viernes, 30 de mayo de 2014

COMENTARIO DE TEXTOS LITERARIOS

COMENTARIO TEXTOS LITERARIOS

1.       Parte común
1.a.    Introducción:
-          Señalar tipo de texto
-          Tema
-          Estructura
-          Relación con la época y el movimiento literario a que pertenece
1.b.    Desde el punto de vista pragmático:
-          Ficcionalidad: el autor (emisor real del texto) no se compromete con la veracidad de lo narrado, al margen de que pueda ser verosímil.
1.c.    Dominio de la función poética: mensaje llama la atención sobre sí mismo. Lo anterior se observa en el uso de recursos estilísticos (citar del texto):
-          Si éstos abundan, hablaremos de una fuerte preocupación estética y una importante carga retórica.
-          Si escasean, de realismo o sencillez expresiva.


2.       Parte específica  Texto poético
2.a.    Definición: peculiar disposición de los elementos lingüísticos, que dotan al lenguaje de ritmo, lo cual a su vez implica una especial expresividad de que carece la prosa.
2.b.    Análisis del ritmo (=  métrico): Este ritmo se consigue mediante la repetición periódica de ciertos elementos:
2.b.1.  Métrica: Depende de la medida (número de sílabas) de los versos. En líneas generales, los versos largos producen un tono conversacional y un ritmo lento y reflexivo, mientras que los versos cortos (arte menor) producen una fuerte sonoridad y un ritmo apasionado. Por lo demás, hay tres opciones en cuanto a la medida de los versos en un poema:
o        Regularidad (isometría) à Produce un ritmo marcado y una fuerte musicalidad. Señalar la medida de los versos. Si son endecasílabos, señalar el tipo (heroico, melódico, sáfico).
o         Combinaciones de versos: frecuentemente 7, 11 y 14. En estos casos, suele ser la regularidad de la disposición acentual (en 6ª sílaba, por ejemplo) lo que origina un ritmo poco marcado y suave
o        Irregularidad (anisometría) à Señalar el verso mayor, el menor y el dominante.
2.b.2.  Pausas:
2.b.2.a.  Pausa estrófica:
- Señalar el número de estrofas del poema.
- Señalar el nombre de estas estrofas, si existiera.
- Señalar la regularidad / irregularidad de las estrofas, atendiendo al número de versos por estrofa.
2.b.2.b.  Encabalgamientos (señalarlos):
- Si no existen: ritmo fluido y serenidad expresiva.
- Si existen en todo el poema o en cierta parte del mismo: ritmo trabado y violencia expresiva.
2.b.2.c.  Pausa interna (cesura)
o        Existe siempre cesura en versos de 12 ó más sílabas. Hemistiquios regulares / irregulares.
o        No existe cesura en versos de 11 ó menos sílabas
2.b.3. Rima:
-          Asonante: fluidez expresiva y vaga sonoridad
-          Consonante: otorga gran sonoridad.
-          Inexistente: gran libertad expresiva y tono conversacional. Diversas posibilidades:
o        Verso libre o versículo (anisometría sin rima) En estos casos, el ritmo se consigue:
§         Repetición de palabras
§         Repetición esquemas sintácticos (paralelismo)
§         Anáforas, encadenamientos, sinonimia, etc.
§         Encabalgamientos
o        Verso blanco (isometría sin rima)
o        Verso suelto (en un poema con rima, los versos que no riman)

TEXTO MODELO  POÉTICOParte

2. Parte específica: texto poético


Blas de otero: Digo vivir. 
Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)
Digo vivir, vivir como si nada
hubiese de quedar de lo que escribo.

Porque escribir es viento fugitivo,
y publicar, columna arrinconada.
Digo vivir, vivir a pulso, airada-
mente morir, citar desde el estribo.

Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,
abominando cuanto he escrito: escombro
del hombre aquel que fui cuando callaba.

Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra
más inmortal: aquella fiesta brava
del vivir y el morir. Lo demás sobra.

