clara y de justicia innegable (pues sólo en  este caso haré valer mis derechos), al tercer día se juzga el caso y soy dueño de lo mío. En cuanto a mis especulaciones, en que pienso invertir mis caudales, al cuarto día ya habré presentado mis proposiciones. Serán buenas o malas, y admitidas o desechadas en el acto, y son cinco días; en el sexto, séptimo y octavo, veo lo que hay que ver en Madrid; descanso el noveno; el décimo tomo mi asiento en la diligencia, si no me conviene estar más tiempo aquí, y me vuelvo a mi casa; aún me sobran de los quince cinco días.

Al llegar aquí monsieur Sans-délai traté de reprimir una carcajada que me andaba retozando ya hacía rato en el cuerpo, y si mi educación logró sofocar mi inoportuna jovialidad, no fue bastante a impedir que se asomase a mis labios una suave sonrisa de asombro y de lástima que sus planes ejecutivos me sacaban al rostro mal de mi grado.

-Permitidme, monsieur Sans-délai -le dije entre socarrón y formal-, permitidme que os convide a comer para el día en que llevéis quince meses de estancia en Madrid.

-¿Cómo?

-Dentro de quince meses estáis aquí todavía.

-¿Os burláis?

-No por cierto.

-¿No me podré marchar cuando quiera? ¡Cierto que la idea es graciosa!

-Sabed que no estáis en vuestro país activo y trabajador.

-¡Oh!, los españoles que han viajado por el extranjero han adquirido la costumbre de hablar mal siempre de su país por hacerse superiores a sus compatriotas.

-Os aseguro que en los quince días con que contáis, no habréis podido hablar siquiera a una sola de las personas cuya cooperación necesitáis.

-¡Hipérboles! Yo les comunicaré a todos mi actividad.

-Todos os comunicarán su inercia.

Conocí que no estaba el señor de Sans-délai muy dispuesto a dejarse convencer sino por la experiencia, y callé por entonces, bien seguro de que no tardarían mucho los hechos en hablar por mí.

Amaneció el día siguiente, y salimos entrambos a buscar un genealogista, lo cual sólo se pudo hacer preguntando de amigo en amigo y de conocido  en conocido: encontrámosle por fin, y el buen señor, aturdido de ver nuestra precipitación, declaró francamente que necesitaba tomarse algún tiempo; instósele, y por mucho favor nos dijo definitivamente que nos diéramos una vuelta por allí dentro de unos días. Sonreíme y marchámonos. Pasaron tres días; fuimos.

-Vuelva usted mañana -nos respondió la criada-, porque el señor no se ha levantado todavía.

-Vuelva usted mañana -nos dijo al siguiente día-, porque el amo acaba de salir.

-Vuelva usted mañana -nos respondió al otro-, porque el amo está durmiendo la siesta.

-Vuelva usted mañana -nos respondió el lunes siguiente-, porque hoy ha ido a los toros.

-¿Qué día, a qué hora se ve a un español? Vímosle por fin, y «Vuelva usted mañana -nos dijo-, porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana, porque no está en limpio».

A los quince días ya estuvo; pero mi amigo le había pedido una noticia del apellido Díez, y él había entendido Díaz, y la noticia no servía. Esperando nuevas pruebas, nada dije a mi amigo, desesperado ya de dar jamás con sus abuelos.

Es claro que faltando este principio no tuvieron lugar las reclamaciones.

Para las proposiciones que acerca de varios establecimientos y empresas utilísimas pensaba hacer, había sido preciso buscar un traductor; por los mismos pasos que el genealogista nos hizo pasar el traductor; de mañana en mañana nos llevó hasta el fin del mes. Averiguamos que necesitaba dinero diariamente para comer, con la mayor urgencia; sin embargo, nunca encontraba momento oportuno para trabajar. El escribiente hizo después otro tanto con las copias, sobre llenarlas de mentiras, porque un escribiente que sepa escribir no le hay en este país.

