miércoles, 28 de mayo de 2014

GUÍA DE LECTURA: TORMENTO

TORMENTO                                          Benito Pérez Galdós

1.      Biografía
Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria el 10 de mayo de 1843. Fue novelista, dramaturgo y cronista. Era el décimo hijo de un coronel del ejército que le inculcó el gusto por las narraciones históricas contándole asiduamente historias de la Guerra de la Independencia, en la que había participado. Obtuvo el título de bachiller en Artes en 1862, y empezó a colaborar en la prensa local con poesías satíricas, ensayos y algunos cuentos. Ese mismo año llegó a Madrid para estudiar Derecho. Allí trabó amistad con el famoso crítico y novelista asturiano Leopoldo Alas “Clarín”. En 1867 hizo su primer viaje al extranjero, como corresponsal en París, para dar cuenta de la Exposición Universal. Volvió con las obras de Balzac y de Dickens y tradujo a este último. Realizó también viajes por Inglaterra, Italia y Portugal. Para conocer bien España se dedicó a recorrerla en vagones de ferrocarril de tercera clase, codeándose con los míseros y hospedándose en posadas y hostales, además de patear las calles empapándose de la forma de hablar de las diferentes clases sociales. Permaneció soltero y tuvo una hija natural en 1891 de una madre que se suicidó posteriormente, Lorenza Cobián. También se conoce bien su relación con la actriz Concha Morell y con la novelista Emilia Pardo Bazán.
Ingresó en la Real Academia Española en 1889. Su discurso de ingreso declara abiertamente su objetivo literario: “La sociedad presente como materia novelable.” Habiéndose unido a las fuerzas políticas republicanas, Madrid lo eligió representante en las Cortes en 1907. Cargado de laureles, el indiscutido gran novelista español del siglo XIX murió en su casa de la calle Hilarión Eslava de Madrid el 4 de enero de 1920. Su  entierro fue multitudinario.

2.      Producción literaria
· Episodios Nacionales: son 46 novelas que narran la historia de España desde
la batalla de Trafalgar (1805) hasta la restauración borbónica (1875).
· Primeras novelas: son novelas de tesis, que muestran el enfrentamiento entre
personajes de ideología progresista y conservadora. Destaca La Fontana de Oro,
Doña Perfecta y La familia de León Roch.
· Novelas contemporáneas: son más objetivas, de mayor profundidad psicológica
e influencia naturalista, en las que se retrata a la clase media madrileña.
Destacan Tormento, La de Bringas y Fortunata y Jacinta.
· Etapa espiritualista: se centra en el sentido de la existencia del ser humano.
Podemos citar Misericordia, El caballero encantado y La razón de la sinrazón.

3.      Contexto histórico
En el siglo XIX, la burguesía se había consolidado como clase y favorecía una movilidad social en la que viejos aristócratas y nuevos ricos llegaron a codearse con la clase trabajadora. Tal fenómeno propició profundos cambios históricos, sociales, políticos, intelectuales y científicos. En este contexto, el género literario que mejor se avino a las nuevas condiciones fue la novela de corte realista, que desde mediados de siglo se convirtió en vehículo ideal para la expresión del mundo. Por entonces, el público lector estaba formado esencialmente por miembros de la burguesía, una entusiasta clase media que consumía prensa periódica, revistas, libros, pero cuya afición principal siguió siendo el teatro.
La burguesía disponía de dinero y de tiempo para gastar en ocio, y por ello el público lecgtor recibió con agrado la llegada del folletín, un género narrativo consagrado a un tipo de novela muy melodramática caracterizado por una potente voz narrativa, que opinaba sobre cuanto sucedía en la narración y que, con elevadas dosis de misterio y de acción, se servía de estereotipos románticos, lo que daba lugar a personajes esquemáticos. Estas obras por entregas solían aparecer en el tercio inferior de las páginas de los periódicos, que los lectores recortaban y coleccionaban. El folletín dio lugar a una potente industria editorial y propició que algunos escritores comenzaran a vivir de sus ingresos. El apogeo de esta literatura se produce entre los años cuarenta y sesenta en España, que siempre fue con retraso en lo relativo a las tendencias artísticas, como resultado de las particularidades de la política del país, de la grave desigualdad económica y de la omnipresencia de la Iglesia, brazo controlador en todos los órdenes. Tal panorama cambiará extraordinariamente en la segunda mitad del siglo, coincidiendo con la publicación de la literatura realista, en especial la de Galdós.