Nos hallamos ante un texto literario de carácter poético, que trata el tema de las relaciones vida – literatura.
Estructuralmente, distinguimos dos partes en el texto. En una primera parte (los dos cuartetos iniciales) las subordinadas causales que introducen cada estrofa explican los motivos por los que el autor decide rechazar, ya en los dos tercetos finales, la escritura (“abominando cuanto he escrito”) en favor de la vida (“fiesta brava / del vivir y el morir”).
El tema del poema se  relaciona con una preocupación típica de la generación de la posguerra, la del compromiso del escritor con la sociedad. Este realismo existencial dará paso enseguida al realismo social de la década de los cincuenta.
Desde el punto de vista pragmático, el texto es literario porque es ficcional; esto es, el autor (emisor real) no se compromete con la veracidad de lo expuesto, al margen de que pueda ser verosímil.
Desde una perspectiva formal, el carácter literario del texto se manifiesta en el uso de un lenguaje especialmente cuidado y bello, que podemos caracterizar de extrañado o desautomatizado, puesto que no interesa tanto por su valor comunicativo como estético.
Esto, a su vez, remite al dominio de la función poética, por la cual el mensaje llama la atención sobre sí mismo debido a su peculiar belleza y originalidad. Todo ello queda de manifiesto al constatar el empleo de diversos recursos expresivos. Entre éstos, destacamos la abundancia de metáforas (“escribir es viento fugitivo”, “aquella fiesta brava / del vivir y el morir...”, “escombro  / aquel del hombre que fui”), anáforas (estrofas 1 y 2), encadenamientos (verso 3), etc. De hecho, esta abundancia de figuras literarias nos permite hablar, en el texto, de una fuerte preocupación estética y una gran carga retórica.
En cuanto al modo de la enunciación, el texto es poético, debido a la peculiar disposición de los elementos lingüísticos, que dotan al lenguaje de ritmo y, por tanto, de una peculiar expresividad de que carece la prosa. Este ritmo se consigue en el presente fragmento de diversos modos.
En primer lugar, destaca la isometría del poema, ya que todos los versos son endecasílabos, con claro dominio de los sáficos (versos 1, 2, 3, 5, 6, 7, 8, 9, etc.) La regularidad métrica, y especialmente este dominio de endecasílabos sáficos produce en el texto un ritmo marcado y una fuerte musicalidad, y su repetición sistemática aporta una gran vehemencia expresiva al texto.
Destaca también la división estrófica regular del texto, compuesto por dos cuartetos y dos tercetos (se trata de un soneto). En cuanto a los encabalgamientos, existen varios de tipo abrupto (versos 3 y 4, 10 y 11), e incluso uno de ellos llega a dividir una palabra entre dos versos (“airada / mente”), lo cual otorga al poema un ritmo trabado y cierta violencia expresiva.
La rima es consonante, como corresponde a un soneto, y sigue el esquema regular propio de esta estrofa, aunque con una peculiar disposición de los tercetos (ABBA ABBA CCD EDE).

3.       Parte específica: Texto narrativo
3.a.    Definición: relato de unos hechos en su acontecer temporal, por parte de una voz narrativa.
3.b.    Elementos a destacar:
3.b.1.  El narrador: Señalar, citando el texto, si es:
- Primera persona: indicar si es testigo o protagonista y justificarlo. Favorece el acercamiento subjetivo y la cercanía al material narrativo, si bien limita el perspectivismo.
- Tercera persona: Indicar si es omnisciente u objetivo y justificarlo. Implica una mayor lejanía con respecto a lo narrado, pero permite una visión más amplia y la aparición de diversas perspectivas
3.b.2.  Los personajes: Indicar cuántos son y valorar:
o        Su importancia: protagonista y secundarios, y justificarlo.
o        Su tipo:
§         Redondo: justificarlo, señalando en qué consiste su evolución.
§         Plano: justificarlo.
o        Su tratamiento:
§         Distanciado: El narrador no se compromete con la suerte de los personajes. Aparecen la ironía y el humor negro.
§         Comprometido: El narrador se implica emocional o ideológicamente, e interviene juzgando a sus personajes. Ayuda a mover los sentimientos del receptor en una dirección determinada.
3.b.3.  El tiempo: Indicar:
o        Presente, pasado o futuro, y tiempo verbal dominante.
o        Orden temporal de la narración: Señalar si es:
§         Lineal: justificarlo.
§         No lineal: justificarlo, indicando si existe:
·         Prospección: indicando qué sucesos futuros se anticipan:
·         Retrospección: indicando qué sucesos del pasado se relatan una vez han acontecido
o        Duración de la acción: Indicar:
§         Dónde hay aceleración y justificarlo.
§         Dónde hay ralentización y justificarlo.
3.b.4.  Otros aspectos: señalarlos sólo si existen:
3.b.4.a.   Pasajes dialogados: Indicar cómo es la transición entre la narración y el diálogo:
§         Estilo directo (y localizar en el texto) Favorece la objetividad
§         Estilo indirecto (y localizar en el texto) Favorece la subjetividad y la fluidez narrativa
§         Estilo indirecto libre (y localizar en el texto) Favorece la fluidez narrativa
3.b.4.b.  Pasajes descriptivos (objetivos / subjetivos): localizar en el texto y notar la abundancia de adjetivos,  adyacentes nominales y recursos retóricos asociados (metáfora, símil, contraste, etc.) Indicar si se trata de una descripción detallada y minuciosa, o subjetiva, o impresionista (a grandes pinceladas