No paró aquí; un sastre tardó veinte días en hacerle un frac, que le había mandado llevarle en veinticuatro horas; el zapatero le obligó con su tardanza a comprar botas hechas; la planchadora necesitó quince días para plancharle una camisola; y el sombrerero a quien le había enviado su sombrero a variar el ala, le tuvo dos días   con la cabeza al aire y sin salir de casa.

Sus conocidos y amigos no le asistían a una sola cita, ni avisaban cuando faltaban, ni respondían a sus esquelas. ¡Qué formalidad y qué exactitud!

-¿Qué os parece de esta tierra, monsieur Sans-délai? -le dije al llegar a estas pruebas.

-Me parece que son hombres singulares...

-Pues así son todos. No comerán por no llevar la comida a la boca.
 
 [...]
 

sábado, 7 de noviembre de 2015

TEMA 3. LA NOVELA REALISTA Y NATURALISTA DEL SIGLO XIX.


A partir de 1850 se observa en toda Europa un alejamiento paulatino de las formas de vida y de la mentalidad dominantes en la época romántica.

En lo social, la burguesía se consolida como clase y deriva hacia posiciones más conservadoras, mientras que las masas obreras luchan por mejorar sus duras condiciones de vida y empiezan a prender las doctrinas revolucionarias: marxismo, comunismo y anarquismo. El positivismo (VS idealismo romántico) es la filosofía característica del momento: sólo admite como verdadero lo descubierto mediante la observación rigurosa y la experimentación. Las aportaciones más importantes de la ciencia son el método experimental (Bernardl), las teorías sobre la herencia biológica (Mendel) y el evolucionismo (Darwin).

En España tendrá gran importancia el krausismo, que defendía una religiosidad compatible con la razón y una ética basada en la tolerancia y la convivencia. Fundarán la Institución Libre de Enseñanza.

La literatura se hará eco de las circunstancias sociales y las doctrinas filosóficas, políticas y científicas, de ahí que el novelista se proponga una observación rigurosa de la realidad, a imitación de lo científico; la Sociología y la Psicología influirán a la hora de reflejar ambientes o analizar personajes; y el método experimental, el evolucionismo y las teorías sobre la herencia estarán en la base del Naturalismo. A diferencia del Romanticismo, no se huye de la realidad sino que se la retrata, con mayor o menor dureza, a veces con el propósito de transformarla.

España, como ya apuntamos en la introducción del bloque anterior, se ve acuciada por graves problemas sociales y fuertes tensiones ideológicas: el desarrollo de la industria y de la economía, así como el auge de la burguesía, fueron más tardíos que en el resto de Europa y los sectores tradicionalistas seguirán conservando mucho poder (nobleza y clero); frente a ellos, las masas obreras comienzan a organizarse; la burguesía liberal estaba dividida en conservadores y progresistas; y a la izquierda de éstos, aparecen demócratas y republicanos, aparte de los movimientos revolucionarios. De ahí los vaivenes políticos: política moderada hasta el el 68, momento en que La Gloriosa destrona a Isabel II y abre una época progresista; la Restauración borbónica (1875) llega con Alfonso XII, cierra esta etapa e implanta un sistema de “partidos turnantes” (progresistas y conservadores) que tampoco resolverá los problemas básicos del país, que cerrará el siglo con el Desastre del 98. La cultura se hace eco de estas luchas entre tradicionalismo y progresismo dando lugar a lo que se conoció como “las dos Españas”.

 

Géneros literarios de la segunda mitad de siglo.

 

1. NOVELA

A mediados del siglo XIX predominan los principios artísticos del Realismo, movimiento cultural de la clase burguesa que surge como resultado de la depuración de los elementos románticos más idealistas que encuentran su mejor cauce de expresión en la novela.