4.      Tormento, “novela contemporánea”.
Tormento, de Benito Pérez Galdós, se sitúa en la segunda etapa de la producción de su autor, la de las “novelas contemporáneas”, que se desarrolla en la década de 1880 y en la que aparecen algunos de los grandes títulos del escritor, como Fortunata y Jacinta o Miau. Se trata de novelas objetivas, sitúan la acción en Madrid y desde ellas el autor repasa la vida de unos personajes de diferente estado y condición, con sus conflictos, contrastes y sentimientos. La obra refleja bien algunas de las características del Realismo, como la descripción fidedigna del medio y del carácter de los personajes, la verosimilitud, la búsqueda de objetividad a través de un narrador omnisciente o la utilización de un lenguaje y estilo austeros por parte del narrador y que trata de reflejar el habla de los distintos grupos sociales.
Tormento pertenece a una serie de cuatro novelas, formada por El amigo Manso (1882), El doctor Centeno (1883), Tormento (1884) y La de Bringas (1884). La serie narra sucesos ocurridos entre 1863 y 1868, coincidiendo con el triunfo de la Gloriosa.Galdós no se detiene en la crónica histórica, porque su objetivo fundamental es profundizar en el análisis de diferentes tipos de las clases medias.

5.      Argumento
La trama de Tormento es totalmente costumbrista, casi folletinesca. En el primer capítulo, aparece José Ido del Sagrario que está escribiendo un folletín sobre dos hermanas huérfanas, lo que es precisamente el tema de esta novela: se narra la historia de Amparo, huérfana acogida en casa de los Bringas y que se dedica con devoción a servirles de asistenta, agradecida por su amabilidad y soportando los desplantes y abusos de la señora de la casa. Agustín Caballero, un primo del señor Bringas, enriquecido después de marcharse a ‘hacer las Américas’, se enamora de ella, pero Amparo esconde un secreto —que considera vergonzoso—, una terrible culpa que hace que se considere indigna de estar con un hombre como Caballero. Ese “pecado” la vincula con el padre Polo, un cura impetuoso, que entró en religión sin creer realmente en ella, y que poco a poco se fue "convirtiendo". Este hombre aparece en la novela para distorsionar la vida de Amparo, y procurarle nuevas angustias, ya que ella se ha prometido con Agustín, y ese hombre es como una amenaza. Las dudas de la muchacha y las intrigas que se tejen en torno a su inminente enlace constituyen el meollo de esta historia de amor, mentiras y envidias.

6.      Temas
Y es que de las mentiras es de lo que trata Tormento; las mentiras que la sociedad condena y que sumen a las personas en la desgracia y el autoengaño. Una sociedad que era entonces mucho menos permisiva y tolerante, y que condenaba actos como el de Amparo con una dureza extrema, y que aplicaba por partida doble: en lo público —con el ostracismo social— y en lo privado —con la denegación de cualquier atisbo de perdón o magnanimidad—. Galdós plantea una novela que desafía esas convenciones morales y crea un personaje, como es Agustín Caballero, que tiene más fe en sus resoluciones morales privadas, aun cuando sea partidario del orden y la rectitud, que en las directrices de una sociedad que considera provinciana, fatua y mezquina. Un protagonista que, aunque repleto de rasgos arquetípicos (como Amparo los tiene de muchacha abnegada, o Rosalía de malvada manipuladora), conserva una frescura autónoma muy propia de las grandes creaciones literarias.
Otro de los temas que subyace en la novela es el conflicto que se establece entre naturaleza  civilización. La civilización, las leyes sociales, actúan como enemigas del individuo, al reprimir sus más profundos anhelos. Sucede especialmente con aquellos que integran el trío amoroso: Amparo, Polo y Caballero. En el desenlace, triunfará lo natural sobre lo social: Polo intentará encontrar la paz en lejanas tierras, mientras que Amparo y Agustín escaparán a Francia. Esta huida parece decirnos que no hay camino posible que lleve a la felicidad en la sociedad isabelina de 1867.

7.      Estructura
El capítulo inicial funciona como una especie de introducción o prólogo a la novela, avanzando detalles sobre la trama, a través de la conversación teatral entre Felipe e Ido del Sagrario. El último capítulo también adopta una forma teatral, configurando así una estructura circular, reproduciendo en este caso una conversación entre Rosalía y Francisco Bringas, al enterarse de la marcha de la pareja a Francia.  Esta estructura no es un adorno, sino que se sirve de ella el autor para llevar a cabo una crítica de las novelas por entregas. Ido del Sagrario habla de la rapidez con que se redactan estos textos, y la falta de libertad de los autores, manejados por editores que buscan lucrarse con esta mala literatura.
Por otra parte, este primer capítulo destaca también la cualidad metaliteraria de la novela, pues vemos arrancar en él dos novelas, con un argumento inicial idéntico: la de Galdós, que vamos a leer a continuación, y la de Ido del Sagrario, que no leeremos pero de la que tendremos claves sobre su contenido y acerca de la intención del autor. Galdós retratará la historia de las dos huérfanas de una forma realista, mientras que Ido del Sagrario trama una novela romántica, idealista, que convierte la vida de las dos huérfanas en el ejemplo sentimental de dos doncellas modelo. El desenlace también difiere: mientras Ido pretende meter a Amparo en un convento (la misma idea que se le ocurre a Rosalía), Galdós hace que se salte todas las leyes y costumbres y se marcha a Burdeos con Agustín.