TEXTO MODELO: NARRATIVA
Eran las doce, pero el general Rodrigo de Aguilar no llegaba, alguien trató de levantarse, por favor, dijo él, lo petrificó con la mirada mortal de que nadie se mueva, nadie respire, nadie viva sin mi permiso hasta que terminaron de sonar las doce, y entonces se abrieron las cortinas y entró el egregio general de división Rodrigo de Aguilar en bandeja de plata puesto cuan largo fue sobre una guarnición de coliflores y laureles, macerado en especias, dorado al horno, aderezado con el uniforme de cinco almendras de oro de las ocasiones solemnes y las presillas del valor sin límites en la manga del medio brazo, catorce libras de medallas en el pecho y una ramita de perejil en la boca, listo para ser servido en banquete de compañeros por los destazadores oficiales ante la petrificación de horror de los invitados que presenciamos sin respirar la exquisita ceremonia del descuartizamiento y el reparto, y cuando hubo en cada plato una ración igual de ministro de la defensa con relleno de piñones y hierbas de olor, él dio la orden de empezar, buen provecho señores.
G. García Márquez: El otoño del patriarca.

Nos encontramos ante un texto literario de carácter narrativo cuyo tema principal es el horror ante la muerte.
Estructuralmente, pueden distinguirse en él dos partes claramente diferenciadas. La primera se centra en torno a la espera expectante de los comensales, y la segunda en el horror al descubrir que se les propone comer a un ser humano.
El texto pertenece al llamado boom narrativo hispanoamericano de los años sesenta, y se relaciona con el movimiento del realismo mágico, como comprobamos en la mezcla de elementos reales con otros inverosímiles, en este caso el racionamiento del ministro de defensa.
Desde el punto de vista pragmático, el texto es literario porque es ficcional, ya que el autor no se compromete con la veracidad de lo narrado, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en un texto periodístico o ensayístico.
Desde el punto de vista formal, el carácter literario del fragmento se desprende de un uso del lenguaje especialmente cuidado, que podemos denominar desautomatizado o extrañado, ya que no interesa tanto su valor comunicativo como estético y expresivo. Por ello, podemos decir que domina en el texto la función poética del lenguaje, en virtud de la cual el mensaje llama la atención sobre sí mismo, dada su originalidad, su belleza o su carácter lúdico. Este uso peculiar del lenguaje se observa en el texto principalmente en el empleo de recursos expresivos, como metáforas (“mirada mortal”, “petrificación de horror”), hipérboles (“petrificación de horror”, “nadie respire, nadie viva”), ironías (“egregio general [...] en bandeja de plata”, “una ramita de perejil en la boca”, “buen provecho”, etc.), metonimias (“terminaron de sonar las doce”), y también en la peculiar puntuación y estructura del texto, que desatiende las reglas del uso coloquial de la lengua para favorecer la expresividad del fragmento.
En cuanto al modo de la enunciación, el texto es narrativo, ya que supone el relato de unos hechos en su acontecer temporal por parte de una voz narrativa. Dicha voz narrativa combina el uso de la primera (“presenciamos”) y la tercera persona (“dijo”, “entró”), aunque domina claramente en el texto esta última. En principio, por tanto, nos hallamos ante un narrador testigo en tercera persona, ya que relata unos hechos que ha observado (“invitados que presenciamos...”), aunque participa en ellos sólo de un modo marginal o secundario, lo cual explica la aparición frecuente de la tercera persona. Este narrador testigo sirve, en el relato, para acercar al lector a la sensación de horror de los comensales, ya que él mismo es partícipe de la misma.
Junto al narrador, destacan como personajes el resto de comensales, y son claros protagonistas el General Rodrigo de Aguilar, servido en bandeja, y el responsable de su muerte, al que el narrador sólo denomina con pronombres (“él dio la orden de empezar”) Ambos personajes son planos, pues no modifican su conducta, aunque existe una clara alteración de la misma en el resto de comensales
En cuanto al tiempo de la narración, es claramente lineal, pues los sucesos se relatan en estricto orden cronológico, y sólo cabe destacar cierta ralentización en el avance de la acción, ya que en todo el fragmento sucede en apenas unos segundos, y el narrador se entretiene en la descripción irónica del general servido en bandeja (“el uniforme de cinco almendras de oro de las ocasiones solemnes...”). En los fragmentos descriptivos aparecen, como es lógico, adjetivos (“dorado”, “aderezado”), las subordinadas adjetivas (“puesto...”) y otros complementos del nombre (“con relleno de almendras”).
Por otro lado, es claramente dominante el pasado, más en concreto el pretérito perfecto simple (“trató”, “dijo”, “entró”, “presenciamos”), aunque combinado al inicio de la narración con el pretérito imperfecto (“eran”). Junto a estos tiempos, aparece, cuando el narrador cede la voz a alguno de los personajes, el presente de subjuntivo (“viva”, “respire”).
Finalmente, interesa notar la aparición del diálogo en el texto, puesto que los personajes intervienen directamente, aunque lo hacen a través del estilo indirecto libre (“dio la orden de empezar, buen provecho, señores”), con lo que el relato gana notablemente en ritmo y fluidez. Destaca también un importante pasaje descriptivo, en el que se describe con ironía la aparición del general descuartizado, y en el que dominan claramente los adjetivos y participios (“puesto”, “macerado”, “dorado”), así como otros complementos del sustantivo que son propios de la descripción (“valor sin límites”, “ramita de perejil”, etc.)