 

En la NOVELA REALISTA española influyeron la tradición de obras de base realista del Siglo de Oro (picaresca, Cervantes) y el costumbrismo, pero abandonaron lo pintoresco del costumbrismo más tradicional, centraron su mirada en Larra y quisieron ser la expresión total de la sociedad. De la literatura europea bebieron de los grandes autores franceses (Flaubert, Zola, Balzac y Stendhal), ingleses (Dickens) y rusos (Dostoievski y Tolstoi).

En España la nueva etapa áurea de la novela arranca con la publicación en 1870 de “La Fontana de Oro” de Galdós.

El novelista lleva a cabo una observación rigurosa que se traduce en una descripción objetiva y minuciosa de la realidad (personajes, objetos, ambientes y paisaje), para lo cual se documenta sobre el terreno tomando apuntes o recurre a libros en los que encontrar la exactitud ambiental o psicológica.

Dado que la ubicación próxima de los hechos se convierte en requisito indispensable, la sociedad española contemporánea será el tema por excelencia.

A pesar de que se ocupe de la problemática burguesa y defienda su sistema de valores, abundan las críticas desde el propio seno de la misma, fundamentalmente contra aquella parte de la burguesía que se fue desnaturalizando y quiso ser como la nobleza o la aristocracia.

El interés se centra en la vida urbana, representada por Madrid, que se caracteriza positivamente frente al mundo rural, sede del oscurantismo.

La novela realista nos muestra a un narrador omnisciente que se convierte en un cronista que conoce al dedillo todo lo ocurrido y sabe la vida y milagros de los personajes.

A éstos los conocemos a través de las palabras del narrador y sus descripciones (que condicionan por completo nuestra interpretación). Los protagonistas son tanto individuales como colectivos. Siempre hay cierto número de personajes redondos (con una psicología más o menos compleja que van evolucionando a lo largo del relato) y otros planos (caracterizados por un rasgo o muletilla). Los tipos sociales que aparecen son muchos (clero, funcionariado, clase política, empleados...), pero abunda la antítesis entre el conservador que se aferra a la tradición y rechaza el progreso y el positivista, el burgués progresista que aspira a reformar las estructuras sociales. Realmente la narrativa realista española prescindió de la clase obrera y sólo se hicieron referencias superficiales o excesivamente simplistas.

El lenguaje juega un papel fundamental. Hay dos estadios bien diferenciados: la voz del narrador (estilo más cuidado y culto, a veces incluso retórico, aunque participa muchas veces del estilo coloquial de sus personajes) y la voz de los personajes, que se convierte en elemento esencial de su caracterización y se adapta a cada uno de ellos, de ahí la amplia gama de idiolectos que van del tono más culto al más vulgar, pasando por las peculiaridades lingüísticas de cada región.

Los hechos siguen un orden cronológico, de ahí que la estructura narrativa sea lineal.

Todo ello hace que la verosimilitud impere en todas y cada una de estas novelas.

Todos estos rasgos alcanzan su máximo desarrollo en:

 

LA NOVELA NATURALISTA. El Naturalismo es una corriente literaria que se desarrolla en Francia impulsada por Zola y su obra “La novela experimental”: intenta aplicar a la novela los principios del método experimental y acercarla así a la ciencia. El novelista naturalista, como el realista, ha de observar minuciosamente y asumir los mil aspectos del mundo natural; pero, además, pasa a la experimentación: intenta formular las leyes que rigen la realidad para adquirir un conocimiento científico de los fenómenos. Zola intenta experimentar en el alma humana como el fisiológo sobre la materia con una finalidad práctica.

Por ello el novelista debe ser objetivo e impersonal, el narrador impasible (en la mayoría de los casos se quedó en teoría) y descripción detallada y exacta. La novela se convierte por ello en una crónica cotidiana y sus personajes son seres corrientes.

El determinismo es clave en estas novelas: el hombre está determinado por la sociedad (determinismo ambiental) y por la herencia biológica (determinismo biológico), y es producto de ambas factores.

El narrador naturalista no retrocede ante los aspectos más morbosos, sombríos y repugnantes de la sociedad, antes bien, profundiza en ellos ya que, si no se puede cambiar la herencia biológica, al menos sí se puede aspirar a cambiar las condiciones sociales en las que viven los hombres.