8.      Narrador
El narrador es complejo: pasa de narrador testigo a omnisciente con naturalidad, cuando empieza a mostrar al lector el pensamiento de los personajes. De entrada se presenta como un cronista de sociedad, que hurga en la vida privada de los personajes; pero acto seguido adopta una perspectiva omnisciente e incorpora los pensamientos de los personajes, bien registrando sus monólogos interiores, bien recurriendo al estilo indirecto libre.
También recurre a la elipsis cuando no le interesa contar: nunca se sabrá si el sobre que lleva Centeno en el capítulo I es el mismo que abre Amparo en el capítulo XI, ni qué dicen las cartas que quema Marcelina.
A propósito de cartas, éstas son usadas, bien como pretexto para dinamizar la acción, o como técnica para hacer hablar directamente a los personajes. Así, encontramos la larga carta que Polo escribe a Amparo, o los trozos de las que Agustín escribe a su primo Claudio.
Además de la elipsis, encontramos retrospecciones, que utiliza, una vez presentados los personajes, para conocer los antecedentes de los mismos. Por ejemplo, a Pedro Polo lo conocemos en el capítulo XIII pero sabremos su historia en el XIV.
El narrador, a menudo, comenta la acción, incorporando digresiones con sus criterios en torno a temas, ya en tono didáctico, ya de crítica social, ya satírico. De esta forma se distancia del narrador naturalista, que aspiraba a una máxima objetividad científica.
El narrador posee una concepción conflictiva de la realidad, muy cervantina, por lo que tiende a mostrarnos a los personajes desde distintos puntos de vista. Este perspectivismo se aplica con insistencia con Amparo, que es presentada como mosquita muerta, como virtuosa, como hipócrita y hasta como histérica. De ahí tal vez sus denominaciones cambiantes: Amparo – Tormento – Emperadora.

9.      Novela de interiores
Emparentada con el teatro, Tormento se desarrolla fundamentalmente en el interior de alguna casa. Estas suponen una extensión de los interiores de las conciencias que el novelista busca retratar. En el caso de Amparo, por ejemplo, la joven siente un equilibrio interior poniendo orden y limpiando a su alrededor. Con esta limpieza expresa su deseo de un hogar limpio, legítimo, ideal. No es casual que la joven intervenga en la limpieza de tres lugares distintos: la casa de los Bringas, su propia casa y la de Pedro Polo.
Los ambientes en que se mueven los personajes son determinantes a la hora de comprender sus acciones y caracteres, según la doctrina naturalista. Las casas no son un simple decorado, sino que nos hablan de sus dueños. Por eso Rosalía se esfuerza en mostrat su nuevo hogar a los invitados, y Felipe describe los pormenores de la casa de su amo. Es una sociedad que vive de apariencias, y la casa es una prolongación del alma de los personajes.

10.  Estilo
Los diálogos entre los personajes son frescos, espontáneos, sin asomo de tirantez, sin poses ni máscaras: uno escucha lo que podría haber escuchado —salvando las distancias temporales y artísticas— de haber estado presente en la conversación entre dos personas de carne y hueso. Y lo mismo ocurre con los monólogos internos de los protagonistas, dignos ejemplos de este recurso literario, y que nos representan vivamente la psicología del que piensa.

El lenguaje es una proyección de la personalidad, de ahí que Galdós se valga del lenguaje para caracterizar a los personajes. En consecuencia, es lógico que Rosalía, o Refugio, empleen un lenguaje castizo y chulesco (tontaina, fantasmona, gandulona, tener el entendimiento lleno de papas…). Otro ejemplo lo tenemos en Ido del Sagrario, quien en el primer capítulo utiliza un lenguaje literario, por la contaminación de su oficio de escritor de folletines ( carape, ¡con cien mil de caballo!).  Agustín Caballero es consciente de que el lenguaje marca socialmente, y por ello, en su deseo de integración social, confiesa haber comprado y diccionario y una gramática para vencer sus dificultades ortográficas. 

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