4.       Parte específica: Texto teatral
4.a.    Definición: Adopta forma de diálogo, por lo que presenta tres características:
4.a.1.  Intervienen diversos interlocutores [notar número], pero el texto posee, considerado en su conjunto, coherencia y cohesión. Argumentar brevemente.
4.a.2.  Feed-back o intercambio de roles constante entre el emisor y el receptor. Citar voz principal y (si hubiera) voces de apoyo.
4.a.3.  Autosuficiencia: Como diálogo directo, no está subordinado a otras voces narrativas que no sean las propias de los personajes, a diferencia del texto narrativo.
4.b.    Rasgos propios del lenguaje oral:
4.b.1.  Decoro poético (cada personaje habla según su condición social y personal). Argumentar y asociar argumentadamente niveles de uso del lenguaje a cada personaje, si el texto lo permite.
4.b.2.  Uso de fórmulas léxicas coloquiales, propias de la lengua oral.
o        Refranes y frases hechas.
o        Palabras coloquiales o vulgares.
o        Interjecciones
o        Exclamaciones
o        Silencios, elisiones sintácticas, anacolutos e inconclusión de oraciones
o        Interrogaciones directas
4.b.3.  Elementos propios de la función fática.
o        Delimitación verbal del turno de palabra
o        Interrogaciones retóricas
4.b.4.  Elementos propios de la función apelativa o conativa
o        Interrogaciones
o        Exclamaciones
o        Imperativos
o        Oraciones exhortativas
o        Vocativos
4.c.   Elementos propios de la convención teatral
-          Empleo de apartes, para diferenciar los diversos niveles de información que maneja cada personaje
-          Empleo de monólogos, para transmitir al espectador el mundo interior del personaje.
-          Apoyos extraverbales (comentar aspectos de decorado, escenario, gestos, movimientos, etc. que ayuden a la descodificación del texto)
-          Acotaciones: Indicar argumentadamente si son:
o        Literarias (con recursos expresivos y lenguaje connotativo, o de carácter irrepresentable).
o        Funcionales (simples apoyos a la representación).

TEXTO MODELO: TEATRO.
DON LUIS: (Dando una profunda bocanada.) Qué malo es, ¿verdad?
LUIS: Sí, papá. Pero se fuma... Me parece que, te detengan o no, nos esperan malos tiempos, ¿verdad?
DON LUIS: A mí me parece lo mismo, pero hay que apechugar con lo que sea.
LUIS: Hay que ver... Con lo contenta que estaba mamá porque había llegado la paz...
DON LUIS: Pero no ha llegado la paz, Luisito: ha llegado la victoria. He hablado con doña María Luisa. ¿Te acuerdas que alguna vez le llevé un kilo de bacalao?
LUIS: Sí...
DON LUIS: Prometió pagarme el favor. Por mí no puede hacer nada, porque hay que esperar a que me depuren... Pero dice que un amigo suyo a ti podría colocarte.
LUIS: Bueno, y al mismo tiempo estudio.
F. Fernán Gómez: De: Las bicicletas son para el verano.