Le lengua literaria está en consonancia con esa imagen degrada de la realidad y se vuelve más bronca y cruda.

A fines de siglo el Naturalismo entra en crisis y se buscan otras salidas estéticas como el Impresionismo, el Simbolismo, el Espiritualismo o el Modernismo.

 

1.1. PRINCIPALES REPRESENTANTES DE LA NOVELA REALISTA Y NATURALISTA EN ESPAÑA.

 

A. Del Romanticismo a la novela realista.

Este proceso de transición está representado por autores como:

Pedro Antonio de Alarcón, cuya obra más importante es El sombrero de tres picos.

Jose María Pereda, que se acercó al Naturalismo con las minuciosas descripciones que hizo de la gente de la montaña en El sabor de la tierruca, aunque su concepción moral y religiosa de la vida están en las antípodas de Zola.

Juan Valera concibió la novela como un género libre en el que todo cabe. No huye de la realidad (aunque sí de los aspectos más desagradables o repulsivos de la existencia) pero la embellece y exalta, a pesar de su inclinación por las realidades más palpables como comidas o costumbres populares, y las descripciones psicólogicas de sus personajes, que captan con hondura la esencia de lo real. Sus obras van cargadas de intención ideológica pero nunca planteadas en los términos maniqueos de las novelas de tesis. Pepita Jiménez es su mejor obra.

Fernán Caballero ( Cecilia Böhl de Faber) publica en 1849 La gaviota, que constituye el primer intento de realismo en España, aunque aún predomine en ella lo más pintoresco del costumbrismo.

 

B. Los grandes escritores realistas.

 

LEOPOLDO ALAS CLARÍN

Fue un liberal aferrado al libre examen y al espíritu crítico reformardor. Las crisis religiosas marcaron su vida y se reflejaron en muchos de sus personajes; en esta lucha entre fe y razón terminó llevándole a una honda religiosidad, aunque no a un catolicismo ortodoxo, ya que lo que más repudió fue la intransigencia e intolerancia del dogma, de ahí su profundo anticlericalismo.

Como crítico literario fue muy poco indulgente. Su labor está relacionada con su ansia de reforma y educación. Destacan en su producción de artículos dos modalidades: la crítica satírica, en la que predomina el humor, la ironía, la censura y el sarcasmo (Solos y Palique); y la crítica expositiva, en la que realiza un examen elaborado y sugerente de una obra literaria(Ensayos y revistas).

En sus cuentos recrea las vidas de personajes humildes víctimas de la sociedad. Destacaremos Pipá y ¡Adiós cordera!

Como novelista se burla del Romanticismo en Su único hijo. En su obra cumbre, La Regenta, el autor pasa revista a toda la sociedad de su época a través de la historia central de Ana Ozores, que se inspira en Enma Bovary, cuyo perfil psicológico es extraordinario y rico en matices. La novela está cargada de crítica social y de un fuerte anticlericalismo: Vetusta nos muestra una sociedad en la que la revolución burguesa no se ha consolidado y se ha aliado con el antiguo régimen para esconder baja una máscara de modernidad los modos de vivir tradicionales. También hay que destacar el desarrollo del estilo indirecto libre.

 

BENITO PÉREZ GALDÓS.

Fue un escritor muy prolífico que pudo vivir de su pluma: 32 novelas, 42 Episodios Nacionales, 24 obras dramáticas, prólogos, artículos y cuentos. Sus muchos viajes por España le pusieron en contacto con la vida y los problemas de las gentes: no le gustaba lo que veía y decidió buscar la raíz de los males que acuciaban al país. Captó como nadie los cambios de la vida colectiva y personal, centrándose en la vida de Madrid. Se fue desengañando poco a poco de la clase media: de un “radicalismo” burgués inicial llegó a una crítica amarga del “quiero y no puedo” de las clases medias. En su trayectoria novelística podemos destacar:

a. Los Episodios nacionales, 46 relatos que reconstruyen la historia de España desde la batalla de Trafalgar hasta la Restauración borbónica, y con los que crea una nueva forma de novela histórica en la que ficción y realidad se funden para dar una imagen verosímil del país.