Nos hallamos ante un texto literario dramático cuyo tema principal es la incertidumbre ante el futuro.
Estructuralmente, el texto presenta una primera parte introductoria, al plantear una conversación que surge de forma espontánea cuando los personajes comparten tabaco de mala calidad, y una segunda parte en la que el padre (Don Luis) plantea a su hijo la necesidad de que trabaje.
El texto se escribe en los años setenta, recién restaurada la democracia, por lo que se relaciona con el movimiento literario que trata de recuperar la realidad en el teatro, tras la experimentación de los años sesenta. En el caso de esta obra, procura el autor acercarse a la guerra civil con una mirada entre dramática y humorística. En el fragmento se aprecia la normalidad con que se adaptan los personajes a la nueva situación, al finalizar la guerra, junto con la denuncia: no ha llegado la paz, sino “la victoria.”
Desde un punto de vista pragmático, el texto es literario porque es ficcional, ya que el autor no está comprometido con la veracidad de lo narrado, a diferencia de lo que ocurre en otro tipo de textos (periodísticos, jurídicos, ensayísticos, etc.)
Desde una perspectiva formal, el carácter literario del texto se manifiesta en el empleo de un lenguaje especialmente cuidado y bello, que podemos considerar desautomatizado o extrañado. Por esta razón, diremos  que domina en el texto la función poética del lenguaje, por la cual el mensaje llama la atención sobre sí mismo.
A su vez, estos aspectos se concretan en el texto en el uso de algunos recursos expresivos, aunque son poco numerosos. Entre ellos, interesa especialmente la paradoja de la línea 6, por la cual se oponen la “paz” con la “victoria”, como términos antitéticos. Existen también interrogaciones retóricas (líneas 1, 3 y 7) y varias metáforas lexicalizadas (“depuren”, “apechugar”, “colocarte”, en las líneas 4 y 9), si bien ambos recursos pueden asociarse con el uso coloquial y dialogado del lenguaje que domina en el texto. La escasez de recursos nos permite asociar el texto a un tono conversacional y realista.
En cuanto a la forma de la enunciación, debemos hablar de un diálogo teatral. En primer lugar, porque existen dos interlocutores, si bien el texto, sumadas las intervenciones de ambos, posee coherencia y cohesión considerado en su conjunto, según corresponde a un diálogo. De hecho, ambos personajes aluden a un mismo tema (evocación de un pasado feliz frente a un futuro incierto) y se tratan con coherencia en cuanto a lo que cabe esperar de una conversación padre-hijo. En segundo lugar, como en todo diálogo, existe feed-back o intercambio constante de roles entre el emisor y el receptor, aunque parece obvio que es Don Luis quien sostiene el peso de la conversación y quien la orienta. Finalmente, el texto presenta la autosuficiencia propia del diálogo teatral, por la cual las voces de los personajes no están subordinadas a la de un narrador.
El texto posee además rasgos propios del lenguaje oral, entre los que cabe destacar el uso de fórmulas léxicas coloquiales, como “apechugar”, “mamá”, “Luisito”, “colocarte”, “hay que ver”, etc... También es propia del lenguaje oral la inconclusión de oraciones (“esperar a que me depuiren...”), la interrogación directa (“¿Te acuerdas ... bacalao?), y sobre todo los elementos propios de la función fática, con los que se busca confirmar que el canal de comunicación permanece abierto (“¿verdad?”, en dos ocasiones). Existen también elementos propios de la función conativa, como el vocativo “Luisito”, de la línea 6, y en general el hecho de que don Luis intente convencer al otro personaje de que acepte un empleo.
Finalmente, y como recursos propios del lenguaje teatral, es importante notar los apoyos extraverbales al desarrollo de la acción que se detecta en el texto, pues posiblemente ambos personajes están fumando (líneas iniciales). Por último, debe señalarse también la breve acotación inicial, que carece de valor literario y sirve sólo para indicar al lector las acciones del personaje.

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