b. Novelas de la primera época, entre las que mencionaremos La Fontana de Oro, El audaz o La sombra.

c. Novelas de la intolerancia religiosa, centradas en la denuncia del clericalismo, como Doña Perfecta, Gloria y La familia de León Roch. De esta misma época es Marianela.

d. Novelas contemporáneas. En Misericordia da cabida al naturalismo europeo: el determinismo ambiental pesa a lo largo de todo el relato. Madrid aparece casi siempre como personaje colectivo. Esta tendencia continuará en Tormento, Miau o Tristana. La cumbre de este periodo es Fortunata y Jacinta.

e. Novelas de la última etapa, en la que predomina el espiritualismo y la pobreza como modo de vida, y en las que se aprecia la influencia de Tolstoi o Dostoievski: Misericordia y Nazarín.

C. La novela naturalista.

Está representada por autores como Emilia Pardo Bazán, que ensayó el naturalismo pleno en Los pazos de Ulloa, y Blasco Ibáñez, de cuya producción destacaremos Cañas y barro y Entre naranjos.

 

2. EL TEATRO

Los géneros dramáticos del Romanticismo persisten y evolucionan a lo largo de la época realista: el drama histórico aún tenía mucho éxito, principalmente la comedia político-moral, cargada de enseñanza moralizadora.

El otro gran género dominante es la alta comedia, creada en las postrimerías del Romanticismo. A lo largo de 50 años la comedia burguesa evolucionará considerablemente: se acercará al realismo con Enrique Gaspar, se cargará de melodramatismo con Echegaray y desembocará finalmente en la comedia benaventina. La alta comedia continua con algunos tópicos románticos. Los personajes están poco desarrollados psicológicamente y la repetición de caracteres hace que se estereotipen. Son obras de carácter moralizante en las que siempre hay un final feliz. Continúa, por tanto, la tradición pedagógica de la comedia moratiniana. La pretensión de sus creadores es “fundir la mayor belleza ética con la mayor belleza dramática”. Es un teatro donde lo fundamental es expresar una ideología, a la que se supeditan conflictos y personajes. Los temas predilectos de la alta comedia son la más cumplida expresión del nuevo estado moral traído por el cambio económico.

Autores: López de Ayala, José de Echegaray y Manuel Tamayo y Baus.

Los géneros musicales tales como la zarzuela, la ópera bufa, la revista y el sainete gozaron de gran éxito.

 

3. LA POESÍA

 

En la poesía intimista postromántica destacaron los dos “románticos rezagados” que estudiamos en el bloque anterior: Bécquer y Rosalía de Castro.

 

La mentalidad burguesa y realista no favoreció el desarrollo del lirismo: la poesía no es tanto expresión del individuo como exaltación de los valores familiares y religiosos de esta clase. Las tendencias típicas del momento son:

 

Poesía realista antirretórica: se caracteriza por un lenguaje prosaico alejado del Romanticismo. Su principal representante es Ramón de Campoamor, que defiende un lenguaje claro y sencillo que acerque la poesía a la prosa. En su obra destacan Humoradas y Pequeños poemas.

Poesía realista grandilocuente: enlaza con el Neoclasicismo y su principal representante es Gaspar Núñez de Arce, que compone poemas con un lenguaje cercano a la oratoraria política del momento. Citaremos Gritos del combate (1875).

 

MODELOS DE EXAMEN PAU DE LA COMUNIDAD DE MADRID.

Os dejo los modelos de exámenes de PAU desde el año 2001 de la Comunidad de Madrid:

PAU Comunidad de Madrid

También os dejo los criterios de calificación de la PAU de Lengua y Literatura:

Criterios de calificación Lengua y Litratura